¿Cuál es el plan de Yllana para ir a jugar al “Lejano Oeste”?
Saca a Bernardi del equipo titular para poner un volante de marca, pero arma un bloque ofensivo con tres jugadores de ataque. ¿Equipo contragolpeador o para presionar sobre la salida del rival?
Andrés Yllana, DT de Colón. Crédito: Carolina Niklison
Interesante lo de Yllana en Colón, aunque haya decisiones que no se compartan, sorprendan u obliguen a elucubraciones que no se sabe hasta qué punto se acercan a la realidad. De lo primero, de lo que no se comparte, es ver un equipo que prescinde de aquellos jugadores que pueden generar más juego. El caso puntual y testigo es el de Bernardi, pero se puede sumar a otros, como el pibe Agustín Giménez, el mismo Gallay o Soñora, si se quiere escarbar un poco más en el asunto. Yllana pone tres volantes de corte más bien defensivo en el medio y apuesta a un bloque ofensivo con Barreto, Gigliotti y Lago. ¿Quién les va a llevar la pelota?, ¿quién será el encargado de administrarla para que le llegue a los que van más de punta?
Veamos: el esquema, ¿es un 4-3-3? No parece, por más que los nombres lo insinúen. Daría la impresión – opinión no información – que es más adaptable el 4-2-3-1, con Forneris y Yunis más retrasados y compartiendo la contención, con Talpone más adelantado y jugando detrás de Gigliotti, con la obligación de aparecer por sorpresa pisando el área y con Barreto y Lago tirados por las bandas, con la obligación de retroceder hasta el medio para colaborar en ese bloque de contención en la mitad de la cancha.
Con Talpone en ese “juego” de ser el volante que se suelta, no se gana en claridad o desequilibrio (cosa que le puede dar Bernardi), pero es posible que la idea de Yllana sea la de apretar sobre la salida del rival. Y en ese caso, Talpone puede ser un buen elemento para que el fútbol de Morón no fluya, al menos con libertad.
Yllana tuvo un mensaje optimista luego de la victoria agónica ante Talleres de Remedios de Escalada. Se entiende. Es mejor construir desde lo positivo. Y lo positivo – lo único – fue la victoria. Seguramente, de puertas para adentro habrá analizado las muchas cosas negativas que se le vieron al equipo, en una actuación que fue deficitaria aunque con un resultado beneficioso y que le puso un manto de relativa tranquilidad al espeso momento que se vivió con las seis derrotas consecutivas.
Andrés Yllana. Crédito: David Lokman
Metió mano en el equipo y en el planteo. Es cierto que debía realizar dos variantes obligadas, con la lesión de Facundo Sánchez y la vuelta de Talpone. Pero sorprende la salida de Bernardi y ese trío de mediocampistas de marca y despliegue que, a priori, le otorgan un concepto más defensivo al equipo, lo cuál no implica que así sea, porque, como siempre se dice y es cierto: en fútbol, amontonar delanteros no significa ser más ofensivo.
La realidad es que Yllana pasa de un mediocampo con un solo volante de contención ymucha gente del medio hacia arriba ante Talleres, a un equipo en el que agrega un volante más neto de marca, por Yunis, y otro volante batallador y con despliegue como es el caso de Talpone.
Otra posibilidad es que Yllana plantee un partido más de contragolpe, aprovechando la velocidad de Barreto y Lago, achicando espacios en el medio o en el campo propio, para salir con rapidez. Y en ese aspecto, también Talpone puede ser una compañía por su dinámica y capacidad de sacrificio.
Colón debe mejorar en todo. Nicolás Thaller dijo en rueda de prensa que “estamos mejorando en lo físico”, dejando también en evidencia las carencias que hubo, en ese aspecto, en el anterior período. A lo físico, hay que agregarle la poca seguridad que otorga la defensa, la ausencia de fútbol y los problemas para convertir, independientemente de tener un delantero con capacidad de gol como Gigliotti, que es el único delantero neto que hoy tiene disponible Yllana y que lo obligará a pensar en ese puesto para reforzar el equipo cuando se abra en breve el mercado de pases. En consecuencia, está bien que mueva el equipo, que busque variantes, que no se quede con una única receta hasta que consiga mejorar un nivel futbolístico realmente pobre.
El primer tiempo con Talleres fue de un bajísimo nivel y hasta llevó a jugadores de mucha experiencia y jerarquía, como Gigliotti, a caer en la impotencia y la intrascendencia, traducida, en el caso del “Puma”, en un retroceso excesivo para tomar contacto con la pelota, justamente porque la pelota no le llegaba. No es lo aconsejable y se corrigió en el segundo tiempo a partir del adelantamiento del equipo y de los cambios que se fueron realizando.
Es un partido duro el de Morón, un equipo que viene en racha (ganó cuatro y empató uno de los últimos cinco), además de estar invicto en condición de local. Hay que sumar. A esta altura, con este nivel y hasta que se nutra de confianza, el empate de visitante suma. Y ganar, sería otro envión para materializar una recuperación que todo Colón ansía como agua en el desierto.
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