Pinturas abstractas: "¿Qué les puede gustar?"

Dr. Hugo D. Valderrama | Médico neurólogo - Máster en Neurociencias (Mat. 5010)

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En muchas piezas musicales, las notas pueden estar combinadas sin ninguna lógica o entendimiento para el espectador. La mayoría asimila el hecho que, aún cuando no representa nada en concreto, la música puede generar las más subjetivas y variadas emociones. Entonces, ¿por qué muchos no asimilan de la misma manera las pinceladas en un cuadro?

Hay más contrapreguntas. “¿Qué ves en ese cuadro que es tan simple que parece pintado por un chico?”, contrapregunta: ¿Solo te atrapan las películas con mucha técnica o producción?. “¿Cómo le dan tanta importancia a una línea roja sobre un fondo azul?”, contrapregunta: ¿Un logo, cuanto más original, simple y directo transmite una sensación, menos importancia se le da?

La capacidad de abstracción no es solo utilizada en las artes, sino también en las ciencias y en el día a día. Como cuando un amigo nos cuesta su angustia y lo aconsejamos reinterpretando la base del problema, que quizás él no está pudiendo dilucidar al analizar sólo lo concreto y literal.

Todos poseemos esta función mental, en la que está involucrado principalmente el sector cerebral detrás de nuestra frente (lóbulo prefrontal). Es un componente trascendental en las decisiones más importantes, esas decisiones “de fondo”.

El cerebro es materia que puede generar y sentir lo que no es materia. Dicho de otra manera, es un órgano concreto que puede percibir y producir lo abstracto. Hay que tomar conciencia de esta capacidad que tenemos todos y utilizarla para los diferentes estímulos que nos llegan. Sean notas musicales, pinceladas de colores, formas en una escultura, combinación de palabras en un texto, o distintas situaciones de la vida que lo requieran o exijan.

Hay reacciones de las neuronas que son prácticamente universales, como ser, tonos rojizos transmiten calor y las pinceladas azuladas se asocian al frío. Pero es en las discrepancias, donde el arte abstracto se vuelve apasionante. El cuadro colgado en la pared quizás sea el mismo. Las conexiones neuronales moldeadas por la vida de las personas que lo observan son infinitas.

La actividad que genera un cuadro en el sistema límbico (sectores básicos en procesamiento emocional), es totalmente distinta si hace poco falleció un ser querido o nació nuestro primer nieto, como ejemplo. El tejido de sensaciones que despierta el arte abstracto, es tan intrincado como la vida misma. Varía de persona a persona y en nosotros mismos en diferentes momentos de nuestra vida.

Por otro lado, no solo la luz, el momento histórico, o el contexto en donde esta expuesta la obra, cambian lo que transmite, sino también nuestras reacciones. Si el que llega para apreciar la obra, detecta en nosotros un rostro de temor y nuestra mano alrededor de nuestro cuello, es probable que se impregne más rápido de una sensación de ahogo que transmite la obra. Por ello lo multidireccional, lo abstracto nos puede cambiar y nosotros podemos cambiar la interpretación de lo abstracto. Aquí la importancia en la influencia de un crítico de arte, o la simple transmisión de opiniones.

Vivimos en una representación química generada en nuestro cerebro, a veces muy fiel y otras para nada, de lo que es real. Esa variabilidad en la representación, es lo que nos permite crear algo distinto. Wassily Kandinski, uno de los padres de la pintura abstracta, decía: “es bello lo que procede de una necesidad interna del alma”... desde la neurociencias “una necesidad interna del cerebro”.