Quién era Greg Biffle, la figura de NASCAR que murió en un accidente aéreo en Carolina del Norte
Greg Biffle, histórico piloto de NASCAR, murió este jueves tras el accidente de un jet ejecutivo que se estrelló mientras intentaba aterrizar en el aeropuerto regional de Statesville, en Carolina del Norte. Las autoridades reportaron múltiples víctimas y la investigación quedó a cargo de la NTSB.
Fue nominado al NASCAR Hall of Fame y elegido entre los 75 Greatest Drivers.
Greg Biffle, histórico piloto estadounidense de NASCAR, murió este jueves en una tragedia aérea. Campeón en Truck Series (2000) y Busch/Xfinity (2002), acumuló 19 victorias en Cup Series y fue elegido entre los 75 mejores pilotos por el 75° aniversario de la categoría.
La noticia de su muerte sacudió a NASCAR porque Biffle no fue “un nombre más”: fue un caso casi perfecto de ascenso por escalones, con títulos en el camino y una década larga como protagonista del equipo de Jack Roush. En el paddock lo conocían como “The Biff”, un apodo que terminó siendo marca registrada.
De Vancouver al sistema NASCAR: el ascenso de un “especialista” en ganar
Nacido el 23 de diciembre de 1969 en Vancouver, Washington, Biffle se forjó en circuitos del noroeste y llamó la atención por un perfil que combinaba agresividad controlada y constancia. Esa mezcla lo empujó al radar de Roush Racing, donde empezó a construir su historia grande.
En la Truck Series tuvo impacto inmediato: fue Novato del Año en 1998 y, dos temporadas después, logró el campeonato 2000. La lectura es simple: no necesitó una década para “madurar” en el plano nacional; entendió rápido cómo ganar en un calendario largo y exigente.
El salto a Busch Series (hoy Xfinity) mantuvo la lógica. Fue Novato del Año en 2001 y campeón en 2002, un doblete que lo ubicó en un club rarísimo: pilotos capaces de coronarse en dos de las tres grandes categorías nacionales de NASCAR.
En Cup Series ganó 19 carreras y fue subcampeón anual en 2005. Foto: Alamy
Campeón en dos categorías y figura en Cup
Biffle llegó a Cup Series y no quedó encajonado como “buen segundo”. En 515 largadas sumó 19 triunfos, 175 top 10 y 13 poles, números que lo sostuvieron como amenaza real durante años. Su primera victoria en Cup fue en Daytona en 2003; la última, en Michigan en 2013.
Su temporada bisagra fue 2005: ganó seis carreras, fue subcampeón anual y cerró el año apenas 35 puntos detrás de Tony Stewart. Ese curso lo instaló como candidato legítimo al título, con el auto N°16 como bandera de Roush en una era muy competitiva.
Fue nominado al NASCAR Hall of Fame y elegido entre los 75 Greatest Drivers.
Si hay un tramo que resume su “marca”, es Darlington. Ganó la Southern 500 en 2005 y repitió en 2006, una estadística que lo dejó atado a la lista de vencedores de una de las pruebas más emblemáticas del calendario. No era un piloto de un solo tipo de óvalo: supo ganar donde la pista castiga.
La lectura global de su carrera en Cup es la de un protagonista sostenido. No necesitó ser campeón para convertirse en referencia: sostuvo rendimiento, se metió en discusión y llevó al límite el modelo Roush de aquellos años, con un estilo de manejo que premiaba el ritmo, pero también el golpe oportuno.
Greg Biffle fue campeón de Truck Series (2000) y Busch/Xfinity (2002).
Hall of Fame: qué lugar ocupaba y por qué seguía esperando
En términos de reconocimientos, Biffle ya tenía un sello “oficial” de época: fue elegido para el listado de los 75 Greatest Drivers en 2023, el homenaje de NASCAR por su 75° aniversario. Ese dato, dentro de la industria, funciona como un subrayado: su nombre quedó archivado entre los grandes.
Pero cuando se habla del NASCAR Hall of Fame (el de Charlotte), su situación era distinta: era nominado, no inducido. Integró la boleta de la Era Moderna y figuraba como candidato formal en el proceso de la Clase 2026, pero los elegidos fueron Kurt Busch y Harry Gant (más Ray Hendrick por la boleta “Pioneer”). Biffle, otra vez, quedó a la espera.
Esa espera, de hecho, alimentaba un debate recurrente: su currículum tiene una particularidad que pocos pueden mostrar —campeón en Truck y Xfinity— y, además, estadísticas de Cup que lo ubican en un pelotón históricamente respetable. Para el Hall of Fame, sin embargo, la competencia por cupos es feroz y muchas carreras de primer nivel se apilan año tras año.
En paralelo, sí había recibido un ingreso a un “salón” regional: fue incluido en el West Coast Stock Car/Motorsports Hall of Fame (Clase 2022), un reconocimiento que lo conectó con sus raíces y con el desarrollo del automovilismo en la costa oeste.
El balance final es claro: Biffle fue campeón donde había que serlo, ganó en Cup lo suficiente como para permanecer en la conversación histórica y sumó menciones de elite que lo sostuvieron vigente incluso fuera del auto. Su muerte lo corta todo, pero no modifica lo central: su nombre ya estaba escrito en la línea gruesa de NASCAR.