La vida universitaria actual se desarrolla en un contexto marcado por la hiperconectividad digital, donde la inmediatez y la sobreinformación conviven con sentimientos de soledad y dificultades para construir vínculos significativos. Esta paradoja plantea retos profundos para el bienestar emocional, la convivencia y la capacidad de sostener proyectos personales con sentido.
Buscando acompañar a los estudiantes en estos desafíos, la Universidad Católica de Santa Fe, a través del Área de Tutorías, desarrolla el Ciclo de Talleres Formativos. Cada año se proponen como un espacio para reflexionar, donde los estudiantes pueden plantearse preguntas fundamentales sobre la relación con las tecnologías, la gestión del tiempo y la comunicación, integrando además estrategias para el bienestar integral y el discernimiento del proyecto de vida.
Hiperconectividad y soledad
“Paradójicamente, mientras están más conectados que nunca a través de sus celulares y redes sociales, muchos manifiestan sentimientos de soledad, desconexión emocional y dificultad para establecer vínculos significativos”, reconoce la psicopedagoga Adriana Autelli, responsable del Área de Tutorías, refiriéndose a los estudiantes universitarios.
La constante exposición a estímulos, la presión por la inmediatez y la sobreinformación generan una preocupante fragmentación de la atención y una sensación de vacío que impacta en su bienestar, y claramente en sus aprendizajes. “Este tiempo, su tiempo, porque son presente antes que futuro -remarca Autelli- les plantea serios retos, que buscamos acompañar abriendo espacios de escucha y reflexión, en los que puedan construir sentido, comunidad y proyecto de vida”.
El Área de Tutoría de la Universidad Católica de Santa Fe acompaña y brinda herramientas a los jóvenes para su vida universitaria.
El Ciclo de Talleres Formativos propuso encuentros con especialistas, para trabajar sobre su relación con las pantallas y el impacto que esto tiene en la gestión y organización de su tiempo personal y social, en la capacidad de sostener la concentración, en la posibilidad de comunicarse y vincularse, y en los niveles de ansiedad y estrés que se suman al propio de la vida universitaria. También acompañaron el discernimiento continuo que todo esto demanda para ir dotando de sentido cada tramo del trayecto y evitar perderse en el camino.
Más de 1000 jóvenes de todas las sedes de la UCSF, aceptaron la propuesta y se sumaron. El ciclo incluyó también instancias formativas que abordan dimensiones clave del bienestar integral y la incorporación de hábitos saludables como mejorar la alimentación, el tiempo de descanso y la actividad física y recreativa, que ayuden a liberar tensiones durante las exigentes jornadas de estudio.
Aprender a conectar con otros
Convivir no es simplemente compartir un espacio físico, sino construir un entorno donde el respeto mutuo, la aceptación de las diferencias y la disposición al diálogo sean pilares fundamentales. En un tiempo marcado por la hiperconectividad, Autelli destaca cómo el convivir implica aprender a conectar verdaderamente con el otro
El Área de Tutoría de la Universidad Católica de Santa Fe acompaña y brinda herramientas a los jóvenes para su vida universitaria.
Esto requiere asumir ciertos códigos de convivencia entre compañeros y con los docentes: “Literalmente, levantar la cabeza y mirar al otro, escuchar con atención, respetar los tiempos y estilos de cada persona, gestionar mejor los conflictos y generar clima de colaboración y cuidado”, puntualiza Autelli.
En el taller CON-vivir, nuevo en el ciclo, se trabaja intensamente en promover esas actitudes, entendiendo que “el vínculo humano es el motor del aprendizaje significativo y del desarrollo integral de la persona”. En este sentido, el crecimiento profesional es inseparable del crecimiento personal y grupal, “porque sólo quienes se conocen, se cuidan y se vinculan con otros de manera fraterna podrán ejercer su rol profesional con compromiso y vocación de servicio”, subrayó la responsable del Área.
Discernir el camino
Adriana Autelli enfatiza que la pausa y el discernimiento son prácticas esenciales en tiempos de cambio: “En la era del clic, donde todo pasa, proponemos -en contracorriente- desacelerar, mirar alrededor, salir del piloto automático para cuestionar juntos lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué, para recuperar el pensamiento crítico y para imaginar caminos con sentido”.
Fue así que renovaron la propuesta del taller ¿Hacia dónde voy y para qué?, que invita a los estudiantes a detenerse y reflexionar sobre su trayecto universitario como parte de su proyecto de vida. El espacio promueve el resignificar sus elecciones vocacionales y proyectarse hacia el futuro con mayor claridad, buscando facilitar también la transición hacia el mundo laboral.
“Estudiar en la universidad -concluye Autelli-, es esencialmente un proceso profundo de autoconocimiento, de tomar decisiones con conciencia e ir armando, paso a paso, un proyecto de carrera que tenga sentido dentro de un proyecto más grande: el de la propia vida. Es preguntarse de continuo cómo lo que aprendo puede transformar no sólo mi futuro profesional, sino también mi forma de ser y estar en el mundo. En este tiempo, encontrarnos y pensar juntos se vuelve un acto de resistencia, una forma de cuidarnos y de volver a lo esencial, del modo más humano del que seamos capaces”.