Pablo Sucarrat
El autor de esta nota, sicólogo deportivo que trabajó en Colón, Rosario Central y Vélez, entre otros clubes, analiza lo ocurrido con el plantel de Patronato y de qué manera el mal momento que pasó en cancha de All Boys, la noche de Barracas Central, obró de manera positiva para el gran partido que hizo ante Boca.
Pablo Sucarrat
Hay situaciones fuertes en la vida que nos llevan a experimentar nuestros propios límites, y es justo ahí donde sale de nuestro interior, como respuesta del ser humano, los actos más valerosos y heroicos que llegan a romper cualquier tipo de pronóstico.
Estas realidades pueden suceder en diferentes circunstancias y tienen un impacto profundo en la misma persona o en todo un equipo de personas que lo experimenta.
Este fue el caso del Club Patronato, el cual enfrentaba a uno de los equipos más fuertes de Argentina, ya sea por su historia o los nombres y presupuesto de su plantilla, y al que le ganó con un contundente 3 a 0.
El Patrón venia de vivir una situación muy atípica como dolorosa. En la fecha anterior, había sufrido diversos fallos arbitrales que lo perjudicaron, pero más allá de esos fallos, que pueden estar presentes en cualquier partido, todo el plantel estuvo encerrado en el vestuario sin luz y tuvieron que cenar a oscuras mientras esperaban las órdenes de la policía.
Estos altercados con las fuerzas de la policía en el mismo estadio, acabaron en la detención de cuatro jugadores y un integrante del cuerpo técnico. Por lo manifestado por estos mismos jugadores, estuvieron hasta las 7 de la mañana encerrados en un camión y luego pasaron a la comisaría. Solo después de 8 horas quedaron liberados.
¿Cómo volver a poner la cabeza en la próxima competencia, y nada menos frente a Boca, sin antes darle lugar a las emociones y vivencias vividas? Poderlas procesar, hablar, para luego ir a jugar ese partido. Pero lejos de todo pronóstico, y de cualquier desaliento, rápidamente vino el apoyo y el aliento de todas las personas, empalizando con el equipo.
Fue evidente que, a la hora de jugar, pudieron potenciar esa experiencia y transformarla en rendimiento deportivo. Fue una motivación extra. Porque no sólo fue un resultado deportivo, fue rendimiento, cooperativismo, fortaleza mental, confianza a la hora de jugar con la pelota.
Es por eso que muchas veces se dice que "lo que no te mata te fortalece….". En buena hora, y que sea un puntapié inicial para lo que viene, porque si algo tiene el fútbol profesional, como la vida misma, es que hay que estar preparado para el desafío siguiente.