Chau Gamba, el mendocino más “santafesino y tatengue” de los últimos tiempos en Unión
Tuvo dos pasos. En el primero, de cuatro años, se entendió muy bien con Soldano, con Triverio y con Riaño. En este último, de dos años, aportó su experiencia y su entrega irrenunciable. Muy querido por el hincha de Unión, dijo adiós al club a los 38 años.
Lucas Gamba en uno de sus más de 200 partidos con la camiseta de Unión.
Los 201 partidos con la camiseta de Unión y los 34 goles que marcó (algunos de ellos muy importantes como el que hizo en un clásico cuando faltaban cuatro minutos para el final) son de por sí elocuentes para significar lo que fue Lucas Gamba en Unión. Pero a eso se le pueden sumar varios argumentos más que, en conjunto, lo convierten en uno de los jugadores más queridos de los últimos tiempos, reconocido y seguramente entrañable.
Muchos no recuerdan que Gamba llegó a Unión en 2014 cuando Madelón había formado aquel equipo que se “comió” el torneo corto de los diez ascensos a Primera. Era el tercer delantero, detrás de la dupla Triverio-Guerra. Sin embargo, cada ingreso suyo o cada vez que alguno de los titulares le dejaba el lugar, “Gambita” no fallaba. Siendo suplente, hizo cinco goles en ese torneo en el que Unión se fue armando de a poquito, con algo de zozobra al principio (la victoria en Santa Fe ante Crucero del Norte fue el punto de partida) y un andar contundente después.
Aquella inolvidable dupla con Soldano
Luego, en el 2018, llegó su mejor año. Coincidió con la clasificación para la Copa Sudamericana por primera vez, también de la mano de Madelón y formando dupla con Soldano. Gamba hizo 8 goles en 24 partidos, pero en varios de los de Soldano participó como activo “coprotagonista”. Aquel equipo que se había armado para salvarse del descenso, terminó haciendo una muy buena campaña y logrando algo, por ese entonces, único e histórico para el club: la clasificación para un torneo internacional.
Después de aquel 12 de mayo de 2018, cuando Unión consigue aquella victoria ante Independiente con gol de Soldano y su clasificación copera, el Huracán de Alfaro se fija en Gamba y se lo lleva. Recuerdo, estando en el Mundial de Rusia, una charla con “Lechuga”, que en ese momento era comentarista para la cadena Caracol pero ya había firmado su contrato con el “Globo”, confirmando que Gamba era uno de los refuerzos. “¿Y ahora, Gustavo?”, fue la pregunta. “Y ahora lo tengo que ir a buscar a Soldano, porque Gamba-Soldano es una de las mejores duplas ofensivas del fútbol argentino. Se entienden a la perfección”, fue la respuesta.
Y era así, como lo describía el hoy entrenador de la selección paraguaya. “Nos conocemos hasta con la mirada. Yo sé adónde tengo que ir y Lucas sabe adónde me tiene que poner la pelota. Y de la misma forma si es al revés”, contaba con mucha claridad Franco Soldano por aquellos tiempos.
Gamba no solo fue delantero en Unión. Cuando Madelón necesitó cambiar el esquema y armar algo distinto para un clásico en cancha de Colón, lo puso como carrilero por derecha. Y Gamba cumplió.
Siempre se las ingenió para hacerse ver
Más allá de los 38 años que, por lógico imperio de la naturaleza, empiezan a sentirse en un fútbol tan físico y dinámico como el nuestro, Gamba siempre se las ingenió para no dejar de estar en el radar del entrenador. Solo perdió terreno en este último torneo. Sin embargo, en el comienzo aportó soluciones porque era titular con Tarragona. Después, el mejoramiento ostensible de Estigarribia y algunos partidos – y goles – de Colazo, lo ubicaron en la cuarta posición en el ránking de los delanteros de Leo, hasta que llegó el final de su contrato.
Lucas Gamba en acción en aquel clásico en el 15 de Abril en el que marcó el gol de la victoria, en el arco de la redonda, a cuatro minutos del final del partido.
Gamba siempre estuvo cuando Unión lo necesitó. Hay que recordar que su vuelta al club se produjo cuando Unión estaba inhibido (a principios de 2024) y salvado “por un pelito” del descenso. Fue el año en el que más partidos jugó. Y este último apenas le fue en zaga, aunque en la mayoría ingresando como suplente y en los segundos tiempos. Pero siempre aportando esa entrega que lo llevó a identificarse plenamente con el club y el club plenamente con él.
Así fue la despedida. Gamba es mendocino, arrancó en Deportivo Maipú y antes de llegar a Unión también pasó por Independiente Rivadavia. Pero nadie puede discutir que, por adopción, es un “santafesino” y un “tatengue” más.
Después de aquella clasificación del 2018, cuando entre él y Soldano hicieron 18 de los 27 goles de Unión, los dos se fueron. A Soldano lo vendieron a Grecia y Gamba se fue a Huracán. “Yo me fui de Unión con muy buena relación con todos, pero sé que recibí muchas críticas por venirme a Huracán. Yo quería irme afuera, a jugar en el exterior, pero como no se dio, empecé a escuchar las ofertas de Argentina y eran superiores a la de Unión. Fui sincero y me manejé bien. Julio Cataldo, mi representante, recibió muchas críticas... Lo mataron, al igual que a mí... Recibimos críticas, nos bardearon bastante, pero yo no quería quedar mal con nadie. La realidad es que Unión no podía pagarme lo que yo pretendía y Huracán me ofreció más dinero. Era el momento de hacer una diferencia”, declaró Gamba aquella vez, cuando el delantero se fue al vencer el contrato y Unión perdió el 80 por ciento del pase que había adquirido cuatro años antes.
Su salida de Unión se dio por propio peso. Por edad y por un natural declive físico, ya no estaba para dar respuesta a 90 minutos de tanta exigencia. En algún que otro partido, Madelón habló de los problemas para hacer cambios que tuvo en este torneo, en la primera parte, señalando que “a Tarragona y a Gamba los dejo hasta donde puedo”, dejando en claro que ese “hasta donde puedo” implicaba sacarlo antes de los 90 minutos y no solo por cuestiones futbolísticas.
Gamba instaló su nombre en el mundo Unión y se lo recordará como ese delantero que, de alternativa, pasó a ser cada día más importante. Y que fue solución siempre para los entrenadores que lo tuvieron.