Robbie Williams, de 50 años con más de tres décadas en los escenarios, contó que su visión empeoró de forma progresiva y que sospecha que las inyecciones para perder peso son las responsables. Relató que desde hace semanas ve borroso; en un partido de fútbol americano los jugadores le aparecieron manchas en el césped y en un concierto no pudo reconocer las caras del público. Cambiar la graduación de sus gafas no mejoró la vista
El artista atribuye el problema a tratamientos inyectables empleados para reducir el apetito, entre ellos la tirzepatida, comercializada como Mounjaro, y otros basados en agonistas de la vía GLP-1 como la semaglutida, muy usados off-label para adelgazar. Williams explicó que estos medicamentos, indicados originalmente para diabetes tipo 2, se popularizaron en los últimos años por sus efectos sobre el peso corporal
El cantante advirtió que, si la situación continúa, podría quedarse ciego de un ojo, un riesgo que le preocupa por su actividad profesional. Su testimonio, recogido por The Sun y difundido por medios internacionales, reabrió la discusión sobre supervisión médica, presión estética y automedicación en tratamientos que prometen resultados rápidos
El mensaje del cantante
Robbie Williams pidió que su experiencia sirva de alerta para quienes utilizan esos fármacos sin control médico. Indicó que su situación mostró síntomas claros y que cambiar gafas no resolvió el problema, por lo que reclamó mayor atención clínica antes y durante los tratamientos
El testimonio también plantea una dimensión humana: el impacto en la rutina profesional y personal de un artista que vive de la relación con el público. Ver como manchas en el césped durante un partido y no reconocer caras en el público son microdetalles que ilustran el efecto real sobre su trabajo
Tras su revelación, Williams insistió en advertir a quienes recurren a estos fármacos sin la debida supervisión