Cada individuo es libre y tiene derecho de fabricar y/o emprender en el rubro de elaboración de comidas. La cuestión es la responsabilidad que esto conlleva, ya que se está trabajando con la salud de las personas: a través del alimento no sólo aportamos nutrientes esenciales, sino también se pueden transmitir enfermedades.
Hoy es conocido el hecho de que el manipulador tiene vital importancia a la hora de prevenir Etas (Enfermedades Transmitidas por los Alimentos). Según la normativa provincial, cada persona que manipula alimentos debe hacer un curso de capacitación al respecto y contar con libreta sanitaria y/o carnét del manipulador, así como numerosas obligaciones respecto del lugar, las cuales no sólo tienen como fin exigir al negocio porque sí, sino que están cuidando la salud del consumidor y enseñando al emprendedor.
Ahora bien, ¿el respeto de estas normas es equitativo? ¿Todos los elaboradores de alimentos en Santa Fe cuentan con las habilitaciones correspondientes, con la identificación de los procesos, con los registros de ingresos de materia prima, con el personal capacitado, con los controles de temperaturas de las cocciones, con el control exhaustivo de proveedores, con la infraestructura adecuada y con el personal registrado?
Las autoridades tienen la responsabilidad de hacer cumplir las leyes, las normas y de trabajar para la sociedad de forma justa y equitativa. Sería un gran avance tomar la EAN (Educación Alimentaria Nutricional) como una herramienta fundamental de salud pública y atención primaria.
(*) Nutricionista. Propietaria de Nutriserv.




