La Compañía Coral de Santa Fe trae la "Petite messe solennelle", junto a grandes solistas
La agrupación se reencontrará con la obra de Gioachino Rossini que la vio nacer, acompañada por Florencia Burghardt (soprano), María Luján Mirabelli (mezzosoprano), Gastón Oliveira Weckesser (tenor), Cristián De Marco (bajo), Franco Broggi (piano) y Manuel Marina (armonio). El Litoral repasó las particularidades de la obra de la mano del director Pablo Villaverde Urrutia.
Burghardt, Mirabelli, Oliveira Weckesser, De Marco, Broggi y Marina: el dream team reunido por la Compañía para esta ocasión especial. Fotos: Gentileza producción
El domingo 10 de agosto a las 20.30 la Compañía Coral de Santa Fe presentará la “Petite messe solennelle” de Giochino Rossini en la parroquia Jesús Sacramentado (Ricardo Aldao 1543, Santa Fe), con entrada es libre y gratuita. En la ocasión, el coro dirigido por Pablo Villaverde Urrutia con destacados solistas invitados: Florencia Burghardt (soprano), María Luján Mirabelli (mezzosoprano), Gastón Oliveira Weckesser (tenor) y Cristián De Marco (bajo). Se interpretará la primera versión de la obra, con acompañamiento instrumental de piano y armonio: estarán a cargo de Franco Broggi y Manuel Marina, respectivamente.
“Es por orden de llegada, hasta agotar el aforo que tiene la iglesia. Se van a agregar más sillas, y por supuesto se va a preparar para que tengamos mayor capacidad para la gente; pero hay que tener en cuenta que una vez que llegamos al cupo no va a haber más lugar. Calculamos que más o menos unos 20 minutos antes que comience el concierto se va a abrir la puerta de la iglesia para que la gente pueda ingresar”, expresó Villaverde ante El Litoral.
Reencuentro
-¿Cómo salió la posibilidad de interpretarla?
-La “Petite messe” la hicimos hace 11 años: fue la primera obra que el coro interpretó. El coro comenzó con esta obra hace 11 años. En ese momento la habíamos hecho con cuatro solistas de acá de Santa Fe; también la versión con piano y armonio, que es la primera que compuso Rossini (después compuso la versión orquestal, muchos años después de haber compuesto esta).
Ahora la vamos a repetir en el marco del aniversario de los 40 años del Complejo Educativo Macagno y los 90 años de la iglesia Jesús Sacramentado. Ellos nos pidieron un concierto, y se me ocurrió que una muy buena manera de celebrarlo sería haciendo nuevamente esta obra, que a mí me fascina.
Una pieza que para muchos músicos es muy controversial: algunos músicos la sienten muy operística, otros la sienten sacra. A mí me parece que no hace falta analizarla en ese aspecto demasiado: me parece hermosa, y una manera que tuvo Rossini de componer esta obra a su estilo. Que era a lo mejor se diferenciaba mucho de las composiciones sacras de su época; pero realmente es una pieza muy rica en todo, en nivel compositivo y expresivo; y las partes solistas también realmente son fantásticas.
-¿Qué es lo más desafiante a la hora de interpretarla? O que digas: “Esto requiere un esfuerzo, una maestría, una dedicación puntual a un determinado aspecto, tanto para los solistas como para la dirección”.
-Nuestro coro no es un coro profesional, si bien hay muchos chicos que vienen de la música, y o estudian canto. Es una obra que tiene muchísima dificultad a nivel técnico y a nivel aprendizaje, tiene partes realmente que son muy exigentes. Sobre todo, las dos fugas: el “Cum Sancto Spiritu”, que está en el Gloria, y el “Et vitam venturi saeculi”, que está en el Credo. Son dos números que realmente requieren mucho virtuosismo vocal para poder cantarlos. En eso se ve mucho el destino compositivo de Rossini.
En cuanto a desafío también está el hecho de poder armarla nuevamente, con un grupo que fue mutando a lo largo de estos 11 años que tiene ya el coro; y volver a interpretarla ya con un coro más fortalecido en lo interpretativo, un grupo que ha madurado mucho: es como volver a hacerla casi con otro grupo.
El desafío está en eso, en la dificultad que tiene la obra, y nos encanta hacerla. El desafío queda soslayado a través de la pasión que tenemos en hacer obras tan hermosas como esta, o como otras que hemos hecho ya, como el “Stabat Mater” de Rossini, hace unos años.
-Es quizás más fácil con un coro ya mucho más trajinado, más fortalecido, más consolidado como decís, tanto en lo musical como en lo humano, que en el origen.
-Sí, totalmente. A nivel interpretativo tiene mucha más madurez el coro en este momento claramente que hace 11 años atrás.
