"Gian", el pibe santafesino de 16 años que se hizo de abajo y hoy está en la élite mundial del Jiu Jitsu
Gianluca Oporto ganó en Brasil una competencia donde se midió con los mejores del mundo. Junto a su profe entrena a diario y en el gimnasio todo se hace a pulmón. Nació en Santa Rosa de Lima, viene de familia laburante y toma la perseverancia y la disciplina como sus valores de bandera. Historia de vida más allá del deporte.
Con sus medallas. Gianluca mostrando sus logros en el gimnasio donde entrena de lunes a sábados. Crédito: Manuel Fabatía
Gianlunca Oporto mira desde lo alto de su mastodóntica humanidad -tiene una altura de 1,95 metros y pesa 110 kilos-, estrecha la mano saludando, firme pero sin estrujar, y después sonríe. Tiene el pelo mechado a la moda de hoy y rostro de pibe bonachón; habla como aquellos que nacieron en un barrio populoso, sin medias tintas y con esa simpleza que hace el entendimiento más fácil. Gianluca es luchador de Jiu Jitsu, es santafesino, nació y se crió en Santa Rosa de Lima, tiene tan sólo 16 años y ya está en la élite mundial de ese deporte.
Hace unas dos semanas, "Gian" -como lo conocen todos- participó en una competencia franquicia denominada Copa Podio, que se realizó en Brasil. Se alojó con su profe en un campamento de entrenamiento. Y llegó ahí por invitación, ya que previamente había ganado casi "de taquito" una instancia intermedia -sudamericana- que se desarrolló en Buenos Aires.
"El respeto, el pedir permiso o disculpas, decir gracias, mantener un perfil bajo... Este deporte te da esas conductas que los tenés que llevar a todos lados", dice el joven. Crédito: Manuel Fabatía
En el país carioca, compitió en la categoría Adultos (con contrincantes mayores; él es Juvenil, por su corta edad): y no sólo la ganó, sino también se consagró en la categoría denominada Absoluto, que es sin límites de peso.
Luego del logro Gian retornó al barrio, y como lo que es ("un campeón") lo recibieron sus hermanos y los vecinos con pasacalles de arengas y felicitaciones, hasta con bocinazos; su papá Luis lo esperó con la bandera argentina flameando. Seguramente hubo un festejo posterior, más íntimo y familiar.
"Lo vivido en la competencia fue para mí una experiencia única. Desde que empecé a entrenar, nunca imaginé llegar tan alto y tan pronto. Hace un año y siete meses que venimos trabajando constantemente y sin parar. Disfruté cada momento", le cuenta Gianluca a El Litoral.
El Jiu Jitsu, cabe explicar, es un arte marcial que abarca una gran variedad de sistemas de combate modernos. Cada luchador busca derribar a su oponente o llevar la lucha al piso, y se trabaja sobre las articulaciones y la fuerza para "someter" al contrincante.
"Se puede ganar por sumisión o por puntos. En cinturón azul cada lucha dura seis minutos; en cinturón violeta, siete; en marrón ocho, y en cinturón negro, 10 minutos en adultos de 19 a 30 años", explica el profesor y entrenador de Gianluca, Maximiliano Olmedo, que lleva adelante la Academia de Jiu Jitsu SFFT-SUR (gimnasio Galpón Del Sur).
Siempre es difícil ir a luchar a Brasil, porque ese país es como la meca de la disciplina. "Gian no sólo fue, sino que además ganó en un categoría que no le correspondía (con Adultos; él es Juvenil); es algo que no se ve esto muy seguido, un logro impresionante. Uno de los entrenadores más importantes que estuvo en el evento nos dijo: 'Aquí (por Gian) hay un futuro campeón mundial'. Así como te lo cuento. Él es muy chico y tiene una enorme proyección para crecer en su carrera", valora el profe.
Su vida y cómo empezó todo
Gian nació en Santa Rosa de Lima y allí vivió hasta los 13 años. Su papá Luis es y su mamá Graciela, los dos laburantes. "Nosotros salimos de abajo, pero gracias a Dios ambos tienen trabajo", dice el joven. Va al 2° de la secundaria, en la Normal Superior que está sobre calle Saavedra. Estudiar y terminar la educación básica "es un mandato a cumplir: Gian tiene que andar bien en la escuela para poder hacer deporte, sí o sí", subraya su profesor, como marcándole de qué va la cosa. Gian lo mira con complicidad y sonríe: él ya sabe cómo es.
En el fondo de la pared del gimnasio, toda una definición motivacional: "Ellos hablan, vos seguí entrenando". Crédito: Manuel Fabatía
En 2020, su hermano mayor de los cinco que tiene le dice: "Che, vamos a entrenar Jiu Jitsu". "A mí no me convencía mucho, ¿viste? Hasta que él agarra una bermuda, me la da y fuimos. Probé. El profe Maxi y los chicos del gimnasio (son unos 40 alumnos, de edades muy diversas, varones y mujeres) me recibieron como si fuese un hijo. Y desde entonces seguí probando, y seguí", narra Gian. A los cuatro meses de aquel primer entrenamiento, compitió por primera vez. Sí, sólo pasaron cuatro meses.
Como en la mayoría de los deportes amateur, todo se hace a pulmón: "Nos cuesta muchísimo llevar adelante esto. Si hay que hacer una pollada para vender y juntar algo de plata para que los chicos viajen, lo hacemos; los únicos patrocinadores de él (por Gian) son sus padres que lo bancan. Y después hay mucha gente que nos dio una mano, que colaboró con lo que tenía para juntar algo de plata", apunta Maximiliano Olmedo.
Nacer para un propósito
¿Y cómo se nivela todo en una edad (escuela, deporte, amigos) en la que es muy esperable que los chicos salgan a bailar, por ejemplo? "Y... Algunos amigos tiran para el lado de la 'joda' y el baile -se ríe Gianluca-, pero otros me bancan los trapos, y me apoyan mucho en lo que hago. Yo soy consciente de que esta disciplina es mi pasión y estoy dando lo mejor de mí, entrenando de lunes a sábados", confiesa con convicción.
"Hoy para tener su performance, se necesitan muchas cosas: humildad, trabajo, disciplina, constancia. Es un excelente chico: al entrenar de lunes a sábados, llega el sábado a la noche y no le dan ganas de salir al boliche. Pero él sabe que tiene que cuidarse", aporta su profesor.
Con su profesor y entrenador, Maximiliano Olmedo. Gianluca lleva su kimono y su cinturón azul. Crédito: Manuel Fabatía
¿Y qué deja el Jiu Jitsu? "Valores -subraya aquí el joven luchador-. El respeto, el pedir permiso o disculpas por la molestia, el decir gracias, el mantener un perfil bajo y nunca creerse más que otro... Este deporte te da esas conductas que las tenés que llevar a todos lados, en cada aspecto de la vida".
De repente, a Gianluca Oporto lo asalta un recuerdo, de ésos íntimos y movilizantes. Su mamá estaba embarazada de él, pero era un embarazo de riesgo: "Nos decían que ambos teníamos un 90% de riesgo de morir. Mi mamá tenía puesta una malla sobre su panza todos los días, y decidió tenerme igual, claro. Hace poco, cuando empecé con todo esto del Jiu Jitsu, mi vieja me llama, me acaricia la cara y me dice: 'Hijo, vos viniste a esta vida por un propósito'". Se emociona y ya no quedan más palabras que decir.
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