Vecinos de la Costa levantan sus casas con elementos que les ofrece el paisaje litoral
A fines de julio, varios de ellos compartieron sus saberes en un taller de construcción natural del que participó un reconocido maestro. “La tierra es el recurso más abundante del planeta, que son materiales que tenemos a nuestro alcance”, dice el bioconstructor Ricardo Tamalet. Cómo se levanta una casa de barro.
Algunos vecinos de la Costa santafesina utilizan los elementos naturales del paisaje litoral para construir sus casas con barro, paja, madera y arena, entre otros elementos. Así lo hacían hace tiempo los pueblos originarios que transmitieron su saber ancestral. Y así lo replican hoy quienes por convicción personal o por otros intereses vinculados a la necesidad y al cuidado del ambiente mantienen esa cultura asociada a la arquitectura y la construcción.
“Construir con tierra nos atraviesa”, dice Ivana Splendiani, una de las organizadoras del primer encuentro de construcción natural denominado Manos a la tierra, que se llevó a cabo el último fin de semana de julio en San José del Rincón, y se pregunta: “¿Cómo habitamos el lugar que habitamos? ¿Qué legado nos dejaron quienes nos antecedieron? ¿Cuáles son las transformaciones que observamos en nuestros territorios y qué historia nos atraviesa? Construir con tierra, en los márgenes de las localidades costeras, paisajes de islas, arcillas, pajonales y arenas, en convivencias estrechas con los humedales y bañados típicos del paisaje litoral, es posible”, se afirma la mujer que por estos días levanta su hogar con estos materiales.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
Con estos y otros interrogantes, un grupo de vecinos se reunió durante varios días para aprender la técnica de construcción con elementos naturales y su evolución en el tiempo. También participó gente de Córdoba y Buenos Aires. El taller estuvo a cargo de Ricardo Tamalet, bioconstructor y docente oriundo de la ciudad de Mar del Plata. “La tierra es el recurso más abundante del planeta, que son materiales que tenemos a nuestro alcance (diferenciando entre la construcción natural y la bioconstrucción) y que no genera escombros (la construcción convencional es la responsable del 30% de la basura del mundo)”, dijo el referente a cargo del taller. “Si construimos con tierra, paja, adobe, arena, piedras, maderas; todo vuelve a ser tierra. No contamina el medio ambiente a diferencia de los procesos industriales de los materiales convencionales que nos venden de los cuales no tenemos idea de cómo se fabrican”.
“Nuestra historia nos cuenta que hubo un pasado asentado en tierra, que ese recurso del que disponemos de forma generosa y gratuita nos permite construir formas de vida que se mimetizan con las formas que propone sutilmente la naturaleza”, dice Splendiani.
-¿Cómo se construye una casa de barro?
-Una casa de barro se hace abriendo el corazón, usando la mente y trabajando las emociones. Eso primero. Y también se hace con los materiales que nos brinda la naturaleza, usando técnicas ancestrales, con las manos colaboradoras -dice Splendiani-. La impronta de las casas de barro es que se pueden hacer comunitariamente, con los materiales que te ofrece la naturaleza y técnicas ancestrales que nos conectan con nuestras raíces.
Mauricio Garín (archivo)
Encuentros
A primera hora del sábado 27, en el espacio de La Teja, de Santa Rosa al 2300, en Rincón, comenzó un conversatorio en el que confluyeron referentes locales y nacionales de la temática y la historia como telón de fondo. Al ingreso a la sala los asistentes se encontraban con una pequeña muestra compuesta por obras pictóricas de los artistas santafesinos Ricardo Supisiche, Francisco Puccinelli y Matías Molinas, representativas de los paisajes costeros del litoral, y un camino direccionado por materiales naturales como cañas, arena, arcillas de diferentes tipos, pasto, adobes, utilizados en la construcción tradicional.
En un clima familiar y relajado, típico de la Costa, entre mates y reencuentros, la apertura transitó por las presentaciones y socialización de los objetivos del encuentro a cargo de Fernando Marchi e Ivana Splendiani, parte del equipo organizador, las consideraciones de José Testoni referente de la CTA Santa Fe, ente auspiciante del encuentro, y alocuciones de representantes del Concejo Deliberante de San José del Rincón y de la Cámara de Diputadas y Diputados de la Provincia de Santa Fe, entidades gubernamentales que apoyaron y declararon de Interés social y cultural la iniciativa.