Villaverde al frente de la Compañía, un coro que ha evolucionado desde la primera vez que abordaron la obra. Foto: Gentileza producción
Amigos destacados
-En aquel concierto primigenio habían tenido cuatro solistas de Santa Fe. En este caso hay solistas convocados, algunos como Gastón Oliveira Weckesser, que colabora habitualmente con ustedes; también Florencia Burghardt, María Luján Mirabelli y Cristián De Marco. ¿Cómo se armó este cuarteto de solistas para la ocasión?
-María Luján también ya había trabajado con nosotros: había venido a cantar en 2012 había sido, el “Stabat Mater” de Rossini, y siempre seguimos en contacto. Además de ser excelentes cantantes todos, son amigos, son conocidos.
En el caso de Florencia y Cristián De Marco no habían venido nunca a cantar con nosotros, pero estábamos esperando la oportunidad para que suceda y se da esta obra. Y decidimos convocarlos a ellos, que todavía no habían trabajado con la Compañía. Pero bueno, ya son amigos, así que fue muy sencillo también el convocarlos: enseguida dijeron que sí, sin titubear.
Tanto Florencia como María Luján ya habían interpretado la obra: Florencia con un coro de Buenos Aires, y María Luján la cantó con el Coro del Teatro Colón. Sí,
-Florencia es de Paraná, ha actuado mucho en Santa Fe, así que es una figura conocida para el público local.
-Sí, tiene una vinculación mayor con Santa Fe, porque estudió música en Santa Fe. y después siguió su carrera, siguió creciendo en Buenos Aires, en el Instituto del Teatro Colón.
-En la parte instrumental van a estar Manuel Marina y Franco Broggi.
-Sí: Manuel ya la tocó con nosotros la primera vez que la hicimos, en el armonio; y en el piano nuevamente va a estar Franco Broggi, que también ya ha tocado varios conciertos con nuestra compañía. Así que tenemos un elenco de músicos de primer nivel, músicos maravillosos.
Oportunidad
-Destacabas el aprendizaje que implica interactuar con solistas de gran nivel.
-Por ahí la gente nos pregunta mucho por qué traemos muchos solistas de Buenos Aires. Para el coro implica escuchar a los mejores solistas que hay en la escena nacional: poder escucharlos, poder aprender de ellos y con ellos, y hacer un trabajo conjunto con el coro. Muchos de los chicos que están en el coro están estudiando la carrera de canto: para ellos es importante tener ese acercamiento con grandes cantantes que vienen y nos enriquecen, porque vamos haciendo un trabajo muy colaborativo.
Por supuesto que es un trabajo de interpretación, en el cual dirijo todo el todo el conjunto, todo el elenco; pero ellos ven con mucho agrado esta posibilidad de acercarse. También el público lo agradece mucho, porque a veces para escuchar a estos cantantes tenés que viajar a Buenos Aires, tenés que pagar una entrada en el Teatro Colón o en otra sala; y acá los tenemos los tenemos gratis; gracias por supuesto a los sponsors y también a los que nos acompañan siempre para poder hacer esto y para que todos puedan tener la accesibilidad de llegar a este tipo de conciertos que realmente son maravillosos.
La “Petite messe solennelle” la hicimos nosotros hace 11 años, y ya hacía como 20 años en ese momento que no se había hecho. O sea que hace mucho que no se escucha: la última vez la hicimos nosotros y ahora repetimos.
Va a ser un concierto maravilloso, con un Rossini en una de sus últimas composiciones; un músico que no estaba habituado a componer música sacra. Por eso cuando compone la “Petite messe”, dice en un escrito que deja: “Yo nací para la ópera bufa, tú lo sabes bien; sé bueno entonces y concédeme el Paraíso”. Como escribiéndole a Dios y pidiéndole al mismo tiempo perdón. Y después hay otra otro párrafo que él escribe, donde dice que es el último pecado de su vejez.
Más allá de que es un excelente compositor de ópera, cada vez que vuelvo a hacer esta obra (más allá de que tiene muchas cosas relacionadas a la composición operística) le encuentro una espiritualidad, que a lo mejor no es la espiritualidad tradicional; pero se encuentra una espiritualidad en Rossini que es su espiritualidad, y fue su manera de expresarse espiritualmente.
Y es maravilloso: a mí me llega muchísimo. por ejemplo, el “Crucifixus”, el Agnus Dei que canta la mezzo; el Kyrie, que es muy raro en relación a otros Kyrie: es algo extraordinario sentir su composición en relación al más allá, la espiritualidad, Dios. Supuestamente dicen que no era un gran creyente, pero hay una profundidad artística, espiritual, que se expresa mucho en la “Petite messe”.
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