Jorge Valdano: "El fútbol cada vez le pertenece más a los entrenadores y menos a los jugadores"
Recuerda su niñez en Las Parejas, habla de la muerte de Maradona y dice que "cuando iba con la pelota dominada para enfrentar al arquero de Alemania, en la final, sabía que si la metía, ese gol me iba a hacer más o menos feliz por el resto de mi vida".
El Litoral. Jorge Valdano en el extenso mano a mano con El Litoral en Madrid. Un hombre que se codeó con el éxito, tanto adentro como afuera de la cancha. Después de Di Stefano, se convirtió en un referente argentino indiscutido para el Real Madrid. Y fue uno de los artífices del título mundial logrado en México.
"Madrid es no tener nada y tenerlo todo", escribió Ramón Gómez de la Serna, aquél escritor y periodista español que falleció en Buenos Aires un tórrido día de enero de 1963, seguramente mucho tiempo antes de morir y mientras desparramaba añoranzas de su cuna natal. El mismo dijo que Madrid es la improvisación y la tenacidad. Esa misma tenacidad con la que Jorge Valdano soportó el destierro de Las Parejas, su llegada a Newell's, aquél torneo Esperanzas de Toulón que marcó el punto de partida exitoso para el estupendo ciclo de Menotti al frente de la selección y todo el éxito que le llegó después, ganando seis títulos con el Real Madrid (entre jugador y entrenador) y el título del mundo con la selección en el '86. Esa tenacidad, tan típica de Madrid, es también la que tuvo Valdano en 1990, cuando tras entrenar durante meses para acudir al Mundial de Italia, Bilardo decidió no convocarlo en el último momento. "Nadé a través del océano y me ahogué en la orilla", brillante aún en la tristeza y haciendo gala de una gran capacidad para la improvisación, para sacar a relucir esas frases que, aún dichas por una única vez, resonaron para siempre.
El "búnker" de Valdano es en un hotel muy cerca del Bernabeu. El café con una medialuna era su compañía después de una rutina de gimnasio que se nota en la figura de un hombre que a los 66 años no sólo que no los aparenta, sino que mantiene un físico extraordinariamente parecido al de sus tiempos ya muy lejanos de jugador.
Cordial, apacible, sin tiempos ni apuros. El reloj corre pero uno tiene la idea de que queda detenido, que no avanza. "Un saludo para mi provincia", dice en el final de la charla y acentúa el "mi", posesivo y orgulloso, con claras reminiscencias de aquélla infancia que no olvida de Las Parejas.
-¿Qué recuerdos te quedan grabados de aquélla niñez en Las Parejas?
-¡Muy nítidos...! Las Parejas fue mi lugar de referencia de mis primeros 20 años de vida. A los 16 me fui a Rosario para jugar en las inferiores de Newell's, pero cada vez que tenía un margen me iba volando a Las Parejas. Aquélla era una Argentina más amable, donde uno podía vivir en la calle... ¡El fútbol estaba en la calle!... Y era el lugar en el que me sentía absolutamente libre... Era todo muy simple...
-¿En qué sentido?
-En la casa estaba el afecto; en el colegio, la obligación y, en la calle, los amigos y el placer.
-Y también estaba el potrero. ¿Sentís que en algún modo se robotizó el fútbol?
-El potrero tenía una gran ventaja: admiraba al jugador diferente... Si eras habilidoso, eras Gardel... Si jugabas bien, te respetaba todo el mundo, incluso los mayores. Y esa era una conquista para cualquier pibe. Eso era el potrero... En cambio, la academia tiene un defecto: si está en malas manos, el defecto es mediocrizar al jugador. ¿Por qué?, porque todos tienen que patear igual, cabecear igual... ¡Y eso está mal!... Si uno corre mal, es posible que eso le permita frenar mejor... La academia, a eso, no lo entiende... ¡El jugador de fútbol no es un atleta! Y eso, la academia no lo sabe, no lo entiende, no lo digiere. Conclusión: no se hizo el tránsito entre la calle y la academia.
-¿Qué te gusta del fútbol de hoy?
-Me gustan cosas... Se progresó muchísimo en el control y el pase. Cualquier equipo europeo tiene jugadores de grandísimo nivel para determinadas acciones técnicas. Todos juegan a uno o dos toques y eso hizo un fútbol más dinámico.
Archivo. El gol que le marcó a los alemanes en la final. Fui muy consciente en ese momento de lo que estaba logrando, como también lo fui con el pitazo final que nos consagró , le dijo a El Litoral.
El gol que le marcó a los alemanes en la final. "Fui muy consciente en ese momento de lo que estaba logrando, como también lo fui con el pitazo final que nos consagró", le dijo a El Litoral.Foto: Archivo.
-Y por jugar así, ¿se está pagando un precio?
-El precio que se paga es que están desapareciendo los gambeteadores, la pausa, el amague... Todas aquellas sofisticaciones callejeras del fútbol, van desapareciendo. En consecuencia, el fútbol cada vez le pertenece más a los entrenadores y menos a los jugadores.
