Alumnos de la escuela Avellaneda competirán en Concepción del Uruguay con su auto eléctrico
Representará a la ciudad en el certamen que reúne a más de 130 escuelas técnicas de todo el país para poner a prueba sus conocimientos en diseño, mecánica e innovación sustentable.
El grupo técnico de la Escuela Avellaneda durante una jornada de preparación en el taller.
El autódromo de Concepción del Uruguay será sede de una competencia nacional que reunirá a 133 escuelas técnicas de todo el país. Los equipos pondrán a prueba sus conocimientos en ingeniería, diseño, mecánica y trabajo colaborativo con autos eléctricos construidos por ellos mismos. Entre los participantes se destaca la EscuelaN° 478 “Dr. Nicolás Avellaneda”, representante local del desafío.
El profesor Claudio Torres, de Electricidad y Electrónica, explicó que la iniciativa surgió de una motivación personal: “A contrarreloj, terminando todos los últimos detalles, el proyecto nace de la locura que tiene uno de decir 'cómo esta escuela no va a estar representada en el evento que son 130 autos de todas las escuelas técnicas del país'”.
En este sentido, el docente destacó la entrega de sus alumnos: “Los chicos a las 7:30 de la mañana estaban acá en taller, así tuvieran o no clase. Lo hicieron todo ellos; yo no toqué una soldadura, eso también es un orgullo porque se lo pusieron al hombro”.
Sobre las dificultades, Torres reconoció que “lo económico en este momento es lo más complicado, porque hay que conseguir materiales y fondos para comprar todo lo que lleva el auto”. Sin embargo, gracias a actividades solidarias y al apoyo del Ministerio de Educación a través de un programa, pudieron adquirir el kit motriz necesario.
El auto eléctrico diseñado y construido por los estudiantes, con tecnología y materiales adaptados.
Desde cero
El vehículo desarrollado por los estudiantes es un monocasco tipo Fórmula, con suspensión rígida y motor eléctrico, alimentado por cuatro baterías de 12V, que suman un total de 48V. El profesor detalló: “Tiene acelerador de puño manual y un controlador, además de cumplir con las estrictas normas de seguridad exigidas por la organización, como el cinturón de cinco puntos”.
Estudiantes de la Escuela Técnica “Dr. Nicolás Avellaneda” junto al prototipo
En cuanto a las pruebas de la competencia, explicó: “La carrera tiene cuatro etapas: el setup con estacionamiento, un sprint femenino, una picada de 200 metros y la gran prueba final de una hora veinte girando en el autódromo. No gana el más rápido, sino el que logra mantener más tiempo el auto en marcha sin recargar las baterías”.
El objetivo, según Torres, trasciende la competencia: “Lo importante es que los chicos aprendan, que relacionen todo lo que hicieron durante la escuela técnica y lo vuelquen en un proyecto real. Es una experiencia transversal, que une distintas materias y motiva a todos”.
Trabajo en equipo
El alumno Francisco Rodríguez remarcó la emoción del grupo ante su primera participación: “Primero disfrutar, porque es una experiencia nueva. Nuestra meta principal es llegar bien con el auto y que no se rompa. No importa si no ganamos, queremos volver con el auto en una pieza”.
Sobre la organización interna, contó: “Cada uno ya sabe qué tiene que hacer: uno se encarga de la dirección, otros de los frenos o la seguridad. Nos dividimos las tareas y trabajamos en conjunto”. También destacó que el proyecto los unió: “Con algunos compañeros no nos conocíamos tanto, pero el autito nos unió y ahora somos un solo equipo”.
Por su parte, Lucas Muro, uno de los pilotos, señaló que el objetivo principal es aprender: “No vamos a ganar, sino a ver qué tenemos que mejorar para el año que viene. Es nuestra primera vez y queremos sumar experiencia”.
El joven subrayó la importancia de la comunicación durante la carrera: “Vamos a tener handys para mantenernos conectados con el equipo. Tenemos que estar atentos a los medidores de temperatura y a las señales, porque cuando la batería baja debemos reducir la velocidad y administrar la energía”.
Entre risas, contó un detalle particular del equipo: “La piloto eligió el color del auto, que es rosado. Al principio no estábamos del todo convencidos, pero ahora todos estamos contentos con el resultado”.
Para el profesor Torres, la competencia es mucho más que una carrera: “Es un proyecto institucional que fomenta el trabajo interdisciplinario y demuestra que, con esfuerzo, se puede alcanzar cualquier meta”, cerró.