La Bruja Salguero: canciones que amplíen las mejores emociones
La cantora riojana llega con “30 Años, Conciertos en intimidad” junto al guitarrista José Torelli, celebrando las tres décadas desde “De ventana abierta”, su primer álbum. En diálogo con El Litoral, repasó su viaje artístico, su vuelco a la composición junto a Bruno Arias y Lula Bertoldi, y su búsqueda de canciones y autores que conecten con la sociedad.
Íntimas: la Bruja y la caja, como cuando empezó a los 12 años a trajinar escenarios en la Fiesta de la Chaya. Foto: Gentileza producción
María de los Ángeles “Bruja” Salguero presenta “30 Años, Conciertos en intimidad”, conmemorando los 30 años de la edición de su primera producción discográfica, “De ventana abierta”. Junto al guitarrista José Torelli propone un show cálido e íntimo, repasando sus mejores canciones, y llevando al público por diferentes momentos de sensibilidad, profundidad y alegría festiva.
Será este viernes desde las 21 en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), como número invitado estará el trío Del Palo. Las entradas están a la venta en boletería de Tribus y a través de Ticketway.
En la previa, El Litoral conversó con la artista sobre estos conciertos, las ideas que dieron forma a su carrera, y los proyectos que siguen renovando ese camino.
Camino propio
-Esta gira con la que vas a llegar a Santa Fe, es parte de “30 Años, Conciertos en intimidad”. ¿Qué significa para vos repasar estas tres décadas desde “De ventana abierta”?
-Principalmente es un gran orgullo, una gran felicidad de continuar este camino desde hace tanto tiempo. Comencé con esto desde muy niña; en realidad ahora se cumplen los 30 años desde la salida del primer trabajo discográfico, “De ventana abierta”. Antes venía con grupos vocales, con dúos, cantaba en coro, era muy joven.
En esa época era una persona muy tímida, muy huraña; entonces me escudaba en mis pares para cantar, para tener esta esa sensación. Y cuando me decidí a tener una carrera como solista empecé con ese primer trabajo discográfico.
En realidad, más que nada me gustaba bailar; pero mi papá, que es un albañil, un cantor, un guitarrista (digo es porque para mí está presente, aunque físicamente ya no está) me transmitió, como suele ocurrir en las provincias: de la tradición oral, de generación en generación, ir pasando toda esa data que viene desde hace tiempo.
-Vas a vas a venir con José Torelli como guitarrista, ustedes dos solos.
-Me gusta mucho lo que es la adrenalina, la magia y la fuerza que tienen los shows, los escenarios grandes, los festivales. Pero particularmente esto me lleva a mis comienzos: cuando esto comenzó era mi papá con su guitarra, mi voz, un patio, la cercanía.
Comencé compartiendo en los actos escolares y ahí descubrí que esto no es solamente cantar, sino que tiene que ver con movilizar sensaciones, con una entrega, con el hecho de ser también un nexo entre una canción y la gente que la escuchaba.
Me apasiona estar cerca de la gente, poder tomar la mano, mirarle los ojos, como en aquellos encuentros, cuando era joven. En los que muchos cantores y cantoras como Raly Barriouevo, José Luis Aguirre, Pica Juárez, Paula Bernal, Mery Murúa, nos juntábamos en los encuentros en Córdoba a guitarrear, a cantar, a compartir sobre todo aquellas poesías que es la que nos gustaba, la que nos gusta. Canciones con fundamento, que nos movilicen como seres humanos. Esos encuentros tan cercanos, en los que inclusive nos quedábamos varios días sin dormir: una sensación muy linda.
Es traer un poco esa idea del fogón, del estar cerca; de poder dar la mano, mirar los ojos, charlar, compartir en un tiempo más ameno, como si estuviéramos tomando un mate o algún vino. Esa es la idea de este acústico: que sea más introspectivo, más cercano. Porque los festivales tienen una adrenalina, un tiempo que va muy rápido. En cambio, en estos tipos de encuentros puedes detenerte a disfrutar la vida, el canto, la poesía, la música.
Decidí que sea un formato con sólo una guitarra, que en este caso es José Torelli: un guitarrista con el que vengo trabajando relativamente hace poco. Quien era mi guitarrista durante muchos años se enamoró, se casó y se fue a Italia. Así que con José también es una manera de conocernos: venimos viajando ya hace un hace un tiempo con este espectáculo, y es un placer tremendo.
Recorrido sonoro
-¿Cómo elegiste las canciones para este espectáculo?
