"Evaristo": el duro comisario que terminó siendo un personaje de historieta
Una reedición de Planeta Cómic "revive" al policía real que Carlos Sampayo y Francisco Solano López inmortalizaron entre sombras, traiciones y una ética inflexible.
Hay personajes que son incómodos pero que la memoria colectiva no puede soltar. El mundo los necesita, tal como dice Tony Montana en la versión de Scarface de 1983. La reedición de "Evaristo" que acaba de lanzar Planeta Cómic tiene mucho que ver con ese registro.
Evaristo Meneses, un policía que existió en la vida real, era medio parecido a Atahualpa Yupanqui y también tenía algún que otro rasgo de Carlos Gardel, vestigio de una Argentina que ya no existe, vuelve a caminar con ese andar cansino que Carlos Sampayo hizo poesía y Francisco Solano López dibujo.
Entre fines de la década de 1950 y principios de la década siguiente, resolvió más de un millar robos y atrapó a muchos criminales. Pero tenía sus zonas oscuras, ya que se le cuestionaba su mano dura y su tendencia a disparar antes de preguntar. Después se hizo investigador privado.
Gentileza Planeta
Más allá de lo editorial, la vuelta del cómic es la reaparición de una ética poco confortable, un modo de entender la noche, ya no como la franja horaria en la que la gente "normal" descansa sino como "territorio". Que dialoga, a su modo, con la tradición del noir, pero desde una muy porteña (o argenta) vereda.
Un comisario entre crimen y política
Antes de ser personaje de historieta, Evaristo Meneses patrulló las calles de verdad. No había ningún tipo de glamour en su trabajo. Si había basura, conventillos, despachos con olor a humedad, burócratas corruptos, mafias y silencios que nadie podía (ni quería) interrumpir.
Cuando Sampayo y Solano López decidieron convertirlo en protagonista de una historieta, descubrieron que ese universo mugriento (literal y metafóricamente) en el que se movía Meneses tenía un enorme potencial narrativo.
Archivo
Planeta Cómic recupera todo eso en una edición que vuelve a lo medular. Evaristo recorre una Buenos Aires áspera y nocturna donde el tango, el poder y el crimen se unen, corporizados en personajes quebrados, ambiguos, feroces, sobrevivientes, marginales.
Seba De Caro, lo sintetiza así: "Evaristo vuelve con esta hermosa edición, con la fuerza y el estilo seco pero increíblemente poético de Sampayo. Vuelve con el trazo prodigioso de Solano López, ese Norman Rockwell del lápiz, los paisajes y las sombras".
Evaristo frente al canon noir
Esta reedición permite un juego, que es comparar a Evaristo con los detectives que moldearon el imaginario noir. Una primera singularidad es que otros investigan desde afuera, pero él lo hace desde adentro del sistema, atrapado en una maquinaria estatal donde la política juega fuerte.
Gentileza Planeta
Por ejemplo, si se toma como referencia a Sam Spade de Dashiell Hammett, este se vale del engaño, incluso de la traición. El cinismo es su método. Evaristo, en cambio, no tiene esa distancia: su brutal sinceridad es la herramienta.
Philip Marlowe, otro referente del género, se sostiene en una brújula moral personal, es un Quijote moderno, con valores casi anticuados. Evaristo no es para nada romántico, sino operativo. Sus decisiones son inmediatas, urgentes.
Quizás el más parecido es el Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, que comprende que el crimen español de los primeros tiempos del postfranquismo no puede escindirse del contexto político. Evaristo entiende eso de entrada. No hay que olvidar que vive en Argentina.
Gentileza Planeta
¿Por qué leer a Evaristo en 2025?
La reedición aparece en una Argentina que se revisa a sí misma y a su escala de valores. Meneses, el de carne y hueso y el personaje, son recordatorios de que nuestras sombras culturales son parte de ese "homo argentum" que Guillermo Francella intentó radiografiar con relativo éxito en su película.