Educación Emocional: una deuda pendiente en la sociedad

Destacados profesionales como Rosario Cabello González (España), Carlos Vigo y Lucas Raspall compartieron su experiencia y las miradas más actuales sobre la educación de los sentimientos y emociones. Docentes, profesionales y estudiantes participaron del espacio de reflexión, diálogo y debate, organizado por el Departamento de Posgrado de la Universidad Católica de Santa Fe.

Rosario Cabello González, doctora en Psicología, viajó desde Málaga para compartir algunas claves para entrenar la inteligencia emocional. Así, expresó la necesidad de poner en foco a quienes se están formando para ser docentes. "Es ahí donde tendríamos que empezar con la formación en Inteligencia Emocional y asegurarnos muy bien de que quienes van a ser docentes tengan desarrollada una serie de habilidades sociales y emocionales para saber enseñar, para saber comunicar", afirmó.

Cabello reforzó la importancia de la docencia, asegurando que es un proyecto muy difícil que no puede hacer cualquiera: "Requiere tener desarrolladas determinadas habilidades, y quien se plantea este camino debe evaluar si tiene o no las habilidades emocionales para desarrollarlo", refirió. Afirmó, también, que los buenos maestros, que marcan a los alumnos, suelen ser aquellos que poseen características relacionadas con sus habilidades socioemocionales, fundamentalmente con la empatía.

Sobre las diferentes teorías existentes en torno a la inteligencia emocional, la Dra. Cabello aclaró su opción por aquella que explica que "una persona que tiene inteligencia emocional es capaz de percibir adecuadamente el estado emocional en que se encuentra y también el de los demás. Es capaz de comprender qué significa eso, de dónde viene, cuál es el contexto y, finalmente, sabe dar una respuesta. Es decir, sabe regular sus emociones y es capaz de regular las de otra persona".

El rol fundamental de la familia y la escuela

Al momento de hablar sobre las bases de esta educación, Cabello asegura que tanto la familia como la escuela son fundamentales, pero muchas veces sucede que el ritmo de vida acelerado de los padres lleva a perder de vista las prioridades. Entonces, poner el ojo en la formación docente parece "más fácil" que ponerlo en los padres y las madres que no tienen tiempo. Respecto a la histórica formación del profesorado, explicó que "siempre ha estado latente el pensar que lo emocional no era importante y no debía formar parte del proceso educativo; que lo que importaba era lo racional, los aspectos de contenido clásico: las Matemáticas, la Lengua, las Ciencias Sociales. Ocurre entonces que muchísimos maestros y maestras están enfocados en conseguir que los niños y las niñas aprendan esos contenidos, da igual la forma, siempre y cuando cumplan con su objetivo, con su currículum".

"En ese punto nos hemos olvidado de que somos seres humanos, con emociones, con necesidades sociales, somos la conjunción de muchas partes que debemos tener en cuenta. Existe mucho profesorado que piensa que simplemente trabajando en los aspectos cognitivos vamos a tener un mejor rendimiento de los chicos y las chicas y que siendo duros, estrictos, disciplinados, vamos a conseguirlo", aclaró la Doctora en Psicología.

La necesidad de una Ley de Educación Emocional

Otro de los disertantes fue el Profesor de Filosofía y Doctor en Educación, Carlos Vigo. Centrado en Inteligencia Emocional y Políticas Educativas, habló de la necesidad de una legislación en Argentina para la incorporación de la inteligencia emocional a la currícula. Al respecto, aclaró que no hay un avance significativo: solo Misiones y Corrientes tienen propiamente la Ley de Educación Emocional, y Entre Ríos está trabajando en ello. "La ley es importante porque amplía derechos y pone al estado como garante de su ejercicio y al docente como representante -del estado- en el aula con un rol fundamental y clave", explicó.

Más adelante, refirió la necesidad de forjar una Política de Estado en este ámbito "ya que no se puede pensar una formación integral de la persona sin que la dimensión emocional esté declarada. Debe debatirse e instalarse el tema en las escuelas, y detrás de eso, sin duda, vendrán otras cuestiones a trabajar, como la necesidad de investigación, de generación de conocimiento, y la necesidad de la reglamentación de esta Ley, para garantizar la ampliación de derechos".

Una educación que sea verdaderamente integral

Vigo explica que hay un reclamo de formación que aparece en la sociedad y se hace visible con los reiterados casos de violencia que se ven a diario en los medios y que denotan los niveles de inteligencia emocional que faltan. "Tan solo hace falta ver un noticiero para darnos cuenta de lo fundamental y lo clave de enseñar a gestionar las emociones, los sentimientos, los afectos", señaló.

Según el Doctor en Educación, la escuela es el lugar donde resuena todo lo que pasa afuera, con más eco y con más fuerza. Por ello, destacó que "si hablamos de inteligencia emocional en educación, la formación clave, en primera instancia, es la de los docentes, y en segunda instancia la de los niños y adolescentes".

Finalmente, aclaró que todos tienen un rol fundamental en lo que a educación emocional respecta: los medios de comunicación, las familias, las empresas, las escuelas: "Hablar de temas de Inteligencia Emocional nos remite necesariamente a hablar de Salud Mental, hablar de los altos niveles de ansiedad, estrés y depresión que estamos sufriendo a nivel social, esa pandemia silenciosa de la cual muchos no hablan".

"Hay que tomarse en serio esto, porque si empezamos a tirar del hilito de las emociones, nos encontramos también con problemas sociales muy graves, como suicidio, bullying, violencia escolar. No digo que sea la panacea hablar de inteligencia emocional, no es la cura milagrosa a todos los males de la sociedad, pero sí es una alternativa para cuestionar, desde cierto lugar, a la famosa integralidad educativa", concluyó.

Posgrados en la UCSF

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