-Fueron 30 años, pasó mucho tiempo. Cada uno de los discos es una fotografía de un momento de mi vida, cada uno tiene su particularidad: son mis hijos, son 12 discos con muchas canciones. Entonces a la hora de elegir un repertorio no siempre es fácil, pero tampoco es algo fijo: tengo el placer de que José pueda acompañarme en las canciones que necesitamos que vayan saliendo en cada una de las fechas. Porque tenemos canciones emblemáticas para mí; me gusta mucho, sobre todo hurgar en canciones que están un poquito más escondidas, no tanto los clásicos.
He descubierto cada vez que grabé un disco a compositores y escritores talentosos, contemporáneos, como José Luis Aguirre, el Pica Juárez, Ramiro González, el Bruno (Arias), Santiago Suárez, Germán Kalber, Ana Robles. Compositores y escritores de este nuevo tiempo, que están atentos a lo que sucede en la sociedad en este momento.
Esas son las canciones que he rescatado; y también hay un par de canciones que son muy emblemáticas desde la poesía; también es un aprendizaje que sigo teniendo todavía de nuestra querida Mercedes Sosa: ella nos enseñó a buscar canciones con fundamentos, con poesías que dejen un mensaje.
Y por supuesto los llevo a La Rioja: mi orgullo, mi tierra, mi idiosincrasia. Para llevarlos a conocer un poco el paisaje de La Rioja: tenemos compositores muy maravillosos que nos han enseñado a amar la belleza, como Ramón Navarro, Gabriel Ferraro, David Gatica, Pancho Cabral, Camilo Matta. Los voy a llevar conocer los ritmos característicos de allá, como una vidala chayera, una chaya saltada, un chuntunqui.
Les voy a compartir un poco las sensaciones que vivimos en la fiesta más hermosa del mundo, que es la Fiesta de la Chaya. Vamos a disfrutar de ese momento, es mágico lo que sucede siempre en esa parte del show. Y si hay una disposición adecuada también vamos a bailar.
-Fiesta de la Chaya donde empezaste a los 12 años. De alguna forma tu tierra, tu lugar, tu paisaje han marcado tu forma de cantar y tu forma de entender el folclore.
-Sí, soy una convencida de que somos bendecidos en las provincias más antiguas, en donde nuestras tradiciones son muy valoradas. Nos sentimos orgullosos de nuestra historia caudillesca, de nuestros paisajes, de nuestros artistas que nos han guiado en esto. Tenemos una riqueza maravillosa de composiciones: eso hizo que desde muy pequeña me fui dejando guiar por esa parte que es la que nos gustan.
En La Rioja tenemos la suerte de que tenemos políticas de Estado que acompañan lo cultural; quizás en algunas ciudades más grandes no es tan común esto. Ese lugar es en donde se da lo más fuerte, la cuestión de la transmisión; pero late en en lo diario el amor a nuestras costumbres, nuestra historia, nuestro arte, que estuvo muy marcado por culturas aborígenes.
La Fiesta de la Chaya es una de las más lindas: además del jolgorio, con todas las cosas que da una fiesta popular en las provincias, tiene la particularidad de volver a conectarnos en una misma energía, en una comunidad, como lo fuimos alguna vez. Y ese es el momento cuando mucha gente que llega a la provincia de La Rioja puede disfrutar de este encanto que tiene la Fiesta de la Chaya.
Desde ese lugar es desde donde comencé a moverme dentro del rubro de la música, de la arista que elegí para andar en este camino musical.
Compañeros de ruta
-Lo nombrabas hoy entre los compositores a Bruno Arias, con el que compartiste también muchos escenarios. Compartiste otros escenarios con Lito Vitale, con Juan Carlos Baglietto, con Soledad Pastorutti, con Jairo, con Lula Bertoldi (comprovinciana nuestra), entre muchos otros. ¿Qué aprendés de esos cruces con un otro parecido o diferente, y qué te inspira de ese compartir?
-Lo más lindo es aprender: en esta vida tenemos todos los días la oportunidad de aprender, de seguir creciendo, y poder tener la la posibilidad de estar con otros artistas a quienes admiro. Lo que más extraigo en ese momento es al ser humano: ver cómo los artistas tienen un alma, un espíritu que nos unifica.
Lo maravilloso también es hablar de música argentina, y ver cómo se pueden conjugar sonidos. En el caso del rock, muchas veces cuando canto un chuntunqui, que es un ritmo de La Rioja, está muy cercano a muchas de las canciones que cantamos con Lula; o la fuerza, la garra de una vidala chayera, de alguna chacarera. Con Lula y con Bruno específicamente hay un impulso, eso está muy bueno: cuando hay dos artistas que manejan el mismo idioma, nos vamos apoyando, nos vamos empujando.
Tanto como Lula como con el Bruno hemos empezado a a componer. Tengo algo que salió en la época de pandemia, empecé a escribir cosas sueltas y después fui acomodando estructuras. Ahora en esta nueva etapa que me está pidiendo la vida: justamente por el hecho de haber tenido un encuentro tanto con Lula como con el Bruno, ha empezado a nacer a hacer esto; así que estamos ahora componiendo con ambos.
