Ernesto Talvi, padre de la “estabilidad” del vecino país
Desde Uruguay sugieren inversiones de la UE que pueden “cambiar la matriz productiva”
El economista advierte que la UE juega con “reglas claras” en lugar de la “lógica del sometimiento” de Trump. El viejo continente tiene en América Lartina inversiones que multiplican por 2,5 las de EE.UU y por 25 a las chinas.
El ex canciller uruguayo, promotor del acuerdo Mercosur-UE.
Mientras la Argentina espera que el canciller Pablo Quirno -por estas horas en Estados Unidos- asista al anuncio de Washington de un acuerdo comercial con Estados Unidos y un programa para despejar incertidumbres financieras por dos años, un economista uruguayo dijo en Buenos Aires que de Europa pueden venir inversiones capaces de cambiar la matriz productiva del Mercosur.
Ernesto Talvi es doctor en Economía en la Universidad de Chicago e investigador del Real Instituto Elcano de Madrid. Fue canciller en Uruguay y diseñó el programa antiinflacionario de su país. Invitado por la Fundación Konrad Adenauer, disertó en la Conferencia Anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Talvi disertó en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en la Conferencia anual de FIEL.
Talvi reseñó la “ruptura del régimen de derecho internacional” de posguerra y, con él, del “conjunto de reglas de convivencia pacífica” de los últimos 80 años, que subsistían porque eran “el mejor interés de los Estados Unidos” hasta que en ese ámbito surgió China como “desafío al poder hegemónico”.
La “lógica del sometimiento”
“Lo que se ha hecho es romper el orden” y sustituirlo por “la lógica del sometimiento, la ley del más fuerte” e incluso por la “vía de la coacción”, explicó Telvi en obvia referencia a Donald Trump.
“Ese es el régimen en el que vivimos y es bueno que asumamos por el momento que ese es el régimen en el que vamos a estar. Un cambio dramático, que además tiene su contraparte doméstica, que es el ejercicio de la autoridad de quien detenta la presidencia, de quien tiene la legitimidad para ejercerla”, explicitó.
Poniéndose en el implícito traje de Trump, ejemplificó: “No son jueces estos a los que nadie eligió y me siento habilitado para desconocer sus resoluciones; como la autoridad soy yo, sé cuál es la tasa de interés que tiene que fijarse y si no me gusta el presidente de la Reserva Federal, amenazo con despedirlo. Y si no me gustan las estadísticas laborales, entonces despido a la que está a cargo”.
¿Y ahora qué..?
El economista uruguayo reconoció que “creíamos que se iba a armar la de San Quintín” pero si bien “los mercados reaccionaron de manera virulenta” en un principios, el riesgo soberano de Estados Unidos está por debajo de los niveles previos al “día de la liberación” (guerra de tarifas co China).
Trump y Xi Jinping. La guerra arancelaria que condiciona al mundo. REUTERS
Repasó además que “el riesgo corporativo está también abajo”, y lo mismo sucede en la Bolsa con el “riesgo de mercado”. Sin embargo recordó la “hipótesis de Krugman de que ‘el mercado está equivocado’. Pero el mercado no es bueno poniendo precio a eventos con baja probabilidad de producirse. Está subestimando el mercado los riesgos, porque tiene ese sesgo”, advirtió.
También refirió a la hipótesis Nouriel Roubini (solía ser conocido como el señor catástrofe), aunque advirtió que sin embargo Trump asumió que “con el dólar no se juega, es la moneda internacional, la única global” y dejó de acechar al titular de la Reserva, porque reconoció que eso está incluso fuera de sus límites.
Además dijo que China obligó a Trump a “ sentarse a la mesa a negociar” desde su posición de poseedor único de “tierras raras” decisivas para industrias como la defensa o la aeroespacial.
Y añadió -citando el cambio en Roubini- su reconocimiento de “la revolución de la inteligencia artificial que ya está instalada, que es la revolución más extraordinaria que ha visto la historia de la humanidad y va a generar unos aumentos de productividad espectaculares y el crecimiento va a subir de 2% tendencial a 4%.
