El brutal crimen de Esteban Toffolini y un grito por justicia que lleva más de once años
Lo mataron hace más de once años para robarle la moto, en barrio San Martín. Su hermano Leonardo estuvo como invitado en el programa de TV Santa Fe Policiales. La investigación, que estuvo dormida, tomó impulso.
Leonardo Toffolini con los conductores del programa, Verónica Ensinas y Danilo Chiapello. Foto: El Litoral
Esteban Toffolini fue asesinado a sangre fría la noche del 29 de abril de 2014. Los homicidas le robaron su flamante moto. Su cuerpo sin vida quedó tendido en una vereda de calle Espora al 4200. A pocas cuadras, lo esperaba su familia para festejar el cumpleaños de su papá. Tras más de once años, el crimen permanece impune. La semana pasada, Leonardo, hermano de la víctima, participó del programa televisivo Santa Fe Policiales y volvió a pedir la colaboración de testigos.
“Esteban era una persona tranquila, amante del fútbol, de la historia. Estaba estudiando, trabajaba y vivía con mis padres. Tenía el proyecto de irse a vivir a España para trabajar de guardavidas, teóricamente iba a viajar en junio. En eso estaba cuando pasó todo esto”, se lamentó el hermano ante los periodistas conductores Danilo Chiapello y Verónica Ensinas.
“Era buen hermano -agregó-, buen hijo, buen amigo. Ese día era el cumpleaños de mi papá. Estuvimos cenando. Lo llamé a la tarde para ir juntos, pero tenía apagado el celular. Nunca estaba muy pendiente del teléfono. Estuve en casa con mi esposa como hasta las 23 o 23.30 y después nos fuimos. Al rato llamó mi papá con la noticia”, recordó Leonardo frente a las cámaras del programa que se emite por CyD Litoral todos los sábados, de 13.30 a 14.
“Luego, con mi papá salimos a dar vueltas hasta que dimos con el cuerpo, que estaba en dependencias del Poder Judicial. Nos cambió la vida. Los primeros fiscales de la investigación no tenían la fuerza para motorizar las pruebas. Esperaban que caigan los elementos a la Fiscalía. No lo concibo. No hubo avances”, se quejó el hermano mayor de Esteban.
Jorge, el papá de la víctima, hizo sus propias averiguaciones. No se cansó de recorrer las calles de barrios San Martín y Las Flores para buscar información. Así fue que conoció el apodo “Cacho Carne”. Más de un vecino le contó que este hombre y oscuros personajes de la zona fueron los autores del asesinato.
El rol de detective no era algo que él deseaba, pero no soportaba la idea de que el homicidio quede impune. Por esa época, mientras Jorge compraba artículos en un negocio de su barrio Las Flores II, alguien se acercó desde atrás y le susurró al oído: “Te vamos a matar”. Cuando se dio vuelta, el autor de la amenaza ya se había escabullido entre los clientes para desaparecer.
Leonardo y Esteban, su hermano menor. Foto: El Litoral
Impulso
“Cuando designaron al fiscal Omar De Pedro la causa tuvo una motorización distinta. Se halló el arma homicida, una pistola calibre 11.25”, relató Leonardo.
Este hallazgo del funcionario del Ministerio Público de la Acusación fue insólito. Cuando llegó la documentación a su despacho, leyó que el arma homicida había sido secuestrada, pero en partes, en dos procedimientos distintos. No obstante, al solicitar la evidencia comprobó que en realidad la pistola 11.25 había sido hallada entera y en un mismo operativo.
La confusión se dio porque el perito que catalogó la bolsa que contenía el arma le otorgó un número que podía leerse diferente, según si se lo observaba hacia arriba o hacia abajo.
“Hay recompensa para quien aporte información. Después de tantos años, aparentemente los autores del hecho están presos por otros delitos. Esperamos que la gente reflexione, que se anime a hablar. Queremos que sepan que se va a resguardar la identidad. Hallar a los culpables no nos va a devolver a Esteban, pero sí será un aliciente”, imploró “Leo”.
“Esperamos que recuerden a Esteban como lo que era, una buena pesona, un buen hermano, un buen hijo. Esperamos que las instituciones funcionen. Muchas veces no es así, porque falla el Estado, la policía no previene el delito; y luego de sucedido el hecho falla la Justicia en la investigación. Si todo funcionara debidamente yo no estaría acá hoy”, enfatizó.
Esteban tenía pensado viajar a España, donde planeaba trabajar de guardavidas. Foto: El Litoral
Fiscalía
La producción de Santa Fe Policiales también entrevistó al fiscal del caso, el doctor De Pedro.
“Es una causa que el Doctor Carlos Arietti (ex fiscal regional) me consignó par tratar de avanzar, porque tenía estancamiento. Las evidencias habían llegado a un punto muerto”, puntualizó De Pedro.
“Investigamos, determinamos que el arma homicida estaba secuestrada. Se la pudo individualizar, pudimos avanzar y determinar que (tenían vínculo con ella) tres personas que habían sido detenidas por otra situación delictiva ocurrida a los dos años del homicidio (de Esteban)", dijo.
"Seguimos avanzando respecto de estos sujetos, buscando situaciones coincidentes con la fecha del homicidio. Esperamos que se acerque cualquier persona que tenga algún conocimiento del hecho, que pueda aportar algo para la causa, un pequeño detalle puede ser muy importante”, concluyó el funcionario del MPA.
La ejecución
Esteban Toffolini tenía 29 años. Fue ejecutado a sangre fría en la cuadra de calle Espora al 4200 de la ciudad de Santa Fe.
Manejaba su moto nueva, marca Corven, y se dirigía a la casa de su padre Jorge, quien cumplía años ese día. Allí lo aguardaba toda su familia.
Esteban había salido del Instituto Superior N° 12, donde cursaba archivística. Era la tercer carrera que estudiaba. Para conducir con mayor comodidad se había calzado la mochila al revés, de modo que le cubriera el pecho.
Cayó en una emboscada. Vecinos escucharon que alguien gritó "pará, pará" y luego "danos la moto o te matamos". Inmediatamente se sintieron dos cañonazos. Uno de los proyectiles calibre 11.25 le destrozó el brazo. El otro atravesó carpetas y apuntes que había dentro de la mochila y le pegó en el pecho.
Esa bala le cortó la arteria aorta. El joven caminó unos pasos y cayó fulminado sobre la vereda. Murió allí, desangrado, mucho antes de que pudiera llegar el personal de emergencias.
Los asesinos se llevaron la moto, que nunca más apareció.