Por Gustavo Capeletti

En el barrio Aborigen, el joven de 19 años fue ultimado a golpes en la cabeza. Por el hecho fueron detenidos dos sujetos: padre e hijo. La policía debió disparar cartuchos antitumulto para dispersar a familiares.

Por Gustavo Capeletti
Como si la celebración del Viernes Santo y la medida vigente de aislamiento social preventivo y obligatorio no fueran motivos suficientes para guardar conducta, en la noche del 10 de abril en Calchaquí sucedió un brutal crimen pasadas las 21:30.

A la hora indicada, varios llamados al número de emergencias policiales 101 alertaron acerca de que en el barrio Aborigen se estaba produciendo una gresca entre varios sujetos. Varias patrullas de la Comisaría Segunda y de la policía rural” Los Pumas” acudieron al lugar, la cuarta entrada al barrio de la comunidad originaria.
Una vez allí, los agentes policiales pudieron divisar, sobre una calle que se orienta de sur a norte, una gran cantidad de personas y tendido sobre la calzada, sin vida, a un joven de 19 años que presentaba sobre su rostro y cuero cabelludo manchas de sangre.
Una ambulancia con personal del Servicio de Emergencias Médicas del municipio local junto al galeno en turno del Samco fueron requeridos de inmediato. El médico Juan Serrano dictaminó el deceso en el mismo lugar del hecho de sangre. El muerto fue identificado como Luciano Daniel Jesús Cañete, de la edad mencionada.
Tres fracturas
En principio, el deceso sobrevino a causa de tres fracturas de cráneo que recibió quien se apodaba “Tayson”, tras trenzarse en riña con dos hombres, padre e hijo, de apellido A.
De acuerdo a la investigación penal en curso, Cañete tenía una hija con una mujer con la cual estaba separado y que había logrado forma pareja con uno de los acusados. Anoche, llegó hasta la vivienda de su ex compañera y a punta de cuchillo - con el que rasgó la lona que oficiaba de pared improvisada de la casa - pretendió llevarse a la menor.
El nuevo conviviente de su ex pareja y madre de la chica salió entonces raudo desde la morada y con un hierro que usaba para trabar la puerta le habría asestado un golpe en la cabeza. A esa pelea se unió su padre - según datos preliminares - y ya entre los dos le habrían propinado varios golpes en la zona craneal que provocaron que Cañete muriera tirado en la calle.
Disparos
La presencia policial y el arresto de ambos desató la indignación de sus familiares que tuvieron que dispersados por los agentes del orden mediante disparos con escopetas cargadas con cartuchos antitumulto.
Es que al momento en que los uniformados se encontraban abocados a las actuaciones de rigor, desde las periferias del barrio una gran cantidad de personas comenzaron a insultar e intentar agredirlos. Al punto que, desde una casa aledaña, arrojaron contra los policías elementos contundentes (piedras y cascotes).
Ambos A., padre e hijo, fueron aprehendidos, acusados de ser los autores materiales del crimen. El fiscal UIF Vera que interviene en el caso, Gustavo Latorre, ordenó que queden detenidos. Mientras que el resto de los revoltosos que atacó a la policía terminó arrestado hasta determinar participación.
Hierro y chicote
En el lugar del hecho trabajó personal de Criminalística de la Unidad Regional XIX y efectivos del Grupo de Acción Táctica, que actuaron de refuerzo, al mando del jefe departamental Julio Lucero. En el lugar de los hechos, los investigadores secuestraron un hierro de 1,20 metro de largo y un chicote, ambos elementos manchados de sangre.
El profesional médico que intervino desaconsejó la realización de la autopsia por estar clara la causa de la muerte. El cuerpo de Cañete fue entregado a sus familiares para su velatorio y posterior inhumación.