Archivo
Desde la organización se explicitó que la convocatoria surgió a raíz de la necesidad de agrupar a constructores naturales de la Costa, compartir experiencias y conocimientos referidos al tema, promocionar la actividad como alternativa sustentable para las familias de la región, recuperar saberes, organizar una red de servicios, consolidar oficios, avanzar en propuestas de normativas para regular acciones, y promover un espacio participativo para la formulación de propuestas.
Los primeros
Seguidamente, la voz y la imagen de la especialista en la materia Carolina Lazzarini, se vieron proyectadas en la pared haciéndose presente su obra pionera en estas tierras, originalmente habitadas por los chañátimbués, quiloazas, colastinés y mocoretás. “Soy arquitecta, egresada de la Universidad Católica de Santa Fe, viví en Arroyo Leyes durante muchos años, me casé y tuve a mis hijos allá, y compartimos con la comunidad un montón de experiencias hermosas”, comenzó diciendo.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
“Iniciamos todo ésto en el año 2009. Yo trabajaba en el estudio de mis padres, en una arquitectura convencional. A partir de conocer a Jorge Belanko, en unos talleres en El Bolsón, empecé a explorar estas nuevas-viejas técnicas y me involucré un poco más con el saber popular, con los conocimientos locales, las experiencias previas que existían en esta zona del litoral”, relató Lazzarini.
“La arquitectura en tierra de los ranchitos de la costa o de las iglesias que habían quedado como testimonio de la primera fundación de Santa Fe, como Cayastá, daban un acervo, una experiencia previa que nosotros estuvimos durante todos estos años recolectando y experimentando. En permacultura hay un término que me encanta que se llama ‘el efecto polinizador’ y refiere a cómo vamos llevando con el viento de la comunicación las experiencias que logramos y cómo vamos interactuando con otros amigos, constructores. Agradecer a Ariel Gonález de la UTN que siempre estuvo apoyando este camino y sus diferentes búsquedas”, expresó Carolina frente a un público conmovido por el repaso de las experiencias.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
Seguidamente, el Dr. Santiago Cabrera, codirector de Grupo de Investigación y Desarrollo en Técnicas de Construcción con Tierra de la Universidad Tecnológica Nacional, dijo que “el desafío es formalizar la construcción con tierra, validar esos conocimientos. A partir de una línea de trabajo de muchos años, hemos experimentado con modelos de otros países también, lo que es la certificación de conocimientos. Con la Universidad Nacional Tecnológica, logramos avalar y generar certificados de oficios en la construcción con tierra, como resultado de la conformación de un grupo grande de trabajo del litoral que abarcaba desde Rosario hasta el norte de la provincia, sobre las técnicas más utilizadas en la región. Hoy en día contamos con cinco módulos que se pueden certificar: quincha, revoques de tierra, fabricación de adobes y de bloques de tierra comprimida y albañilería en tierra; de forma gratuita y a pedido”.
Especialistas
El equipo de especialista de la UTN realizó un mapeo de las casas que se levantaron a lo largo de los últimos años en la Costa santafesina, principalmente en Colastiné, Rincón y Arroyo Leyes. En total suman más de 50 casas levantadas con estos materiales. Pero se presume que por fuera de este registro hay más.
La profesora Graciela Zarza de Alarcón, docente e investigadora rinconera, aprovechó la ocasión para hacer un repaso histórico de algunas técnicas constructivas propias de la región, destacando la existencia de materialidades y habilidades recuperadas de los pueblos originarios, de las comunidades españolas y criollas y de los aportes de las diferentes corrientes inmigratorias que se asentaron en la zona. Destacó, además, la necesidad de aunar los conocimientos académicos con los populares como una forma de favorecer los engranajes de una construcción sustentable y accesible.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
Finalmente, el cierre de exposiciones estuvo a cargo de Tamalet, quien se presentó haciendo referencia a su contacto con la construcción natural de la mano del maestro Jorge Belanko, a la primera casa autoconstruida en sus inicios –su hogar actual- y a toda la obra que viene desarrollando desde hace más de 12 años en distintos puntos del país, diversificada en obra privada y pública, talleres de capacitación y proyectos comunitarios. Gran parte de su disertación estuvo centrada en las ventajas de construir con materiales naturales.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
“Me parece que una de las cosas que hemos perdido, por suerte no tanto en este país y en estos lugares, es la construcción natural y el proceso de hacer nuestra casa”, dijo Tamalet. Y enumeró luego que “el sector de la construcción es responsable del 39% de las emisiones de dióxido de carbono, del 23% de la contaminación atmosférica, del 40% de la contaminación del agua potable y del 50% de la contaminación en los vertederos. Frente a esto, podemos elegir resolverlo, haciendo nuestra vivienda, haciéndonos cargo de la forma y el impacto que queremos generar en el espacio donde vivimos”.
