Un hombre de 26 años fue condenado a tres años de prisión de cumplimiento efectivo por haber robado en una heladería del barrio Barranquitas, en la ciudad de Santa Fe. La pena además se le impuso por otros ilícitos contra la propiedad.
La sentencia incluyó tres delitos más, uno de los cuales también fue contra la propiedad. El hombre firmó un juicio abreviado.
Un hombre de 26 años fue condenado a tres años de prisión de cumplimiento efectivo por haber robado en una heladería del barrio Barranquitas, en la ciudad de Santa Fe. La pena además se le impuso por otros ilícitos contra la propiedad.
Se trata de Marcos Miguel Puigpinos, quien fue condenado por la jueza Susana Luna en el marco de un juicio en el que se abreviaron los procedimientos. El mismo se desarrolló en los tribunales de la capital provincial.
El fiscal Ignacio Orio estuvo a cargo de la investigación de los hechos. Las víctimas, en tanto, fueron informadas sobre lo resuelto y manifestaron su conformidad.
Orio indicó que "aproximadamente a las 13.30 del lunes de la semana pasada, Puigpinos y un hombre que aún no fue individualizado ingresaron a una heladería ubicada sobre la avenida López y Planes al 4.700”.
“Con la intención de robar, el condenado amenazó a empleadas del local con un arma de fuego que llevaba en su cintura", afirmó el fiscal.
"Luego, junto con el otro coautor se apoderaron de 14.000 pesos en efectivo y un celular de la empresa”, detalló. “Inmediatamente después, se fueron del lugar con las pertenencias ajenas”, agregó.
“El domingo 11 de febrero de este año Puigpinos interceptó a un hombre y una mujer en las inmediaciones de la esquina de 9 de Julio y Cándido Pujato, en el barrio Mariano Comas de la capital provincial”, planteó el fiscal.
“Los amedrentó con un revólver de plástico que parecía ser un arma de fuego real y les robó una riñonera que contenía dinero y documentación”, relató.
A su vez, el representante del MPA sostuvo que “en dos ocasiones anteriores, el condenado tuvo en su poder elementos que habían sido sustraídos a diferentes víctimas”, y aclaró que “él conocía la procedencia ilegal de esos objetos”.
En relación al robo a la heladería, Puigpinos –quien no tenía antecedentes penales– reconoció su responsabilidad penal como coautor de “robo agravado por el uso de un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo ser acreditada”. A su vez, admitió la autoría de “robo cometido con un arma de utilería” y dos hechos de “encubrimiento”.
Por su parte, junto con su abogada defensora, el condenado aceptó las calificaciones penales propuestas por la fiscalía, la pena única impuesta y el modo elegido para resolver el conflicto penal.
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