Duplantis llegó a batir 12 veces el récord mundial y no se planta
Durante el Meeting de la Diamond League celebrada en el Estadio Olímpico de Estocolmo, Duplantis superó su propio récord mundial de salto con garrocha al elevarse a 6,28 metros en su primer intento. Ahora quiere ir por los 6.30-
El festejo enloquecido de Armand Duplantis luego de haber batido nuevamente el récord mundial de salto con garrocha. Crédito: Jonas Ekstromer/TT News Agency
"Es uno de los mejores días de mi vida", dice Armand 'Mondo' Duplantis, y transmite esa emoción. Su 12º récord mundial en salto con garrocha no es uno más. Los 6 metros y 28 centímetros quedarán en el recuerdo. Los logró en la Bauhaus Galan, en la Liga de Diamante de Estocolmo, la ciudad en la que siempre veraneaba y en la que ahora vive, la primera vez que establece una plusmarca mundial en su país, y en un escenario sensacional, el vetusto Estadio Olímpico que acogió los Juegos Olímpicos de 1912, allí donde están inscriptos los nombres y fechas de 82 récords mundiales del atletismo, y a los que ahora añadirá el suyo.
"Mi madre estaba aquí en las gradas en 1987, el día que Patrik Sjöberg estableció el récord mundial (2,42m en salto de altura, el 30 de junio de ese año). Ha estado en los dos últimos récords mundiales suecos en este estadio, y ahora otro lo consigue su hijo, al que entrena, así que me dio un tipo especial de energía", explicó en referencia a Helena Duplantis, de 60 años, la mujer culpable de que sus éxitos ahora se anoten en el casillero del país nórdico.
Y Duplantis parece perfectamente consciente del peso histórico del escenario que pisa, más de 113 años de historia desde aquel 1912 en el que el finlandés Hannes Kolehmainen corrió los 10.000 metros en 31.20.8, los 5.000 en 14.36.6 y los 3.000 en 8.36.9 y se coronó indiscutible rey del fondo, y en el que el primer local, Eric Lemming, lanzó la jabalina a 62,32m y el estadounidense Donald Lippincott corrió los 100 metros en 10,6s manuales en lo que fue el inicio del cronometraje en el atletismo.
Armand Duplantis con el récord. Crédito: Fredrik Sandberg/TT News Agency
En más de un siglo, entre sus paredes de ladrillo y sus gradas de madera, han batido récords mundiales Jean Bouin, Paavo Nurmi, Gunder Hägg, Ron Clarke, Lasse Viren o Ingrid Kristiansen, pero nadie se unía a la fiesta desde que en 1997 el danés Wilson Kipketer paró en 1.41.73 el cronómetro en los 800 metros.
"Para mí es el estadio más bonito que existe, aquí están los nombres de todos los que ha batido un récord aquí", presume Duplantis ante la prensa. "Este era uno de mis grandes sueños, batir un récord en este estadio, está al mismo nivel que los Juegos Olímpicos. Era algo que quería de verdad. Es mágico", proclamó, más calmado después de arrancarse la camiseta, del ya rutinario beso a su novia y del abrazo con sus padres y con sus abuelos, que le observaban admirados a pie de pista.
"La primera vez que salté en este estadio fue a los 11 años. Llovía y hacía frío y salté justo por debajo de los cuatro metros. De hecho, salté bastante alto, para lo joven que era", recuerda con cariño sobre su primera vez en el Olympiastadion.
Tres días antes de su récord, en Oslo, Duplantis no encontraba las sensaciones para atacar una altura así. Lucía el sol, pero la temperatura empezaba a caer. Y aún así, se quitó las mallas para regalar al público un brinco sobre 6,15 metros. Prometió más para Estocolmo. "Si logro el récord mundial allí, podré retirarme", bromeó. Y ya avanzaba que seguía la predicción del tiempo, que cruzaba los dedos para un domingo cálido y soleado en la capital sueca, ayudado por el horario más temprano de la prueba, en un mitin que él se tomaba como un pequeño campeonato.
Armand Duplantis con el récord. Crédito: Fredrik Sandberg/TT News Agency
"Cada vez que bato el récord del mundo, siento en mi primer salto que 'este podría ser el día', pero hoy lo sentía un poco más difícil. No sentía esa naturalidad desde el inicio, no sentía bien mis piernas, pero solo necesitaba un intento", reveló Duplantis después. Si las sensaciones no eran buenas, el pertiguista lo compensó con un exceso de motivación externa e interna.
Después de pasar a la primera 5,60; 5,80; 5,90 y 6 metros, Duplantis, derrotado el australiano Kurtis Marschall, se olvidó esta vez de alturas intermedias y de su récord del estadio (6,16m en 2022) para poner directamente el listón en 6,28 metros. Puso toda su concentración y su energía y lo superó a la primera, como si fuera inevitable, y reveló que no arriesgó con una pértiga más dura de lo normal ni agarrando la pértiga más atrás de lo que acostumbra. "Seguramente éste sea el agarre más bajo que he tenido batiendo un récord mundial, pero tenía la suficiente energía para hacerlo", contó.
Y revelados los detalles, llegó la pregunta inevitable, los 6,30 metros redondos que se acercan y que podrían caer este mismo verano. "Habrá mejores saltos en el futuro; no me preocupa eso. Hice el salto correcto en el momento adecuado; eso es lo único que me importa. Estoy viviendo el momento. Estoy tratando de disfrutar esto", zanjó Duplantis, que prometió una noche de fiesta. "Tengo a mucha familia aquí... así que es una combinación peligrosa. Toda mi familia, mi prometida y su familia están aquí y muchos amigos, y normalmente, con mis mejores noches son con ellos, mis seres queridos".
Y en menos de dos semanas, el Mondo Duplantis cantante saltará en Ostrava y publicará su segunda canción. "Pero no es por el récord, es casualidad", aclara.
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