Comenzó un nuevo capítulo en la historia del básquet de Colón. La llegada de Leo Spies al mando del equipo en la Liga Argentina no es solo un cambio de entrenador; es la apertura de un ciclo que buscará consolidar un proyecto deportivo que le devuelva protagonismo al club en una de las competencias más exigentes del país.
Spies carga con la responsabilidad de sostener una identidad clara, de potenciar a los jugadores del plantel y de darle al hincha sabalero la ilusión de ver a su equipo competitivo en cada cancha. Colón, como institución, sabe lo que significa estar en los primeros planos del deporte argentino, y el básquet no es la excepción.
No se trata únicamente de resultados inmediatos. La misión de Spies apunta a sentar bases sólidas: trabajo en las divisiones formativas, conexión con la comunidad sabalera y una propuesta de juego que combine intensidad, disciplina táctica y el hambre que siempre caracteriza a los equipos que representan estos colores.
El inicio de la era Spies es, en definitiva, un desafío y una oportunidad. Para el técnico, de marcar su huella en un club con peso propio. Para Colón, de construir un proyecto sostenido en el tiempo. Y para el básquet santafesino, de sumar un protagonista con historia, pasión y una camiseta que nunca pasa desapercibida.
En cuanto al plantel en sí, siguen de la pasada temporada Bautista Fernández, Germán González, Estanislao Crespi, Thiago Chemez y Esteban Espinoza. Se agrega Juan Aldaz desde El Quillá. Por otra parte, volvió Joaquín Fernández, y ya se incorporaron Hans Feder Ponce, Santiago Costa, Elías Cave, Andrés Jaimes y DJ Russell.
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