-Lo tomo como una pérdida, una derrota, quizás un retroceso. ¿Vos también?
-Es que, te pregunto, ¿cómo se progresa en el fútbol?... Se progresa eliminando a rivales... Los pases te llevan a un determinado punto, pero a partir de ese momento van a faltar determinación y habilidad... ¿Qué escuchás de los técnicos?, ¡soltála!, ¡jugá a un toque!, ¡a dos toques!... Y eso es desconocer los secretos de la gambeta… Como dice mi amigo Rubén Rossi, "los conos no se comen los amagues"... Y tiene razón... El amague, la picardía, la gambeta, siempre van a triunfar.
-Antes nos buscaban a los sudamericanos porque hacíamos la diferencia, hasta que en Europa entendieron que podían trabajar la técnica. ¿Hoy están por encima nuestro?
-Sí, claro... Lo indican los mundiales. Nos está costando ganarle a selecciones que no hicieron historia, porque hay selecciones que se hicieron poderosas en lo físico, en lo técnico y en lo táctico. Nosotros tenemos un diferencial que es la personalidad... ¡Y mucho vestuario!... Cualquier argentino que llega a España, termina liderando el vestuario. Eso es gracias a una cultura que venimos mamando desde hace tiempo.
-¿Cómo recibiste la noticia de la muerte de Maradona?
-Estaba en mi despacho y recibo una llamada del director de deportes de El País para anticiparme que había un rumor fuerte de que Diego había muerto... A los 10 minutos me llamó y me dijo que estaba confirmado y me pidió que escribiera un artículo... Cuatro horas después tenía que comentar un partido de Champions en la cancha del Atlético de Madrid, apagué los teléfonos y fui escribiendo el artículo en el taxi y lo terminé en el estadio... Me sacó cosas para afuera... Cuando entré al estadio y me hicieron la primera pregunta, me quebré. Lo sentí mucho.
-¿Qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza?
-... Fue como un rayo... Lo primero fue ¡pobre!... Morir tan joven, sufriendo mucho y rodeado de gente que no lo nutría afectivamente... El título fue adiós Diego y adiós Maradona. Porque había una división entre el hombre y el personaje, con la diferencia que el personaje se lo había devorado al hombre. Al final de su existencia, Diego ya había desaparecido.
Archivo. En el Bernabeu, que es como decir en su propia casa.
En el Bernabeu, que es como decir en su propia casa.Foto: Archivo.
-A los campeones del '86 con los que tuve la fortuna de hablar, les pregunté cómo vieron desde adentro y desde su lugar la jugada de Maradona a los ingleses. ¡Vos fuiste un espectador privilegiado...!
(Risas) -¡Y está la famosa anécdota en las duchas...! La verdad, sólamente Diego podía verme, teniendo en cuenta el lío en que se había metido, rodeado de ingleses (risas)... Yo digo que una de las expresiones del talento es la relajación que tiene ante la cercanía de los rivales, porque da la sensación de que cuantos más rivales tiene alrededor, más relajado está… Yo lo fui acompañando, a la altura del segundo palo… Yo siempre digo que Diego fue el que metió la pelota adentro del arco y yo fui el que la saqué, porque apenas entró lo que atiné es ir a buscarla adentro del arco… ¿No es lo mismo, no? (risas)… Yo escribí muchas veces sobre esa jugada porque me hacía la pregunta de cómo funciona el cerebro de un genio en la acción…
-Y ahí viene la anécdota en la que él te dice que pensó siempre en cómo hacer para dártela...
-Recuerdo que en las duchas, le dije a Diego que estaba en el mismo lugar de Pelé... "Desde hoy no te discute nadie más", le comenté. Y él me dijo: "Jorge, siempre pensaba en darte la pelota a vos, pero aparecía un inglés en el camino y no me lo permitía"… "Oye, ¿me viste a mi?, le pregunté... Yo ví 100 veces la jugada por televisión y todavía me parece mentira que me haya visto… Capaz que vio una mancha azul, pero la cosa es que me identificó y sabía que era yo… ¡Diego tenía una mirada periférica descomunal!… Y también me dijo en ese momento que cinco o seis años antes, tuvo una jugada igual, lo aplaudió todo Wembley pero no fue gol y se acordó, en medio de la jugada, que el hermano le dijo que su error en Wembley fue no haber gambeteado al arquero... Estamos hablando de ideas que pasan por la cabeza a la velocidad de la luz, pero también tuvo ideas desechadas en esa jugada, como la de no repetir lo que había ocurrido seis años antes... Un genio…
-¿Y el de la mano?
-No la ví en el momento, pero me la imaginé… ¡No podía llegar ahí, midiendo 1,68 contra un arquero que medía mas de un 1,80 y con la ventaja, la del arquero, de utilizar las manos!… Cuando fui corriendo detrás de él a saludarlo, le dije: ¿Fue con la mano?... "Después te explico Valdano", me contestó (risas)… Es una jugada que hoy no resiste el VAR… Lo único que queríamos, y él también, era que que sacaran del medio para que el gol quede consumado…
-¿Qué sentiste en el momento del pitazo final?
