Unión tiene un rival a vencer: hacerse fuerte como local
Dilapidó, en el propio 15 de Abril, posibilidades de llegar más alto en la Sudamericana y en la Copa Maradona. Pasó de ser muy duro (17 partidos invicto cuando la gente iba a la cancha) a ser un equipo al que le cuesta más de la cuenta cuando juega de local.
Manuel Fabatía El festejo agónico de Marco Borgnino, Gastón González y Ezequiel Cañete, cuando el partido se iba y Unión no podía con los tucumanos. Terminó siendo un punto tan salvador como injusto, en definitiva, porque el equipo mereció ganar. Pero casi lo termina perdiendo.
Puede que el análisis sea más estadístico que futbolístico, pero no se puede eludir. Con Azconzábal de entrenador, Unión no ha logrado aprovechar la localía. Convengamos que perdió más de lo que ganó, cuando antes eso no ocurría. Es cierto que aquélla muy buena racha con Madelón de 17 partidos sin perder en más de un año en las temporadas 2018 y 2019, se dio en un ámbito diferente. El hecho de jugar sin gente hizo que la ausencia del aporte valioso que puede brindar una hinchada, esté ausente. Por eso se han dado muchas fechas del campeonato (no fue así en esta primera de la nueva Copa), en la que abundaban los triunfos visitantes por encima de los locales. La localía expresada en el hecho de jugar en cancha propia y con su gente, se cumple a medias. Sin la gente, se pierde un aspecto que en muchos casos resulta esencial para inclinar o no la cancha a favor propio.
Unión no tuvo suerte en la Sudamericana jugando como local desde que llegó el Vasco Azconzábal. Perdió con Emelec y tuvo que ir a buscar la clasificación -que consiguió después de jugar un buen partido- en Guayaquil. Y después, con un resultado que podía darse revertirse tranquilamente porque el rival no ameritaba demasiado riesgo y Unión lo había superado en muchos pasajes, de visitante y a pesar del resultado, quedó eliminado en Santa Fe de este torneo por no haber podido doblegar a un Bahía que llegó precedido de cierta endeblez defensiva que Unión no supo capitalizar en Santa Fe y quedó eliminado en ese partido revancha en el 15 de Abril.
En la Copa Diego Maradona le pasó algo similar. En el último partido de la instancia clasificatoria -fase de grupos-, llegó al último partido con chances de entrar en la ronda Campeonato. Atlético Tucumán, con suplentes, le propinó un 5 a 3 que marcó una triste realidad: fallas defensivas que le costaron goles y muchas llegadas y goles en el arco rival que no le alcanzaron, condenándolo a jugar lo que se llamó Zona Complementación.
Allí, buscando un primer puesto que le permitiera ganarla y luego enfrentar al perdedor de la final por un lugar en la Sudamericana de 2022, llegó al último partido en Santa Fe con chances para enfrentar al débil Patronato. Floja actuación defensiva y 2 a 1 en contra que le impidió acceder al primer lugar, que quedó en poder de Rosario Central.
Si bien las únicas tres veces que en la Copa Maradona pudo mantener la valla en cero fueron en partidos que se jugaron en la avenida (0 a 0 con Arsenal, 2 a 0 a Racing y 2 a 0 a Lanús), el equipo falló en los partidos decisivos. Puso en jaque la clasificación con Emelec y recompuso ganando en Ecuador, quedó eliminado con Bahía y perdió dos clasificaciones seguidas con los tucumanos (que estaban clasificados y llegaron a Santa Fe a jugar con suplentes) y Patronato.
Tampoco el arranque de esta nueva Copa fue altamente satisfactorio, como local, porque apenas se conformó con un empate agónico con Atlético Tucumán. A favor, habrá que admitir que el equipo mereció otra cosa, que contó con una decena larga de chances de gol y jugó mejor que el rival. En contra, que le resulta muy difícil aguantar el arco en cero, porque aquélla eficacia que no tiene para definir en el área rival, la termina sufriendo por lo que el rival le propone en el área propia.
Insisto en un concepto: hay que valorar en su justa medida la propuesta futbolística de Azconzábal. Aún habiendo perdido en 4 de los 9 partidos (entre Copa y torneo local) que ha jugado en el 15 de Abril, es justo decir que este Unión de Azconzábal jamás ha resignado a la idea de ser protagonista y de buscar la superioridad sobre el rival a través del juego. El comienzo del ciclo no fue bueno. Y durante el mismo, hubo aspectos en los que se mejoró y otros en lo que cuesta encontrar, al menos, una meseta que inspire tranquilidad.
El viernes pasado se vio un esquema distinto, basado en la utilización de cinco defensores (lo cuál no implica que se juegue con línea de cinco). Se vieron variantes y astucia, más allá de que el hecho de ir perdiendo el partido en su gran parte, lo obligó a buscar sin contemplaciones el arco de enfrente. Habrá que ser más contundente cuando se ataca y menos vulnerable cuando se defiende. En definitiva, el fútbol se analiza por el juego pero el resultado se mide por lo que cada equipo hace adentro del área. Y ahí es el lugar en el que a Unión le cuesta ganar.