Cada uno, por supuesto, dentro de su estilo: con Lula una composición con más fuerza, con una poesía que hable bastante de las mujeres, de la de la igualdad de derechos; con el Bruno yendo más al ser humano en general, a la gente laburante, a la Madre Tierra también. Un empuje más: algo nuevo que, si no hubiera sido por ese encuentro, quizás quedaba un poquito dormido.
Referente
-Mucha gente joven se acerca al folclore a través de tu voz, como pasa también con otros artistas. ¿Qué desafío, qué responsabilidad, sentís al ser una referente de una generación nueva de artistas populares?
-Siempre hablé de las mujeres: me gusta mucho escuchar la voz de una mujer arriba del escenario, su mensaje. Durante muchos años hemos hicimos ruido con el tema del cupo femenino: dentro de la música de raíz folclórica, durante muchos años los hombres habían ocupado los escenarios con su mensaje, con su impronta.
Con este cupo que hemos conseguido, muchas mujeres pudieron subir a los escenarios grandes; tuve la hermosa sensación de que se completaba el mensaje del ser humano. Siempre estaba la voz masculina, la poesía, la esencia particular arriba de un escenario; pero con las mujeres eso se complementa. Y me dio mucho placer y orgullo haber sido parte de aquel movimiento.
Estos reconocimientos y premios que hubo, es algo muy lindo, por supuesto, pero también tiene su peso. Pero me siento feliz de lo que he logrado hasta ahora; sobre todo buscando esas canciones escondidas, que tienen poesía que moviliza desde otro lugar, otro sentido.
Muchas veces se cree que el folclore es simplemente un agite, una chacarera, una empanada, un vino; pero el folclore tiene que ver con muchas más cosas importantes, como es la idiosincrasia del mismo pueblo, los refranes, las leyendas, los cuentos, las artesanías, las danzas, comidas típicas; y todo ese bagaje cultural que habla del pueblo.
Hay muchos escritores nuevos que están hablando de ello, de una manera muy bonita. Hasta ahora lo que elegí es, además de movilizar con poesías que acompañen y amplíen las mejores emociones del ser humano, es hablar de nuestra identidad. De nuestro folclore, de nuestra raíz folclórica, que en las provincias la tenemos.
Muchas veces me preguntan: “¿Qué consejo le darías a una joven o a un joven que está comenzando con esto?”. Me parece que uno de los grandes desafíos es buscar esas canciones que dejen un mensaje; lo que muchas veces hace que el camino a tener un público más amplio, a vender más entradas o más discos sea más lento.
Pero en las provincias los que absorbemos todo esto tan lindo lo vamos haciendo sin búsquedas de escenarios, de luces y demás. Lo hacemos de una manera muy auténtica. Cuando comenzamos (hablo de un Raly Barrionuevo, de toda esta generación de mis pares que hemos comenzado con esta búsqueda más auténtica, más de lo que sentimos en las provincias), muchas veces también el hecho de haber nacido ahí hace que hayamos tenido que gritar mucho más fuerte para que se nos escuche; en un país que todavía sigue siendo unitario en la cuestión del federalismo: tenemos que seguir gritándolo fuerte.
Entonces, a los jóvenes les digo esto: buscar canciones que acompañen a los seres humanos despertando las buenas emociones; porque hay muchas cosas oscuras que dan vuelta. Pero si tenemos la posibilidad de, con una canción, movilizar algo, me parece fantástico. Nuestras tradiciones van a seguir latiendo por muchos años más, y quiero que las nuevas voces, las nuevas generaciones, busquen este este mensaje.
Una mujer argentina
-Hace un par de años estuviste acá en Santa Fe, hiciste “Mujeres argentinas” con Facundo Ramírez; Ezequiel Silberstein, era el director de la orquesta; también se hizo en el CCK en Buenos Aires. ¿Cómo fue la experiencia de abordar una obra tan emblemática y a su vez también tan asociada a Mercedes?
-Fue una gran responsabilidad. Cuando Facundo Ramírez dijo: “Son los 50 años, quiero hacer una nueva versión”, en su momento había elegido cinco cantoras. Me había llamado para ser una de ellas, pero en el transcurrir de los ensayos decidió ir sólo por una voz.
Cuando me dicen; “Bruja, sos vos”, fue muy lindo, pero una gran responsabilidad. Creo que la vida me va mandando eso todo el tiempo: premios, celebraciones; pero también me va colocando en un lugar fuerte para mí (risas). Siempre recordemos la cuestión de la timidez, hay ciertas sensaciones que me cuestan un poquito; pero hay que hacerse cargo.
