Los secretos de la restauración de piezas claves para la historia de Santa Fe
El restaurador Eduardo Gómez charló con El Litoral sobre la puesta en valor de los bustos de Belgrano, San Martín y de otros elementos importantes para la arquitectura histórica de la capital provincial.
El busto de Belgrano, uno de los últimos trabajos relevantes de Gómez en la ciudad. Foto: Fernando Nicola
Por estos días, en la ciudad de Santa Fe se restauró uno de los monumentos más antiguos e importantes instalados en el capital provincial. Se trata del homenaje a don José de San Martín ubicado en la plaza homónima ubicada entre las calles 9 de Julio, 1° de Mayo, Primera Junta y Tucumán.
—Eduardo, ¿Qué te motivó a la restauración de piezas históricas?
—En el año 2000 ingresé a la Escuela Mantovani. Siempre me había gustado la escultura, pintar, hacer cosas desde chico. Era un hobby, pero en la escuela me surgió la pregunta: todos crean, pero ¿quién cuida lo que se hace? Desde ahí nació mi inquietud por la restauración.
El monumento a San Martín de la ciudad de Santa Fe. Foto: Fernando Nicola
—¿Cómo fuiste formándote en ese oficio tan particular?
—En Santa Fe no existía una carrera de restauración. Empecé a investigar y a formarme en Buenos Aires. Aquí conocí a la restauradora Inés Gasparotti, con quien trabajamos en el Museo Sor Josefa Díaz y Clucellas. Allí nació un taller que no existía y que marcó un antes y un después.
—¿Qué significa conjugar técnica y sensibilidad en este trabajo?
—Hay un principio básico: respetar la obra y al artista. Si hay que conservar, se conserva; si se restaura, debe ser tan minucioso que no se note la mano del restaurador. Tocar obras de artistas que ya no están es fuerte: uno se siente guardián de su legado.
—¿Cómo reaccionás ante el vandalismo en el espacio público?
—Duele. Muchas veces las obras son dañadas sin conciencia del valor que tienen. Necesitamos ser más cuidadosos, porque estamos destruyendo nuestra propia historia. Cada busto, cada fuente, son recuerdos colectivos de la ciudad.
Algunas esculturas de bronce corrían riesgo de desaparecer, por eso las rescató. Foto: Fernando Nicola
Busto de Belgrano, San Martín y las huellas del tiempo
—¿Cómo fue el rescate del busto de Belgrano?
—La obra había sido pintada de dorado, pero el paso del tiempo la deterioró. Su autor siempre trabajó en blanco, así que la devolvimos a ese estado original. Fue emocionante restituir la imagen de un prócer en condiciones acordes.
—¿Qué sentís al devolver un busto como ese a la ciudad?
—Es devolver parte de nuestra identidad. Belgrano pasó por Santa Fe y dejó huellas en la Iglesia de Santo Domingo. Que su monumento luzca como corresponde es colaborar con la memoria viva de la ciudad.
Escudos históricos y otros elementos son parte de la restauración encarada por Gómez. Foto: Fernando Nicola
—También trabajaste en la Plaza San Martín con la escultura ecuestre.
—Sí. Fue la primera vez que un conservador pudo subir para hacer un diagnóstico directo. Con ayuda de drones ya teníamos imágenes, pero subir y ver de cerca permitió constatar el estado real. Es emocionante estar frente a la obra y sentir la responsabilidad de cuidarla.
—Ese trabajo muchas veces no se ve…
—Exacto. El restaurador debe estar detrás de escena. La obra es la protagonista, no nosotros. Nuestro deber es que luzca tal como el artista la pensó. La intervención no debe notarse, solo la permanencia de la obra en buen estado.
El restaurador abrió su taller para la entrevista. Foto: Fernando Nicola
Escudos, fuentes y recuerdos de toda una ciudad
—Resguardaste piezas de la vieja Plaza Alberdi. ¿Cómo fue eso?
—Algunas esculturas de bronce corrían riesgo de desaparecer. Las traje al taller para preservarlas y la idea es hacer réplicas en otros materiales, mientras los originales se conservan. Así, los escudos de Santa Fe y de Argentina volverán a su mástil con seguridad.
—¿Cuál fue la obra que más te sensibilizó?
—La Fuente de la Cordialidad. Fue un trabajo en equipo, y subir después de tantos años a restaurarla fue impactante. Lo mismo me ocurre con San Martín: estar tan cerca de ese monumento emociona. Es imposible no sentirlo en lo profundo.
"El restaurador debe estar detrás de escena", sostiene el entrevistado. Foto: Fernando Nicola
—¿Qué mensaje le darías al santafesino sobre el patrimonio?
—Que entienda que los bancos, las plazas, las esculturas son nuestras. Hay más de cien paseos, fuentes y monumentos que deben ser cuidados. No podemos esperar que lo hagan otros: si nosotros no los protegemos, nadie lo hará.
Gómez, explicó parte de sus trabajos a El Litoral. Foto: Fernando Nicola
—¿Qué otras obras pasaron por tus manos?
—La fuente de los sapitos en la Plaza Blandengue, el Compadrito de Bardonek, piezas de Raquel Minetti y esculturas listas para volver a la ciudad. Mi deseo no es tenerlas guardadas, sino que vuelvan a ocupar su lugar en la vida de Santa Fe.
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