Los estudiantes y las nuevas alternativas de movilidad en Santa Fe
Cada vez más jóvenes optan por combinar bicicletas públicas, transporte urbano, caminatas y apps de viaje como formas de desplazarse por la ciudad, en busca de ahorrar tiempo y dinero, adaptarse a sus rutinas diarias y apostar por una movilidad más sustentable.
La movilidad se transforma de la mano de quienes necesitan alternativas accesibles. Crédito: Luis Cetraro.
La movilidad urbana en la ciudad de Santa Fe atraviesa una transformación silenciosa pero profunda. Cada vez más, son los estudiantes universitarios quienes marcan el ritmo de este cambio: con agendas exigentes, recursos limitados y una conciencia ambiental en ascenso, ya no se conforman con el colectivo como única opción. Hoy combinan bicicletas públicas, autos compartidos, colectivos y hasta monopatines eléctricos para llegar a sus lugares de estudio, trabajo o prácticas.
El auge del transporte alternativo responde a múltiples factores. La pandemia disparó la necesidad de evitar aglomeraciones, mientras que el aumento del precio del boleto, la frecuencia irregular de algunas líneas y la necesidad de economizar impulsaron la búsqueda de medios más prácticos y accesibles. En ese contexto, el Sistema Automatizado de Bicicletas Públicas, conocido como “Las Bicis”, se consolidó como una de las principales herramientas para moverse por la ciudad.
Bicis en crecimiento
Desde su puesta en marcha en marzo de 2023, “Las Bicis”ya acumulan más de 360 mil viajes y más de 38.500 usuarios registrados. El 80% de los viajes ocurre entre semana, una cifra que deja en claro su uso como parte de la rutina académica. El sistema, gratuito y con 36 estaciones distribuidas en puntos clave como la Estación Belgrano, el Parque Federal, la Terminal de Ómnibus y las sedes universitarias, es especialmente valorado por los jóvenes.
Una estudiante de Abogacía resumió su experiencia así: “Uso mucho más la bici. Me permite estar en movimiento, me sirve como ejercicio y además no gasto en nafta. También lo veo como un pequeño aporte al medio ambiente. Manejar a veces estresa más que pedalear”.
Cada vez más estudiantes eligen las bicis públicas para moverse por la ciudad. Crédito: Mauricio Garín.
Sin embargo, no todos tienen acceso a una estación cercana. “Como mi instituto queda en una zona céntrica me movilizo únicamente en colectivo. En mi barrio no hay estaciones de bicicletas. Eso es lo malo, no están disponibles para todos”, explicó otra joven. Para muchos, el colectivo sigue siendo el transporte principal, pese a sus limitaciones.
Combinaciones
“Principalmente uso el colectivo porque al salir del trabajo tengo la línea 14 que me queda cerca y me deja bien. También uso el 22 cuando estoy en mi casa. El auto particular no es opción porque toda mi familia trabaja y lo necesitamos para otras cosas”, contó un estudiante que combina pasantía y cursada.
La experiencia de otros refleja la necesidad de adaptar la movilidad a los múltiples escenarios del día a día: “Estudio en la UCSF en Guadalupe y me manejo con el colectivo 16. Si estoy en el centro tomo el 14, y si voy con el tiempo justo entre trabajo y facultad, uso aplicaciones de viaje”.
El transporte urbano se combina con otras opciones en la rutina de los jóvenes. Crédito: Manuel Fabatía.
Precisamente, las aplicaciones para viajes también ganaron terreno, especialmente entre quienes deben moverse en horarios complejos o entre trayectos sin conexión directa. “A veces entre la pasantía y la facultad no llego, así que uso autos de aplicación”, relató un estudiante.
En este sentido, otra joven que se traslada desde Santo Tomé señaló que alterna colectivos y caminatas, según el punto de partida: “Cuando estoy en Santa Fe voy caminando, pero desde mi casa sí o sí me tomo el colectivo”.
En los traslados interurbanos, las opciones se reducen. “Estudio en Paraná y no tengo movilidad propia. Me tomo el colectivo de media distancia y después uno urbano para llegar a la facultad”, explicó otra estudiante, reflejando la importancia del transporte público regional para quienes estudian en ciudades vecinas.
Apps y monopatines
Los monopatines eléctricos, si bien aún no son masivos, comienzan a aparecer en zonas céntricas como una alternativa para tramos cortos. Sin embargo, su alto costo y la falta de infraestructura específica limitan su adopción generalizada.
Entre pasantías, cursada y trabajos, los estudiantes crean su propia logística. Crédito: Flavio Raina.
Este abanico de experiencias muestra que la movilidad entre los jóvenes ya no se define solo por el precio o la rapidez. Cada decisión implica una combinación de factores: autonomía, sostenibilidad, contexto familiar, horarios y hasta estado del clima. La bici pública crece, pero no reemplaza por completo al colectivo. Las apps ayudan, pero no están al alcance económico diario de todos.
En este nuevo mapa urbano, los estudiantes diseñan sus propias rutas y estrategias para moverse por Santa Fe. Ya no se trata solo de llegar, sino de cómo llegar: cuidando el bolsillo, el cuerpo y el entorno. La movilidad joven es, cada vez más, una red en movimiento.
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