“Y cuando uno hace las cuentas con 4%, entonces la deuda de Estados Unidos ni es tan alta ni tan explosiva y todo felices y comimos perdices”, ironizó, resaltando “teorías que no terminan de cerrar”.
Pero entonces Telvi recaló en Guillermo Calvo, el economista y profesor argentino -director del programa de dirección de políticas económicas de la Universidad de Columbia- quien ha planteado que la inflación pos pandemia ya copensó el exceso de liquidez del dólar en Estados Unidos.
El economista Guillermo Calvo tiene una tería "pos pandemia".
Apuntó que eso “explica la tranquilidad en los mercados y por qué el dólar está débil y el oro y los commodities crecen”. Aclaró que “estamos viejos para verdades reveladas, pero es una hipótesis plausible”.
“La UE optó por no confrontar”
El analista uruguayo sugirió observar la posición de “no confrontar” de la Unión Europea, que apuntó al “86% del comercio global” que “tiene lugar entre contrapartes que no involucran a Estados Unidos” y es parte de “un mundo que se quiere vincular sobre la base de reglas previsibles”.
Dijo que la UE trata de firmar nuevos tratados (Australia, Indonesia) y modernizar los que tenía (Chile, México) además de concretar el que negocia de “larga data” con el Mercosur.
“Parecería que la parte comercial sólo requiere aprobación del parlamento Europeo y consejo de la UE, no de los Parlamentos nacionales. En la medida en que lo aprueben, entra en vigencia cuando nuestros parlamentos lo ratifiquen”, subrayó Talvi.
Dijo que el acuerdo está “mal llamado comercial” por cuanto “es un paraguas institucional en el que, en un conjunto muy grandes de capítulos, nos podemos de acuerdo para intercambiar. Es una mini integración” sentenció.
Explicó que si cierra con el Mercosur, la UE “va a tener acuerdos con el 95% del PBI latinoamericano” (sólo quedarían afuera Nicaragua y Venezuela). Y reseñó que el bloque del viejo continente tiene en América Latina inversiones que multiplican por 2,5 las de Estados Unidos y que son 25 veces las chinas.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión de la UE. REUTERS
“Desde Europa podría venir una segunda ola de inversiones muy importante en sectores de cadenas de producción sofisticadas, que pueden darle impulso al cambio en nuestra matriz productiva” de la región.
Sostuvo que “en este momento es decisivo que no miremos sólo para arriba, que enfoquemos nuestra visión hacia Europa que además tiene algo que creo que a casi todos nos gusta: la forma que estan eligiendo ser es la misma que queremos nosotros. Estados Unidos, veremos…”.
El juego de las similitudes
Mentor del plan de estabilización uruguaya de los ‘90, Telvi comparó aquél proceso con el de hoy en la Argentina. Coinciden en el ajuste fiscal, las bandas de flotación, la política monetaria contractiva, las reformas estructurales (tributarias y seguridad social) y la inyección de liquidez del FMI
Recordó que en su país, “en siete años y medio convergimos a un dígito” de inflación, en un proceso que bajó de 130% a 40% anual en dos años, pero que le llevó otros 5 años y medio alcanzar un dígito porque “usábamos el impuesto inflacionario para acumular reservas “.
“A veces, estar un poco apurado por conseguir los objetivos conspira contra la coherencia y la solidez del programa”, sugirió Telvi. Reseñó que Uruguay volvió al mercado de bonos después de dos años, reforrmó la seguridad social después de 6 años y alcanzó el investiment grade en el año 8 del programa. Sólo entonces retiraron las bandas de flotación como las que tiene la Argentina.
Reconoció que hubo esfuerzos en salarios públicos y suba de impuestos, más allá de que “subieron los precios en dólares y nunca volvieron a bajar”, por lo que se auguraba que “el plan se caía”. Pero rescató que con “paciencia estratégica y políticas de Estado”, Uruguay -entre el ‘90 y el 202424- incrementó 50% más que la Argentina el ingreso por habitante.