Premio latinoamericano para el bosque fluvial de la laguna Setúbal

Un cartel clavado por la Municipalidad durante la bajante del río sobre la arena en la playa de la Costanera Este, que dice: "Aquí está naciendo un bosque". A un costado, sobre la orilla, un juncal y unos alisos en brote. "Este paisaje contiene árboles que pueden formar un bosque", advertía el mismo cartel. "Es un ecosistema en estado inicial que se está desarrollando. Por eso es central que lo cuidemos entre todos".

La bajante histórica del río Paraná permanecería desde hace casi tres años hasta hace poco menos de un mes atrás. Ello contribuyó al afianzamiento del crecimiento de toda una nueva vegetación que modificó el ambiente natural de la Setúbal. La decisión del Municipio fue proteger ese bosque naciente. Y quienes transitaban la costanera se sorprendían con el crecimiento de los nuevos árboles y plantas.

Esto implicó un cambio de paradigma. Antes las máquinas arrasaban con la vegetación ribereña y el paisaje era de arena. Ahora, en cambio, el mantenimiento se hace preservando este bosque.

¿Para qué preservar el bosque? Para conservar y proteger la vegetación que nace a escasos metros de la urbe y aprovechar así sus servicios ambientales, con el objetivo de mitigar los efectos contaminantes de los vertidos pluviales a través de procesos de fito-depuración del agua. Con ello se busca revertir los procesos de degradación del ambiente e incrementar la resiliencia frente a eventos extremos de crecida y erosión de costas. Así lo argumentaron -palabras más, palabras menos-, los especialistas santafesinos que idearon esta nueva política, durante una presentación ante expertos en Uruguay.

Es que todo esto fue la base de un proyecto presentado hace unos días atrás por el equipo de Infraestructura Verde que trabajó en el Municipio entre 2019 y 2021, en un simposio latinoamericano de expertos llevado a cabo en Manantiales, Uruguay. "Iniciativa de protección y conservación del incipiente desarrollo de bosques fluviales a la vera de la laguna Setúbal en la ciudad de Santa Fe", es el nombre del mismo. Y fue presentado en el Tercer Simposio "Iniciativa Latinoamericana del Paisaje" (The Latin American Landscape Initiative, LALI), bajo el lema "Sentir y Pensar el Paisaje", para salvaguardarlo.

Respaldo unánime

La iniciativa santafesina calzó perfecto en el concurso de Convocatoria a Buenas Prácticas del evento, ya que el tema de este año fue el Paisaje de Proximidad. Y se llevó el reconocimiento unánime del jurado que lo eligió como el mejor, entre 46 proyectos de distintas ciudades latinoamericanas.

"Esto implica un gran respaldo a un proyecto que cuando se impulsó llamó la atención en la ciudad", dice el arquitecto Paulo Chiarella, quien ofició de presentador del mismo en Uruguay. Este profesional fue quien dirigió la idea junto a sus pares María José Ilari, Ricardo Robles y la agrónoma Milagros Gasser.

"Además, también implica la tranquilidad de haber sometido el proyecto a la evaluación de expertos que vienen reflexionando desde hace muchos años sobre cuáles son las formas más convenientes de trabajar en los paisajes de proximidad en época de crisis climática", dice Chiarella. "Y nos da la alegría de tener la certeza de haber encaminado la gestión pública hacia un cambio de paradigma, para modernizar la gestión del verde urbano".

El futuro del bosque de la Setúbal

Chiarella ya no ocupa el cargo de director de Infraestructura Verde en el Municipio local. Se dedica a la docencia, la investigación y el paisajismo. Pero como mentor de la idea, cabe la pregunta sobre qué debería hacer el Municipio en adelante con el bosque naciente de la Setúbal.

"Queda pendiente elaborar un "Plan de Manejo del Paisaje", que lo torne amigable al uso público", dice Chiarella. "Hoy ese plan existe en la práctica, y resultaría muy oportuno avanzar en su desarrollo y formalización", agrega. Ello "implicaría disponer de un plan que permita equipar al paisaje para su uso público con pasarelas por ejemplo, darle accesibilidad al río e intervenir el paisaje para hacerlo eficiente para el uso social, contemplando también el manejo de especies exóticas. Porque lo que generaron los bosques fue una nueva estructura espacial que se puede modelar para facilitar su uso publico lo cual requiere experticias que tradicionalmente no se hallan en nuestros municipios", explica. Y también seria importantísimo desarrollar "una agenda cultural municipal sobre estos bosques activando distintas formas de relación entre ellos y la ciudadanía".

Para Chiarella, éstas son todas "oportunidades que se abren tras permitir crecer el bosque. Hay que ver ahora el curso que toma este bosque", dice. "No hay que descartar que si el curso del bosque tiende a consolidarse en los próximos años, esto puede transformarse en una reserva natural urbana. Y ello implicaría la presencia quizás de un guardaparque, cuya función puede ser la de oficiar de mediación entre el paisaje y la gente", anticipa. Es decir que "implicaría un manejo similar al de una reserva natural, con educación ambiental para transmitir el valor que tiene este bosque".

Pero además, "los bosques de la Setúbal tienen el enorme potencial de poner en discusión social las formas en que gestionamos nuestros paisajes naturales dentro de la ciudad, y ello algo que es muy útil y urgente", reflexiona el paisajista, y arriesga el nombre de "Reserva Natural del Este", en relación a la ya lograda por otras administraciones en el Oeste de la ciudad.

Desafío

Desde la Municipalidad de Santa Fe están convencidos de mantener la política de preservación de este nuevo bosque urbano. Para el secretario General del Municipio, Mariano Granato, se trata de "una estrategia que al principio costó instalar en la ciudadanía", admite, "pero estamos convencidos de que efectivamente es una buena opción en términos ambientales". Y el premio "ratifica seguir en esta línea", agrega y aclara sobre el final: "Por supuesto, complementada con las tareas de mantenimiento que se están llevando adelante".