Emmanuel Gigliotti fue el último jugador de Colón en abandonar el vestuario de la cancha de Temperley, en medio del frio, la lluvia y esa desazón con mucho de impotencia que se apoderó de todos en Turdera.
El delantero sabalero, uno de los pocos que habló luego de la derrota ante Temperley, dijo que el error fue haberse metido atrás para defender el 1 a 0 y que eso no se puede repetir.
Emmanuel Gigliotti fue el último jugador de Colón en abandonar el vestuario de la cancha de Temperley, en medio del frio, la lluvia y esa desazón con mucho de impotencia que se apoderó de todos en Turdera.
“Nada de lo que digamos va a convencer a la gente. El partido no fue malo, pero la gente debe pensar y decir para dentro: ‘Dejá de mentirme, Gigliotti”, fue lo primero que dijo el delantero sabalero, que entró en el segundo tiempo, no tuvo ninguna situación propicia adentro del área y tampoco le llegó una pelota bien jugada desde atrás.
Ya Yllana había dicho lo suyo en ese breve monólogo de menos de un minuto ante la prensa santafesina, dejando una frase que hizo “cosquillas” a todos, cuando señaló que “se viene una semana de toma de decisiones”. “¿Si el técnico habló con nosotros o nos dijo algo después del partido?, no. Con nosotros no habló”, señaló el delantero sabalero.
-Es una pena, porque para mí no fue malo el partido, el error es que nos metemos atrás cuando convertimos el gol. Y hoy, a este Colón, con un gol de ventaja, no le alcanza. Lo dejamos venir y ese es el problema.
-No te puedo decir por qué… Los dos goles en tres minutos es la consecuencia de haberse metido atrás.
-Estamos en una situación crítica, muy mala, tenemos que salir a ganar en todas las canchas y, cuando vamos ganando, hay que ir al frente a buscar más goles y no dejar que el rival se te venga.
-El equipo está golpeado… Hoy nos pusimos en ventaja y el problema es que no podemos jugar a sostener el resultado, tenemos que jugar a ir por más y no lo hicimos.
Cuando Yllana, en el segundo tiempo, metió a Gigliotti por Bernardi, se veía venir que Colón iba a tirar centros para aprovechar la presencia de dos “9” de área como el Puma y Facundo Castro, que tuvo un debut más que promisorio, no sólo por el gol que convirtió luego de una excelente habilitación de Lago, sino porque trabajó bien de espaldas (algo que Gigliotti también hace) y demostró que es un delantero que puede retroceder y aportarle juego al equipo.
En el caso de Gigliotti, fue uno de los jugadores que cedió su lugar (para muchos de manera impensada aunque está más que claro que no está pasando por un buen momento), en esta fuerte decisión que tomó Yllana luego de la derrota ante Deportivo Morón, cambiando más de medio equipo. Puso a Castro para que juegue de “pivote”, le dio libertad de Lago para que lo acompañe como un delantero neto y sin que se estacione por la izquierda, en tanto que prefirió que por allí se recueste Bernardi, que en el segundo tiempo tuvo más movilidad y apareció por otros sectores de la cancha, en el poco tiempo que estuvo hasta que el técnico ordenó su reemplazo.
La autocrítica de Gigliotti se basó en lo que, para él, fue un error: retroceder demasiado en la cancha. Es posible que Colón no haya tenido la capacidad y la serenidad para aprovechar la ventaja que, merecidamente, había conseguido con el gol de Castro, para manejar el partido a través de la tenencia de la pelota. Tampoco se vio tan evidente ese supuesto retroceso, pero está más que claro que Colón se “durmió” en la parte final del primer tiempo, lo aprovechó Temperley y lo dio vuelta en un abrir y cerrar de ojos.
Es decir, al equipo le faltó solidez para entender de qué manera había que jugar el partido con la ventaja a su favor y un rendimiento futbolístico que en ese primer pasaje del partido había sido bastante bueno. Dejó que el rival se agrande, lo ataque y aproveche las ventajas y los espacios que encontró para que el resultado cambie de mano. Y en el segundo tiempo, las imprecisiones y la impotencia se encargaron del resto. Ese “nuevo Colón” que se había visto en la primera media hora del partido, dio paso al “viejo Colón” que sigue sin rumbo, sin claridad y sin buenos resultados.
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