Cantante, letrista y compositor, Alfredo Piro Rinaldi forma parte de una estirpe de artistas: su mamá es la "Tana" Rinaldi y su papá el bandoneonista Osvaldo Piro. Su destino estaba sellado y él no lo esquivó.

El hijo de la "Tana" Rinaldi y Osvaldo Piro presenta "Canciones de dos puertos", un disco donde la herencia familiar se funde con la canción urbana, el rock y la raíz rioplatense.

Cantante, letrista y compositor, Alfredo Piro Rinaldi forma parte de una estirpe de artistas: su mamá es la "Tana" Rinaldi y su papá el bandoneonista Osvaldo Piro. Su destino estaba sellado y él no lo esquivó.
Publicó trabajos discográficos como intérprete solista de tango, otros junto a la agrupación "Guitarra Negra" y participó en grabaciones con Richard Coleman, Guillermo Fernández, Bartolomé Palermo, Cucuza Castiello y Elena Roger.
Produjo el álbum "Vos y yo" de Susana Rinaldi y Leopoldo Federico, formó parte de comedias musicales, participó como invitado por el Ministerio de Cultura de Argentina en la Expo Shanghai y es miembro del Consejo Directivo de la Asociación Argentina de Intérpretes
Acaba de terminar su nuevo álbum, "Canciones de dos puertos", que presentará oficialmente en noviembre. Una referencia a los géneros musicales de las márgenes del Río de la Plata: el tango, la milonga, la canción urbana de autor, el vals y el candombe.
El repertorio seleccionado alude a Carlos Gardel, a Enrique Santos Discépolo, a Alejandro Del Prado, Jaime Roos, Horacio Fontova, Fernando Cabrera, "La Chicana" y "La Surca". En diálogo con este medio, Piro Rinaldi se refirió al proceso creativo del disco.

-"Canciones de dos puertos" parece un puente entre Buenos Aires y Montevideo y entre generaciones. ¿Cómo dialogan en este disco tu herencia familiar con tu propia búsqueda artística, más ligada a lo urbano y a la canción contemporánea?
-El legado familiar podría, en primer lugar, verse explícito en la portada de este disco, pero indudablemente esa herencia también habita, ante todo, en mi formación personal y artística, tanto en mis influencias genéticas, como en las que son estilísticas, las cuales me resultan más propias.
Mi búsqueda artística, entiendo que siempre está consustanciada con el tango. No puedo sentir más hondamente ninguna otra música, como música de raíz, música de mi terruño, a la hora de interpretar. Así haga rock, o música contemporánea, que no es extemporánea al tango.
En este disco está el tango "Íntimas", el que cantó mi mamá junto a Horacio Salgán, en una casa que Mariano Mores tenía en Mar del Plata. Lo cantó casi como presagio la noche previa a que yo naciera: le faltaban dos semanas para mi parto.
Estaban en una reunión, junto a toda la grey tanguera que veraneaba y hacía temporada en la costa argentina, y esa noche eligió cantar "Íntimas", porque era el preferido de mi abuela Ángela. Nunca formó parte del repertorio de mi madre. Ahí podría haber un señuelo familiar.
Ahora, el arreglo que canto para ese tango no es netamente muy tanguero. Tiene una armonía más pop. Pero, ante todo, la intención de todo lo que canto está pensada, interpretada, en tiempo de tango.
Hasta en la versión de "El Choclo" (obra fundacional del género) que abre el disco es super rockera, pero a la vez mi voz, sin abrazar los estereotipos del género, canta y dice en tiempo de tango.
-En la grabación "a pelo", sin amplificación, hay una intención de devolverle a la música su respiración, su error y su cuerpo. ¿Qué te llevó a elegir ese modo de registro y qué aprendizajes dejó esa experiencia casi "de fogón", en plena ciudad?
-Bueno, el fogón es una linda manera de fotografiar esta intención artística, pero conlleva otros aditamentos, como ensayo, presupuesto y demases que obligan a cierta estructura que ya sobrepasa el romanticismo de un "fogón".
La elección no fue arbitraria, sino que formó parte de la búsqueda para un mejor desenlace a la hora de grabar, de plasmar, este disco.
La razón o el motivo por el cual elegí hacerlo de esta manera, y así fue que se lo planteé a Pelu Romero, productor del disco, fue que las canciones originarias a este repertorio las armamos con Carlos Filipo hace muchos años, yendo a la Expo Internacional de Shangai.

