Por Néstor López | Especial para El Litoral

Al que se le debe apuntar la crítica en esta situación que se vive en nuestro país, es al Estado. La falta de ejercicio de sus funciones, permite estos abusos y atropellos.

Por Néstor López | Especial para El Litoral
Lo que nadie ve, o no quieren ver, por estos días oscuros del fútbol argentino, en la categoría que elijas, es que nadie respeta lo institucional. Y eso es lo verdaderamente importante.
Cuando en un país u organismo, como el caso de la Afa, se pierde de vista lo transparente que debe ser una institución, allí mismo comienza el real problema. El fútbol, en Argentina, es una idolatría única en el mundo y como tal se utiliza. Puede darse que un niño humilde de un potrero barrial llegue a los grandes clubes con todo el romanticismo y clamor popular que el pueblo futbolero le da, como que clubes de distintas categorías lleguen a competir y ganarles a los poderosos, como ha sucedido, por ejemplo, en la Copa Argentina. Y esto nos hace “hinchas” de ellos.
Todo esto es aceptable hasta que juegan las trampas, las extorsiones y la corrupción desde quienes rigen la actividad (dirigentes) hasta los que deberían impartir justicia (árbitros). Todo y todos mezclados en un túnel oscuro y difamatorio donde se incluyen ciertos periodistas agoreros de los “tramposos”.

En este engendro está en juego lo más importante y lo que nadie respeta o visibilizan, que son las instituciones, por sobre todas las cosas. En este chusmerío de redes, radio o televisión, Afa, clubes, sindicatos de técnicos, jugadores y asociaciones de árbitros, todos en su plenitud, han perdido credibilidad, seriedad, imparcialidad y lo jurídicamente orgánico, que es su independencia.
Lo grave es que a ninguna de las partes les interesa estos estamentos fundamentales que se necesitan para que en un país funcionen todas estas instituciones en forma normal y honesta. Y aún más grave es la ausencia del Estado, con sus herramientas, y sin ejercicio de sus funciones.
Es llamativo en estos casos que la IGJ (Inspección General de justicia) en lo orgánico y funcional de un ente como la Afa, y la UIF (Unidad de Información Financiera), en lo referente a sponsors, sitios de apuestas e intermediarios que se acercan a “colaborar” con las instituciones, sin ninguna claridad, provoquen algún tipo de intervención para frenar estos abusos.
Mi abuelo, que era un sabio, alguna vez me dijo: “No seas cómplice del mal… Tampoco te prendas en la estupidez”. Eso significa que hoy no debemos compartir lo irregular conque se maneja el fútbol en Argentina, ni tampoco la estupidez con la cual algunos enfrentan a este mal repitiendo sandeces en los medios que le permiten estas actitudes.

Hay que resaltar que al que debemos apuntar la mira y la crítica, frente a esta situación, es al Estado, porque si todo esto ocurre es porque alguien, de los organismos nombrados, está mirando para otro lado… O tiene mal apuntada la mira.
Un último apunte para este artículo. Este fin de semana nos llegó la noticia de la muerte de Omar Souto, gerente de selecciones durante mucho tiempo. El hombre que se encargó de rastrear a Messi en España para que juegue aquel amistoso para la selección de Pekerman en cancha de Argentinos Juniors y así bloquearlo a favor de Argentina, porque España lo quería. No fue mi amigo. No fue un compañero de viajes. No conozco a su familia ni a sus amigos. Para mí, fue un señor que siempre respondió mis inquietudes, mis llamadas o algún email. Omar Souto fue un Señor administrativo de Selecciones Nacionales desde la época de Julio Grondona. Cumplió su función y no busco cámaras ni fotos. Y guardó silencio ante la invasión de barras pseudos dirigentes en estos últimos años en el predio de Ezeiza. Fue un honor haberlo conocido.