Volviendo a las ventajas de la construcción con tierra, Tamalet resaltó las bondades de los materiales naturales respecto del gasto energético y la posibilidad de acudir a diseños bioclimáticos: “Una casa construida con materiales naturales utiliza sólo un 5% de la energía respecto de la construcción convencional. Entre el 40 y el 45% de la energía del mundo se gasta en construir y, encima, son construcciones deficientes, a lo que se suma el gasto energético para mantener la funcionalidad de dichas viviendas”.
El “Día del Sobregiro”
“Un dato importante es lo que se llama el “Día del Sobregiro” que, paradójicamente, este año coincide con el Día de la Pachamama, y es cuando agotamos el total de la energía que el planeta puede generar en un año y cada año se agota antes por el desmedido derroche”, mencionó el especialista.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
A modo de cierre, el constructor no dudó en repetir una premisa que estuvo presente durante toda su exposición: “Es imperante volver a nuestras costumbres, a nuestra tradición, a construir de manera comunitaria. Nunca deberíamos haber dejado de construir nuestras casas, es un proceso transformador. Somos los únicos animales que no hacemos nuestro hogar, creyendo que no podemos hacerlo. En esta zona tienen todos los recursos disponibles y el apoyo de las organizaciones y el Estado para hacerlo”.
A propósito de este punto, se destacó que en San José del Rincón se cuenta, desde al año 2021, con una Ordenanza que regula la construcción natural, a tono con normativas vigentes en otros puntos del país. Asimismo, se apuntó a la posibilidad de trabajar en conjunto con diferentes estamentos estatales para avanzar en la formulación de proyectos que, una vez aprobados, reconozcan este tipo de construcción, favorezcan su implementación y faciliten los recursos para su acceso.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
Luego de un momento de intercambios se realizó un recorrido por las calles de arena, guiado por la historiadora Zarza, en un periplo de reconocimiento, en las antiguas edificaciones, de las técnicas tradicionales abordadas durante el conversatorio, en un claro ejercicio de práctica cultural y turística, tan necesaria para la puesta en valor del patrimonio costero. Al final del paseo, ya transcurriendo la siesta, el colectivo de constructores y asistentes llegó al Espacio de Kiva, un centro autogestivo donde se realizan talleres anuales de arte y espiritualidad y cuya sede fue construida con técnicas y materiales propios del espíritu del encuentro.
Experimentación
La segunda jornada estuvo marcada por la práctica y la capacitación propiamente dicha. Ese domingo se desarrolló en una obra en construcción, ubicada en San José del Rincón, donde una familia autoconstruye su hogar con asistencia técnica diversa y muchas manos colaboradoras que se suman a la tarea de crear.
Ricardo Tamalet / Mila del Prete
“Los primeros rayos de sol y el calor de un fuego palpitante, abrigaron la convocatoria de más de 30 personas que se reunieron para poner manos a la tierra, aprender de las técnicas ancestrales y construir comunitariamente la vivienda, tal como lo hacían quienes nos antecedieron”, contó Splendiani.
En ese muestreo de posibilidades constructivas para cada etapa de la obra, se armaron rondas de palabras, tareas y colaboraciones. Se tejieron relatos que atravesaron historias personales y colectivas en lo referente a hacer un espacio donde habitar, “un hogar, de otra manera, más amigable, con las poblaciones que nos circundan y el entorno inmediato que elegimos”, dijo la organizadora. “La casa como una gran obra de arte, amasada y contorneada por las manos y el corazón de la comunidad”.
“Otra vez la grupalidad se activa en estas tierras para organizarse en lo colectivo, donde sabemos que es el camino, la salida para resolver los problemas urgentes en la sociedad. Hacer el camino inverso de mirar hacia atrás, a las raíces, la identidad cultural, las tradiciones, para volver a avanzar hacia delante con una visión renovada y empática con la vida”, resumió Splendiani.
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