Tenían una impronta muy cruda, que se nos hacía imposible de ser traducida en un estudio de grabación. De hecho por eso quedaron así, solo con una guitarra y la voz.
Tal como fue fijada, no dejó margen para ocultar errores, ya que el estudio estaba lleno de micrófonos pero el único que tenía retorno de auriculares era el técnico de grabación, además del productor.
La sinergia con la gente ahí al lado tuyo, indudablemente que es otra. No se si se graba mejor así, pero estos temas, de acuerdo a como fueron concebidos sus arreglos, pedían ser registrados de esta manera. Como cada grabación, en cada disco, se hace única e irrepetible.
La premisa, fue tomada por prestado, como referencia a una grabación histórica, que fue el disco de en vivo en "La Fusa", de Vinicius de Moraes junto a Maria Creuza y Toquinho. Que se grabó "ao vivo", pero no en el boliche "La Fusa" de Punta del Este, sino en los estudios ION de Buenos Aires.
Para poder importar y fijar en la grabación el espíritu de lo que ocurría cada noche en "La Fusa", transpolaron, con público, mesas, sillas, bebidas y mozos incluidos, todo el decorado necesario para así ambientarlo y reflejarlo de manera fiel en la grabación.
Algo similar me pasó con el ciclo que veníamos presentando en Pista Urbana. Entonces, tomé prestada la premisa del disco de "La Fusa", contemporáneo a "Magoya", el boliche que en los 70 tenían mis viejos en Mar del Plata. La foto de portada donde están ellos, fue tomada en la playa las Toscas en 1972.
-En el recorrido de los temas hay una constelación de nombres que construyen un mapa rioplatense: Discépolo, Del Prado, Fontova, Cabrera, Roos. ¿Qué criterios te guiaron para seleccionar esas canciones y qué lugar ocupa tu tema, "Monólogo del espejo" en esa trama?
-Creo que esos nombres son, a la hora de hablar de "puertos", faros esenciales en la música del Río de la Plata, al que se podrían (y deberían) sumar algunos otros, como el de Alfredo Zitarrosa, que no quedó en el disco registrado porque previamente había grabado un disco dedicado a su obra.
No hubo, de todas maneras, una forma caprichosa al momento de elegir cada una de las canciones. Te diría que por razones de simpatía más estética que ética, es que fueron apareciendo y moldeando el repertorio.
En cuanto a "Monólogo del espejo" no es un tema, es más un utensilio que sirve para dar pie al vals "Los Argentinos", el cual ya había grabado hace años y que en vivo lo había cantado en algunas oportunidades con el mismísimo Negro Fontova.
No va mucho más allá que esa premisa, sin ninguna otra pretensión. Es un nexo entre "Los locos de Buenos Aires" Alejandro del Prado y "Los Argentinos", que si bien era un clásico de Fontova, pertenecía a un grupo de teatro callejero de Mar del Plata que se llamaba "Los Musicantes".
Fontova fue quien me contó que en los albores de la década del 80 lo escuchó en plena peatonal San Martín. Las relecturas en temas como estos están a la orden del día, más de cuarenta años después.

-Mencionás que este disco es una suerte de contracara de "Canciones usadas", donde revisabas tu adolescencia rockera. ¿En qué sentido este nuevo álbum da cuenta de otro artista quizás más maduro o más reflexivo y qué continuidad o ruptura encontrás entre ambos proyectos?
-La mirada es más madura. "Canciones usadas" es un disco con canciones de rock pero con una lírica muy urbana, muy porteña, de la mano de Spinetta, Javier Martínez, Palo Pandolfo y hasta de Luca Prodan, "estallando desde el océano" post punk porteño de los años 80.
Hay casi diez años de diferencia entre un disco y el otro. "Canciones usadas" tiene otro espejo, con otro reflejo que es el de un artista entrando en sus 40 años, mirando el mapa de su adolescencia.
"Canciones de dos puertos" mira más atrás y también más adelante, la mirada es la del mismo artista, que con 50 años, no es indudablemente el mismo.
Las comparativas, que van mas allá del género canción, son ineludibles porque ambos trabajos tienen un concepto estético minimalista, de guitarra y voz, de toma directa, de blanco, negro y ocres.
Ambos tranquilamente son complementarios. Después de aquel "Canciones usadas" me encontré con muchas personas que llevaban una misma pregunta "¿Vas a hacer un Canciones usadas 2?” La respuesta está en este disco.

-En tus palabras hablás de la grabación como una “celebración” ¿Sentís que "Canciones de dos puertos" puede pensarse también como una celebración del cancionero rioplatense
-Si, enhorabuena. Hay algo inexpugnable, intrínseco a la música de las dos orillas.
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