El custodio del puente Carretero que acompaña todos los días la construcción del nuevo enlace vial
Mientras la obra para mejorar la conexión entre Santa Fe - Santo Tomé avanza a buen ritmo, un vecino visita la zona en solitario, como costumbre y hobby. La historia de una familia con vínculos cercanos con el viejo puente.
El Carretero es un símbolo de unión familiar y tradición en la vida del vecino. Crédito: Fernando Nicola.
La obra del nuevo puente Carretero, que sin lugar a dudas mejorará la conectividad entre Santa Fe y Santo Tomé esconde entre máquinas y obreros una historia. Tan particular como emotivo, el relato de un vecino que todos los días llega caminando para "supervisar" las tareas.
Se trata de Rubén Nessier, que en testimonio demuestra conocer al dedillo el lugar; la zona elegida por sus antepasados para forjar un hogar y, casi sin quererlo, ser testigo del paso del tiempo del viejo Carretero y la construcción del nuevo viaducto.
Ligado al puente, desde siempre
—¿Qué sentís cuando venís a mirar la hora cada día en el puente?
Un gran placer, porque esto es lo que necesitábamos: un enlace real entre Santo Tomé y Santa Fe. El tránsito desbordó el puente viejo. Fue pensado para 1200 vehículos diarios y hoy pasan unos 40.000. Ya no daba abasto.
—¿Cómo vivís el avance de la obra del nuevo puente?
Es una de las obras más importantes que está haciendo el gobierno provincial. Me impresiona ver las máquinas, la tecnología. Nada que ver con lo que era antes, con carretillas. Hoy es todo automatizado, con maquinaria especializada, retroexcavadoras, piloneras…
Sí, ayer vi cómo llenaban el último pilote en la punta del Salado. Usaron tres camiones de hormigón, unos 15 metros cúbicos, y lo hicieron en dos horas. Antes eso llevaba días. Me emociona ver cómo avanzan, cómo trabajan.
—¿Qué significa para vos este nuevo puente?
Mucho. Mi padre puso una gomería dos años antes de que comenzara a construirse el puente actual. Estaba a 50 metros del obrador. Yo crecí con esa historia, la viví de cerca. Y ahora, ver otro puente… es algo que quiero ver con mis propios ojos.
—¿Pensás estar en la inauguración?
Por supuesto. Si la salud me acompaña, voy a estar. Falta un año y medio o dos. Y quiero participar como vecino, como parte de esta historia. Es algo muy importante en mi vida.
"El puente es parte de mi historia. Lo recorrí desde chico, viví siempre al lado". Crédito: Fernando Nicola
—¿Ese vínculo con el puente también es familiar?
Claro. Está mi padre, mi abuelo. Él también recorría el puente todos los días. Creo que por esa sangre que uno lleva es que me gusta tanto verlo. Yo soy islero, me bajaba a la isla, pescaba, cazaba cuando se podía. Son muchos recuerdos.
—¿Cuánto tiempo estuvo la gomería en la zona?
Estuvimos 85 años entre mi padre y yo. Todo estaba a 100 metros del puente. Nací en esa vereda y sigo viviendo allí, en la primera casa que construyó mi abuelo hace 101 años. Se la compré a la familia y también el lugar de la gomería.
—¿El impacto del nuevo puente será grande?
Sí, sin dudas. Hubo discusiones, claro. Al principio, yo quería que se hiciera del lado norte. Pero ahora lo quiero acá. Está bien. Es una obra necesaria y bienvenida.
—¿Cómo vivís cruzar el viejo puente actualmente?
Con emoción, pero también con cuidado. Camino despacio porque el tránsito es intenso. Bicicletas, autos… hay que estar muy atentos. Pero mientras pueda, lo voy a seguir haciendo. Es parte de mi vida.
—¿Encontrás algo nuevo cada vez que lo recorrés?
Sí, siempre. Nunca es igual. Un incendio en la isla, aves nuevas, movimientos en el tránsito. Nunca me resulta una rutina. No lo hago por obligación ni para que me vean. Lo camino porque me gusta.
—¿Lo compartiste con tu familia?
Con todos. Primero con mi abuelo, pescando desde abajo. Luego con mi padre, comiendo helados. Después con mi hijo y ahora con mi nieto, que también es muy pescador. Es una tradición que seguimos.
El vecino llega caminando todos los días para "supervisar" las tareas. Crédito: Fernando Nicola
El puente, mi historia
—¿Qué significa el puente para vos?
Es parte de mi historia. Lo recorrí desde chico, viví siempre al lado. Estuve en el Club Vialidad, que estaba pegado al puente, y que se lo llevó el Salado en 2003. Allí teníamos una peña desde hacía 35 años. Todo me conecta al puente.
—¿Te imaginás recorriendo el nuevo puente cuando lo inauguren?
Sí, claro. Si hacen una senda peatonal, voy a ser uno de los primeros en cruzarlo. Lo haré de ida y vuelta. Como lo hice siempre. Es algo que me pertenece. Aunque me queden pocos inviernos, como dicen los amigos, los voy a vivir junto al puente.
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