Polémica por las estrellas de Uruguay: qué decisión analiza la FIFA para el Mundial
La FIFA analiza aplicar un criterio más estricto sobre las estrellas en las camisetas de las selecciones y, según versiones periodísticas, podría exigir que Uruguay luzca solo dos títulos mundiales en el escudo durante el Mundial 2026. La AUF, sin embargo, insiste en que la Celeste es reconocida como cuatro veces campeona del mundo.
El equipo de Marcelo Bielsa podría llegar a Estados Unidos 2026 con un escudo distinto. Foto: Reuters
La selección uruguaya, dirigida por Marcelo Bielsa, históricamente exhibe cuatro estrellas sobre el escudo: dos por los Mundiales de 1930 y 1950 y otras dos por los oros olímpicos de 1924 y 1928, considerados durante décadas como campeonatos mundiales organizados por la propia FIFA. En los últimos días, trascendió que el ente rector habría decidido ajustar el reglamento y contar solo las Copas del Mundo “modernas”.
De acuerdo con esas filtraciones, la intención sería que, de cara a Estados Unidos, Canadá y México 2026, los seleccionados solo puedan lucir estrellas por Mundiales ganados desde 1930, lo que en el caso de Uruguay reduciría el conteo a dos. La medida aún no fue comunicada de manera oficial y genera inquietud en Montevideo ante la cercanía del torneo.
La discusión se reavivó en un contexto particular: Uruguay jugará un Mundial ampliado, con 48 equipos y mayor exposición global, mientras Bielsa pule el recambio generacional de la Celeste. Para muchos hinchas, tocar las estrellas equivale a cuestionar buena parte de la identidad futbolera del país que fue pionero en la escena internacional.
La Celeste con sus cuatro estrellas: un símbolo que vuelve a quedar bajo discusión. Foto: Reuters
Por qué Uruguay tiene cuatro estrellas
La presencia de cuatro estrellas sobre el escudo de la AUF se apoya en un argumento histórico: los Juegos Olímpicos de París 1924 y Ámsterdam 1928 fueron torneos organizados y regulados por FIFA, abiertos a futbolistas profesionales y considerados en su momento verdaderos campeonatos del mundo.
En 1992, Uruguay obtuvo autorización para incorporar las cuatro estrellas tras presentar documentación y antecedentes que acreditaban ese reconocimiento. Desde entonces, la Celeste jugó cinco Mundiales (2002, 2010, 2014, 2018 y 2022) con el mismo escudo, sin que la FIFA exigiera cambios en la camiseta principal.
La respuesta de la AUF y el nuevo criterio
Hace apenas una semana, el presidente de la AUF, Ignacio Alonso, había explicado que la FIFA introdujo un cambio de criterio respecto de las estrellas, pero enfocado en las categorías juveniles, el fútbol femenino y el futsal. Para la selección mayor, ratificó, las cuatro estrellas siguen reconocidas.
“Los dos torneos olímpicos fueron organizados por FIFA y eso está absolutamente reconocido, Uruguay tiene las cuatro estrellas, indiscutiblemente”, dijo Alonso en Estados Unidos, al ser consultado justamente por la polémica. Según el dirigente, la modificación apunta a que cada camiseta muestre solo los títulos propios de esa rama, y no el palmarés general del país.
La Celeste con sus cuatro estrellas: un símbolo que vuelve a quedar bajo discusión. Foto: Reuters
El peso simbólico del cambio
Cualquier decisión que obligue a la Celeste a jugar el Mundial 2026 con dos estrellas tendría un fuerte impacto simbólico. En el ciclo Bielsa, Uruguay viene de consolidar un estilo agresivo y protagonizar grandes actuaciones en Eliminatorias, con figuras como Federico Valverde y Darwin Núñez, y la camiseta funciona también como bandera de una tradición centenaria.
El debate, por ahora, se juega más en los despachos y en los medios que en los campos de entrenamiento. Mientras algunos sectores reclaman que se respete la historia original de los títulos olímpicos, otros sostienen que la unificación de criterios de FIFA puede ordenar un escenario donde cada logro tenga su lugar en la camiseta y en los archivos, sin superposiciones.
Hasta que haya un pronunciamiento formal, la AUF se aferra a su posición: Uruguay se considera cuatro veces campeón del mundo y no está dispuesta a resignar, sin pelea, dos de las estrellas que llevan bordadas generaciones de futbolistas. El Mundial 2026 podría ser, también, un capítulo decisivo de esa batalla por la memoria.