-Los últimos 7 u 8 minutos del partido, los "invertí" persiguiendo al árbitro para que lo termine... Por esas cosas de Bilardo, yo era el encargado de seguir al árbitro para hablarle. Alguna vez contaré algunas cosas que lo pintan a Bilardo… Te voy a decir una cosa: cuando yo encaraba en mi gol hacia el arquero de Alemania, sabía que si lo convertía, ese gol iba a hacerme más o menos feliz por el resto de mi vida... Fui consciente en ese momento de lo que significaba convertir un gol y también de lo que habíamos logrado en el pitazo final.
-Ese, el de convertir un gol en una final del mundo, debe ser un momento sublime e incomparable...
-Esa jugada arranca por la derecha, me la da Nery y yo veo que un alemán me persigue, muerde la pelota y llega a Diego, entonces yo meto la diagonal, paso por delante de los dos y rompo el fuera de juego.. Ahí me puse de perfil, porque eso te da las dos posibilidades: patear o eludir al arquero... No le pegué muy fuerte... Y bueno, fue el clásico momento de pensar: esto no me puede estar pasando a mí…
-Recién me dijiste que el día del partido con Inglaterra le dijiste a Maradona que estaba a la altura de Pelé. ¿Quedó ahí o lo superó?
-Ahí, a la misma altura.
-¿Y Messi?
-También, a la misma altura de Maradona, de Pelé, De Di Stefano y de Cruyff... Cada uno marcó una época y nos puso ante algo nuevo que no se había dado antes…
-¿Será que podremos ver a alguien superior?
-No creo... En el futuro, veremos a alguien que será distinto, tendrá menos creatividad, menos astucia, más condiciones físicas, más presencia… O sea, preveo un personaje más cerca de Cristiano Ronaldo que de Leo…
-¿Y entonces?
-Desde Ronaldo es difícil llegar a la condición de genio… El fútbol igualmente sorprende, porque lo veo a Mbappé y es realmente estupendo, tiene una voracidad muy grande, derriba todo lo que tiene adelante y marca 30 o 40 goles con ese estilo… Pero me gusta que sean sólo los cinco, para que ocupen todos los dedos de la mano (risas)... ¡Y que tres de ellos sean argentinos!…
-Y el privilegio de haber sido contemporáneo de dos de ellos...
-¡Obvio...! Durante 15 años, Messi se encargó de ejercer el magisterio… Y te lo digo yo, que para mí fue una tortura porque trabajé en el Madrid cuando él era el rey del fútbol mundial y lo tenía en la vereda de enfrente… Aún desde ese lugar no he dejado de admirarlo… ¡Amo a Messi!
-Como país exitista que somos, se bajó el nivel de discusión de Messi con la copa ganada en Brasil. ¿Necesitaba ganarla?
-Sí... Fue liberatorio para él… El ha amado a Argentina y también ha amado a Barcelona... Y fijáte la paradoja de haber salido, de los dos sitios, expulsado... Porque parece que el culpable de haberse ido con 12 años del país fue Messi, cuando en realidad fue el país el que no le dio los elementos para desarrollar su profesión, porque no se le podía pagar el tratamiento para seguir jugando en la Argentina y se tuvo que ir a Barcelona... Sin embargo, él fue siempre un argentino en el exilio... Por su forma de hablar, por su sentimiento... Porque pudo ir a la selección española, con Xavi e Iniesta, a ganar campeonatos… ¡Era una alfombra roja para él!… Sin embargo eligió Argentina... ¡Y lo hemos castigado de todas las formas posible!
-¿La gente?
-¡No creo!... La gente tenía la sospecha de que era un genio... ¡O directamente creía que era un genio!... Lo digo desde un periodismo muy agresivo contra él.
-¿Lo ves feliz?
Sí. Liberado y con un grupo de jugadores que lo quieren. No se siente angustiado y obligado como en otros momentos.
-Siendo como somos y subidos al carro del triunfalismo como habitualmente lo hacemos, queremos que el Mundial empiece mañana mismo. ¿Cómo lo ves al equipo?
-Es la primera vez que no sé insertar una selección sudamericana en el fútbol mundial, porque hay tanto proteccionismo en esta parte del mundo que ya no se pueden hacer amistosos. Los amistosos fueron reemplazados por la National League y muchos ni saben lo que es y para qué sirve. No hay fechas para amistosos. Y encontrarse con un equipo europeo cada cuatro años genera un problema, porque las verdaderas referencias no son los otros equipos sudamericanos.
-¿Te sorprendió Scaloni?
-Lleva las cosas con naturalidad y no ve el fútbol desde la angustia. Le creen y eso es importante. No veo fútbol argentino porque no lo televisan. Lamentablemente hemos perdido protagonismo internacional y acá no pasan los partidos, salvo alguno muy esporádico... Veo el fútbol argentino con muchos problemas de formación, problemas económicos, de seguridad… La nuestra es una cultura muy arraigada que existe en pocos países del mundo y el resultado es Maradona, Messi y Di Stefano.