Enrique Cruz (h)
* 1) Sistema táctico: Batista pasó del 4-3-3 al 4-2-3-1. Lo hizo a partir de dos partidos muy flojos ante Bolivia y Colombia, cuando con tres volantes centrales el equipo adoleció de sorpresa y generación de juego en el mediocampo. Si bien el técnico señala que el esquema actual fue el que lo llevó a la coronación en los Juegos Olímpicos, también es cierto que el cambio se hizo por obligación y no por convicción. Como siempre se dice, el único entrenador que puede jugar como se le antoja es el que dirige a una selección, porque tiene el universo de jugadores de un país para elegir en función de su gusto futbolero.
* 2) La estrategia: si Batista quiere ejercer protagonismo a través de la tenencia de la pelota y del dominio territorial, ¿para qué elige a tres volantes centrales para jugar en el medio? Porque el volante central puede ayudar a lograr una rápida recuperación, pero luego faltan los que tienen que darle movilidad y claridad a la idea. No en vano cambió el equipo a partir de los ingresos de Gago, Agüero y Di María, que le dieron un juego que antes no había tenido.
* 3) La idea: es lo que no se le rebate a Batista. Lejos de compararse con el juego del Barcelona, la intención de manejar la pelota y de ejercer el protagonismo a través del juego asociado es saludable y no deja margen para la crítica. El tema es que si lo que se quiere se puede concretar. Es como el estudiante que va a rendir el examen, estudia, sabe la teoría pero cuando tiene que concretarla no lo consigue.
* 4) Lionel Messi: Batista sabe mejor que ninguno lo que significa armar un equipo en función de un jugador tremendamente desequilibrante, quizás como ninguno. Lo sabe porque él fue jugador de aquella selección de Bilardo que ganó un título y fue subcampeón del otro Mundial con Maradona. Y sabe lo que es rodear a un jugador que puede ganar un partido, pero que necesita un funcionamiento y un equipo que lo acompañe. Contra Costa Rica, Messi jugó un partido extraordinario al que sólo le faltó el gol, su gol. Pero como nunca, el crack del Barcelona se cansó de ponerle pelotas de gol a sus compañeros y dejarlos mano a mano con el arquero rival. Se sintió cómodo moviéndose por todo el frente de ataque, sin posición fija, volcándose bastante por derecha, arrancando desde atrás cuando quiso y metiéndose como “9” cuando pretendió estar más cerca del arco rival.
(Lea la nota completa en la Edición Impresa)





