Un barrendero municipal murió esta mañana en la ciudad rionegrina de Cipolletti, por la explosión de una bomba de fabricación casera que había sido dejada en el interior de una mochila, en las puertas de la escuela de cadetes de Policía, informaron fuentes policiales.
En tanto, otro artefacto similar, también en el interior de una mochila, fue desactivado por la brigada anti explosivos de la policía local antes de que explotara enfrente de la sucursal de la empresa Telefónica, a dos cuadras de distancia del lugar anterior.
La escuela de cadetes de policía de la ciudad de Cipolletti se encuentra en calle Fernández Oro, casi esquina Sáenz Peña, a 7 cuadras de la plaza principal de la ciudad y a 20 metros del hospital provincial.
Según las fuentes, el estallido provocó la muerte instantánea del barrendero, identificado por la policía con el apellido Maciel, de unos 60.
La mochila estaba junto al gabinete de gas de la escuela de Cadetes, en donde no hay clases por el receso invernal.
El efecto de la explosión fue tan importante que el cuerpo del hombre fue arrojado a más de 5 metros de distancia y provocó el estallido de los vidrios del frente de la sede del establecimiento policial y otras viviendas de esa cuadra.
El comité de seguridad de Cipolletti se encuentra reunido en la municipalidad para analizar el caso y adoptar medidas, dijeron las fuentes.
El gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, calificó de "manos cobardes" a quienes colocaron la bomba que provocó la muerte del barrendero público, y dijo que hará lo posible para encontrar a "los autores de tan aberrante hecho".
El mandatario provincial dijo que el ataque fue realizado por "manos cobardes que se amparan en el anonimato", y transmitió todo el apoyo y solidaridad para con la familia del empleado fallecido, al igual que con el intendente Alberto Weretilneck".
Fuentes oficiales dijeron que Saiz comprometió todo lo que esta al alcance del Poder Ejecutivo "para encontrar a los autores de este tan aberrante hecho".
"Me siento conmocionado por la noticia de este suceso, promovido y ejecutado por manos cobardes que se amparan en el anonimato para realizar ataques como éste que, lamentablemente, nos remiten a épocas de nuestro país que, pensábamos, habían quedado en el pasado", añadió.
Saiz sostuvo además que "trabajaremos en conjunto para encontrar a él o los responsables, para que tengan el debido castigo y que así no puedan seguir llevando oscuridad sobre una sociedad en la que estos cobardes no tienen lugar".
"Afortunadamente, se pudo desactivar el segundo aparato explosivo antes de que sucediera otra tragedia; obviamente, no se trató de un accionar al azar, sino de un operativo cuidadosamente montado, con un fin específico y realizado seguramente por algún experto, lo que nos llena de preocupación", añadió.
Saiz sostuvo finalmente que ratificaba todo su "compromiso y el de su Gobierno para ayudar a dilucidar este cobarde ataque, de manera tal de poder seguir abonando a la paz social por la cual venimos trabajando desde el primer día de mi gestión".
Por su parte, el intendente Weretilneck calificó como "una barbarie" la colocación de los dos artefactos explosivos.
"Esto es la barbarie en la máxima expresión, una locura, una irracionalidad en la máxima expresión", dijo Weretilneck y describió que "la víctima podía haber sido un estudiante, una enfermera, podía haber sido cualquiera. El destino quiso que fuera un empleado municipal, pero podía haber sido cualquier cipoleño".
Télam