Entonces me hice cargo: con Facundo ensayamos durante mucho tiempo. Porque Mercedes nos hizo creer (vamos a ir a lo técnico específicamente) que cantar “Alfonsina y el mar” o “Cartas a Guadalupe” era muy sencillo; pero no fue así (risas). Trabajamos mucho con Facundo Ramírez, y acá volvimos al tema de compartir con otros artistas: aprendí muchísimo sobre el dar todo.
Porque él me decía que generalmente los cantores tenemos zonas que son más plásticas y otras que nos cuestan mucho. Uno tiene debilidad en la voz en las partes que cuestan un poco más, y fortaleza en las otras. Facundo decía: “En ‘Mujeres argentinas’ tenés que cantar con todo, tanto en tu debilidad como en tu fortaleza”.
Una vez que estuvo la cuestión técnica, ahí sí ya pude entregarme plenamente a la obra en sí, a la poesía, que es lo que me gusta. Cada vez que elijo las canciones, la música es maravillosa, pero lo principal en mi caso es la poesía. Poderme entregar con todas las sensaciones de cada una de esas mujeres: una Rosarito Vera, una Juana Azurduy, cada una con sus grandes fortalezas como mujeres.
Fue muy lindo, todas las veces que la canté, poder ver el brillo que se despierta en las mujeres que están en el público: eso es fantástico. Hay una sensibilidad que tengo, por algo me decían Bruja (risas); cuando canto “Mujeres argentinas” es un antes y un después de que comience y que finalice la obra. La última canción es “Juana Azurduy”: todas las mujeres de pie, con los ojos bien brillosos, es maravilloso.
Ahí es donde me descubro como una transmisora, de esas canciones, el nexo; como decía Ramón Navarro: “El eslabón de la gran cadena”. Cantar esas mujeres es volver a traer fortalezas que no es que no están, sino que quizás se diluyen a veces. Hay todavía muchas luchas que las mujeres tenemos que seguir enfrentando, en los diferentes abanicos por donde nos vamos moviendo. Hay cuestiones que nos lastiman todavía, y que no vamos a callar.
Hace poquito que han sacrificado (creo que es la palabra exacta) a niñas: es algo que duele, y que hay que seguir empujando y gritando desde todos los espacios. En mi caso particular tengo la cuestión de la música, del canto, un escenario; y ese es el lugar en donde puedo expresarme y apoyar.
-A las que nombraste hay que agregar tu gran versión de “Dorotea, la cautiva”.
-Terrible. “Dorotea, la cautiva” también la grabé en “Madre Tierra” con el Bruno, y me transporta. Cuando ya ha pasado lo técnico ya no es la Bruja que canta (esa la sensación que tengo siempre), sino que me dejo llevar por la esencia o el ser que ha sido representado en cada canción. En el caso de “Mujeres argentinas”, me voy yendo para una Dorotea, después para una Rosarito, así.
Desde el presente
-Después de esta gira con José Torelli, ¿cómo sigue tu actividad de acá en adelante, ya mirando el año que viene?
-Uf, ¿qué vendrá? (risas). No soy una mujer que está constantemente mirando hacia el futuro ni hacia atrás; sino que me mantengo en este momento: este es el instante, esta es la posibilidad que tengo hoy; 24 horas es la certeza que me está dando esta vida, entonces hoy le pongo todo.
En este momento me estoy yendo a un ensayo, y después tengo que escribir, armar un par de canciones para unos músicos que me están pidiendo letras. Tenemos con José todavía un camino hasta fin de año: nos vamos a San Luis, La Rioja, Córdoba; vamos a estar en Sunchales, en Santa Fe; nos vamos a Capital Federal.
Ya estamos en diciembre: tengo que ver en este transcurso hasta fin de año poder grabar. Tenemos que coordinar con el Bruno, porque él también tiene su agenda, para grabar el “Madre Tierra 2”: ya tenemos un repertorio, que ya lo hemos presentado en Capital Federal.
También estoy pensando en un disco nuevo: el año pasado salió “Mujer de Albahaca”, y tenía pensado este año grabar un disco por los 30 años; pero hubo algunos inconvenientes de salud en dos integrantes de la banda, así que lo hemos tenido que suspender. Son tiempos importantes para ellos y somos un equipo, así que hemos tenido que frenar esta idea.
Y está Lula esperándome para que retomemos nuestro show, que es una mixtura entre folclore y canciones rock, que es lo que veníamos haciendo, hablando de música argentina. Pero ahora estamos con la impronta de hacer algo en donde compongamos.
Así tengo que ver cómo equilibrar; pero súper feliz, contenta de las oportunidades que me están dando la vida.
-Lula otra agenda complicada, porque tiene 8.000 cosas.
-Ah, también tengo que ir a un ciclo que está programando Lula en donde vamos a hacer dos canciones de que hemos hecho juntas.
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