Una boa constrictor occidentalis de 2,37 metros fue hallada el martes por la tarde en una casa de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, en el departamento Orán, provincia de Salta.

Una boa constrictor de 2,37 m fue rescatada por Bomberos Voluntarios tras el aviso de vecinos en una vivienda de San Ramón de la Nueva Orán. El ejemplar, de la especie autóctona lampalagua, fue liberado en un entorno natural para preservar su bienestar y evitar riesgos.

Una boa constrictor occidentalis de 2,37 metros fue hallada el martes por la tarde en una casa de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, en el departamento Orán, provincia de Salta.
El hallazgo se produjo poco después de las 19 horas cuando los moradores de una vivienda ubicada en la intersección de calle Chaco y avenida Esquiú advirtieron la presencia del reptil y alertaron al sistema de emergencias 911.
La aparición del reptil sorprendió a los vecinos debido a su tamaño y a que se encontraba dentro de un sector utilizado como lavadero, camuflado entre objetos y botellas acumuladas.
Ante esta situación, personal de los Bomberos Voluntarios de San Ramón de la Nueva Orán acudió al lugar para evaluar y llevar a cabo el procedimiento de rescate de manera segura tanto para los residentes como para el propio animal.
El operativo se desarrolló con especial atención a protocolos de manipulación de fauna silvestre. Los bomberos procedieron a identificar el ejemplar y aplicar las técnicas necesarias para la captura sin daños, priorizando la seguridad de quienes vivían en la casa y la integridad física de la serpiente.

La boa encontrada pertenece a la subespecie Boa constrictor occidentalis, conocida localmente como lampalagua o boa de las vizcacheras, propia de regiones subtropicales y de las Yungas salteñas. Esta especie forma parte de la fauna autóctona de la zona norte argentina y puede desplazarse ocasionalmente hacia áreas peridomésticas, especialmente en cercanía de espacios naturales.
Los bomberos detallaron que se trata de una serpiente no venenosa. Su método de defensa y caza es la constricción, que consiste en rodear y ejercer presión sobre la presa hasta inmovilizarla. Aunque no libera toxinas, una manipulación inadecuada puede causar mordeduras dolorosas, por lo que la intervención especializada fue clave para evitar lesiones.
Tras su captura, el ejemplar fue trasladado hasta un sector agreste cercano al río Blanco, dentro de un ámbito que forma parte del ambiente natural de las Yungas salteñas.
El objetivo de esta reubicación fue reintegrar a la boa en su hábitat habitual y reducir las probabilidades de futuros encuentros conflictivos con residentes urbanos o riesgos asociados a la presencia del reptil en zonas habitadas.
Este tipo de intervenciones —que combinan la participación de servicios de emergencia con protocolos de manejo de fauna silvestre— se ha convertido en una respuesta cada vez más frecuente en regiones donde el límite entre el monte y los sectores urbanizados es difuso, algo característico de varias localidades del norte argentino.

La presencia de especies como la lampalagua en cercanías de viviendas no es habitual, pero tampoco aislada. Las Yungas conforman un bioma con alta biodiversidad y fuerte interacción con actividades humanas. Según especialistas, los desplazamientos de fauna hacia áreas urbanizadas pueden estar asociados a la búsqueda de alimento, cambios en las condiciones climáticas o a la alteración de su hábitat natural.
Las autoridades de distintas jurisdicciones recomiendan que, ante la detección de reptiles u otros animales silvestres, los vecinos eviten el contacto directo y se comuniquen con los servicios de emergencia para que personal especializado pueda realizar el rescate. En muchos casos, estos animales no representan un peligro directo para las personas si se los deja en manos expertas.
Los protocolos de manejo de fauna silvestre, aplicados por fuerzas ambientales y equipos de rescate, buscan minimizar el estrés y el daño a los ejemplares, al tiempo que se reduce el riesgo de incidentes con la población.
La reubicación en zonas apropiadas —como áreas boscosas o cercanas a ríos— es una práctica habitual que favorece la preservación de las especies y la convivencia entre comunidades humanas y la naturaleza.