Las dificultades que atraviesan hoy los conventos San Francisco y San Carlos, ponen el foco en una cuestión: ¿Qué implica la declaración de un edificio, lugar u obra destacada desde lo cultural, patrimonial e histórico como monumento nacional? ¿Las gestiones gubernamentales quedan obligadas a aportar fondos?
Al respecto el actual delegado provincial en Santa Fe de la Comisión Nacional de Monumentos, Raúl D’amelio manifestó, ante la consulta de este medio, que la declaración de carácter histórico y patrimonial “es sólo a los fines de resaltar el lugar en cuestión de otros”.
—¿Cuál es el procedimiento que se sigue para obtener la mención?
—No hay un procedimiento establecido para obtener la declaración de un lugar como monumento histórico. Puede ser por una cuestión histórica, simbólica, tampoco tienen que ser lugares significativos desde lo arquitectónico. Generalmente, hay solicitudes de parte de personas, asociaciones civiles o de amigos u organismos estatales que ese sitio debe ser declarado de interés.
—¿Qué alcance tiene la declaración?
—El decreto declara el lugar en cuestión de interés patrimonial y de carácter histórico. No se fija una relación de tipo contractual, es un título que se otorga en reconocimiento a nivel nacional. La propiedad del lugar del monumento, del edificio, de un predio, de lo que sea, no cambia. En el caso de San Francisco, continúa siendo de la orden. El objetivo es resaltar ese lugar por su importancia histórica por sobre otros edificios, lugares, plazas, etc.
—¿La Comisión Nacional de Monumentos no gestiona fondos ante Nación?
—Eventualmente procura fondos para el mantenimiento o restauración de algún lugar, pero todo depende del presupuesto que la comisión tenga. No hay presupuesto otorgado regularmente, sino que depende de lo que el gobierno nacional otorgue y, en base a eso, se puede enviar dinero. La comisión determina las prioridades. Considero que la comisión no cuenta con el presupuesto para atender a todos los monumentos históricos del país. Respecto de la gestión de las partidas, hay una cuestión un tanto mixta, pero lo cierto es que las cosas no son del todo claras en cuanto a lo económico. Hay claros problemas con todos los sitios, no sólo con Santa Fe.
—¿Está al tanto de la situación que atraviesa el convento de San Francisco?
—Sí. El año pasado, junto a la subdelegada Laura Tarquini, enviamos un informe a la comisión nacional detallando el estado del lugar. Nos pidieron que evaluemos la situación. Detectamos problemas serios de humedad, causados por las filtraciones y en los techos. Es necesario repararlos de manera urgente. Pero no tuvimos respuesta. De todas maneras, considero que no existe una cuestión directa entre que se declara monumento nacional y la obligación de aportar dinero por parte de la comisión o el Estado. Por ejemplo: si se trata de un edificio que es privado, al mantenimiento lo hace el privado, no la Comisión Nacional. En el caso de un convento, en un principio, debería gestionarse por otro medios, pueden aportar empresas o particulares.








