De la Redacción de El Litoral
La prohibición se basa en dos razones: el peligro vial y el maltrato animal. Es un reclamo de años de las entidades proteccionistas.
De la Redacción de El Litoral
Tras años de reclamos de las entidades proteccionistas, marchas y más de 25.000 firmas de santafesinos, el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, envió a la Legislatura un proyecto para prohibir la tracción a sangre en todo el territorio provincial. La prohibición se basa en dos razones: el peligro vial y el maltrato animal. Según el gobernador, esta ley será el comienzo de un proceso que avance en estrategias de protección animal y organización social.
En su primer artículo, el proyecto de ley establece: “Prohíbase la tracción a sangre animal en el territorio de la Provincia de Santa Fe, excepcionándose aquella que se vincule a la actividad rural en todas sus formas y los supuestos que determine la autoridad de aplicación de la presente”.
En los argumentos que acompañan al proyecto, el gobernador menciona “la inseguridad vial que esta práctica representa a todos los miembros de la sociedad, debido a la indiscutible peligrosidad que traen aparejadas estos vehículos a tracción a sangre por no contar con los elementos de seguridad necesarios ni con una estructura estable, sin perjuicio de la suciedad que su circulación conlleva, afectando de esta manera la salud pública el territorio provincial”.
Contra el maltrato
El otro argumento apunta a que “el proyecto entiende a los animales como seres vivos con capacidad de sentir diferentes emociones y sensaciones, con capacidades cognitivas, si bien diferentes a la de los humanos pero no por ello menos valiosas, merecedoras de cuidados y respeto, amparados a su vez en la ley nacional 14.346, sobre malos tratos y actos de crueldad”. En este sentido, concluye que “la tracción a sangre significa sufrimiento para los animales, comportando una situación que resulta menester abordar, privilegiando la salud de aquellos y evitando que se encuentren obligados a soportar jornadas excesivas sin descanso, padeciendo enfermedades o patologías crónicas e infecto-contagiosas sin ningún control veterinario y constantes maltratos”.
Por todos los motivos expuestos, propone la prohibición de la circulación de equinos como medios de transporte en todo el territorio provincial, exceptuando aquellas tareas rurales en donde la seguridad de vehículos y peatones no se vea afectada, y siempre que se respeten las condiciones de salubridad animal.
Este proyecto primero deberá ser aprobado por la Legislatura y luego cada municipio y comuna deberá adherirse a la norma.
Un buen primer paso
Por Cristina Pagani, presidenta de SOS Caballos
Contar con una ley que prohiba la tracción a sangre en toda la provincia es un buen augurio. A diferencia de los gobernadores anteriores, que permanecieron indiferentes a la problemática, incluso ante la presentación de más de 25.000 firmas de santafesinos contra la tracción a sangre, Lifschitz se movió mucho con este tema en Rosario y esperábamos una decisión a nivel provincial.
Para que esta futura ley sea efectiva, deberán tenerse en cuenta varias cuestiones. De lo contrario, sólo será letra muerta. En primer lugar, el plazo de erradicación no puede dilatarse. Hace más de 8 años que venimos pidiendo que se haga algo y que los animales están sufriendo y muriendo en las calles. El "Basta de TAS" (tracción a sangre) no puede esperar más.
Además, hay que plantear claramente qué controles se realizarán para su cumplimiento. Éstos deben ser policiales y judiciales y podría crearse una policía ecológica a tal fin.
En tercer lugar, hay que pensar a dónde se van a enviar a los caballos que ya no sean explotados y prever contar con campos o “santuarios” para que “se jubilen”, en buenas condiciones y con la atención que requieren.
También el Estado deberá contemplar qué medio de sustento le dará a las personas que ya no puedan vivir del carro. Es una responsabilidad que deberá asumir.
Sobre la excepción de lo rural, de todas formas habrá que realizar controles porque hay animales que trabajan en el campo en pésimas condiciones, encadenados, sin agua ni alimento.
Por último, consideramos que la prohibición deber ser en todo el territorio, sin dejar librado a que cada municipio adhiera o no porque la explotación y la muerte del animal están generalizadas en todas las calles de la provincia.