Las inéditas unidades de potencia que debutarán en la temporada 2026 comenzarán a rodar oficialmente en el Circuit de Barcelona-Catalunya dentro de poco más de cinco semanas.

A pocas semanas del estreno de las unidades de potencia 2026, una consulta técnica elevada a la FIA expuso posibles vacíos reglamentarios y encendió la primera polémica entre los fabricantes antes de salir a pista.

Las inéditas unidades de potencia que debutarán en la temporada 2026 comenzarán a rodar oficialmente en el Circuit de Barcelona-Catalunya dentro de poco más de cinco semanas.
Sin embargo, el silencio técnico previo al estreno ya se vio interrumpido por una controversia que amenaza con abrir una zona gris en el nuevo reglamento, incluso antes de que los motores hayan completado un solo kilómetro en pista.
Según reveló la revista alemana Motorsport Magazin, varios fabricantes de motores elevaron a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) una solicitud formal de aclaración vinculada a la relación de compresión, uno de los parámetros clave que se modifican en el reglamento técnico de 2026.

La normativa reduce este valor de 18:1 a 16:1, con el objetivo de adecuar el funcionamiento de los motores a la nueva arquitectura híbrida y a los lineamientos de eficiencia energética que regirán la próxima era de la Fórmula 1.
De acuerdo con la información publicada, Mercedes —y posiblemente también Red Bull, que se encuentra a las puertas de estrenar su primera unidad de potencia desarrollada íntegramente por su nuevo departamento de motores— habría identificado una posible vía para eludir lo establecido en el artículo C5.4.3 del reglamento técnico.
Dicho apartado determina que la relación de compresión debe ajustarse y verificarse bajo condiciones estáticas, a temperatura ambiente.
El foco de la controversia reside en la posibilidad de que ciertos materiales utilizados en el motor experimenten dilatación al alcanzar la temperatura de funcionamiento, lo que podría alterar las dimensiones internas del cilindro y, en consecuencia, incrementar la relación de compresión real en condiciones dinámicas.

Este escenario despertó la preocupación de otros fabricantes como Ferrari, Audi y Honda, que solicitaron la intervención de la FIA ante una eventual violación del artículo 1.5 del reglamento técnico, el cual exige que los monoplazas cumplan la normativa en todo momento durante un fin de semana de competición.
Resulta llamativo que estas sospechas hayan surgido incluso antes del estreno oficial de los motores en pista. No obstante, en un entorno altamente competitivo y tecnológicamente sensible como la Fórmula 1, la circulación de ingenieros entre equipos suele acelerar la difusión de información estratégica. En ese contexto, la atención se trasladó rápidamente a la FIA, encargada de zanjar el debate.
En un comunicado oficial, la Federación aclaró que “el reglamento define claramente la relación de compresión máxima, así como el método para medirla, basado en condiciones estáticas a temperatura ambiente”, y confirmó que este procedimiento se mantuvo sin cambios pese a la reducción del límite permitido para 2026.
Si bien reconoció que la dilatación térmica puede influir en las dimensiones de los componentes, la FIA subrayó que las normas actuales no contemplan mediciones a altas temperaturas.
No obstante, el organismo rector dejó abierta la puerta a futuras modificaciones. “El tema ha sido y sigue siendo discutido en los foros técnicos con los fabricantes de unidades de potencia”, señaló la FIA, destacando que el nuevo límite genera interrogantes legítimos sobre interpretación y cumplimiento.
En ese sentido, aseguró que continuará evaluando la situación para garantizar equidad, claridad reglamentaria y, de ser necesario, introducir ajustes en los procedimientos de control o en la propia normativa.
A semanas del primer test oficial, la polémica confirma que la batalla por la ventaja técnica en la era 2026 ya está en marcha, incluso antes de que los motores se pongan en marcha.