Después de lucirse en el festival mexicano Vive Latino, Massacre gira por el país mientras prepara su nuevo disco. Antes de su paso por Santa Fe (el viernes, en Tribus Club de Arte, con La Cara de los Últimos como banda invitada), El Litoral conversó con Walas, vocalista y referente de la mítica agrupación, para saber más sobre sus proyectos en curso.
Gentileza PopArt Guillermo Walas Cidade en versión psicodélica, en el videoclip de la versión de Deléctrico de Babasónicos.
Después de deslumbrar a propios y extraños en el Vive Latino 2022 y mientras trabajan en su nuevo disco, grabado en Los Ángeles, Buenos Aires y Texas, Massacre regresa a las rutas argentinas para celebrar con el público el éxito de su visita a tierras aztecas.
Así llegarán a Tribus Club de Arte el viernes 13 de mayo desde las 21, con La Cara de los Últimos como banda invitada. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (miércoles a domingo de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
Odisea sónica
El Litoral encontró a Guillermo “Walas” Cidade, vocalista y referente de la banda (que completan Pablo “Tordo” Mondello en guitarras, Luciano “Bochi” Facio en bajo y coros, Federico “Fico” Piskorz en guitarra y sintetizador y Carlos “Charly” Carnota en batería) todavía aterrizando luego de varios meses fuera del país.
“Yo vengo siendo, además de cantante de Massacre, uno de los cantantes de Soda Stereo; con lo cual estoy hace más de dos meses en la gira de “Gracias totales”, Dónde se vienen alternando cantantes que aparecen presenciales y algunos cantantes que aparecen en pantalla; y por supuesto Gustavo omnipresente. Me tocó estar en Los Ángeles, en Miami, en Ciudad de México, Monterrey, eso en la primera fase de la gira. Después se me unieron los Massacre y estuvimos en el Vive Latino, en una noche que fue una seguidilla cronológica inolvidable: Massacre, los (Fabulosos) Cadillacs y Pixies, uno tras otro; disfrutado por mí y por el público. La pasamos divino; a esa trilogía la defino como lo trash, la emoción y el drama. Nosotros somos una cosa más absurda, más surrealista, con tintes underground; después es una emoción ver a los Cadillacs en el Foro Sol”.
-Qué es enorme.
-Sí, entran 80.000 personas por noche. Después Pixies: drama total, una cosa hermosa. Así que esa noche fue inolvidable.
Después nos metimos diez días en Sonic Ranch, el mítico estudio de Texas, con Héctor Castillo como productor: él fue productor de (David) Bowie, de Lou Reed, de Beck, de Björk, de los Cadillacs, de Vicentico; a través de ellos lo conocemos. Estuvimos diez días metidos grabando unas cosas maravillosas que van a salir en un futuro inmediato.
-Ahí es como un campamento, se vive adentro del estudio.
-Es un lugar maravilloso porque está en medio del desierto, enclavado en una plantación de nueces, es la plantación de nogales más grande de Estados Unidos. Ahí adentro está el estudio y no tenés otra que estar ahí; es un complejo con varios estudios, un rancho gigante. De hecho para ir de un estudio a otro, o de un lugar a otro, tenés que ir en una pickup: tenés que ir a buscar las guitarras, están en la chata; tenés que buscar la batería, tenés que traer una chata de otro lado. Son maravillosas las cosas que hay ahí: los equipos, las guitarras, los pedales, las obras de arte, los libros de arte. Es un sueño, es Disneylandia para los músicos.
De ahí nos fuimos a Los Ángeles a verlo a (Gustavo) Santaolalla para mezclar lo que ya habíamos grabado acá; nos fuimos al estudio que tienen Santaolalla y Aníbal Kerpel cerca de Hollywood. Después nos fuimos a Nueva York, volvimos a Ciudad de México tres veces: tomamos 11 vuelos en casi tres meses.
Y la descompresión para la llegada a la Argentina fue por suerte el Quilmes Rock. Así como los buzos o los astronautas necesitan un período intermedio entre dos presiones, eso fue el Quilmes Rock, por suerte, que estuvo sensacional. Estuve los dos días, me subí al escenario tres veces: con los Massacre, con Sr. Flavio y con Catupecu (Machu).
-Catupecu es una banda invitadora, y Fer se hace invitar todo el tiempo.
-No hay persona más generosa que Fernando Ruiz Díaz, ni más efusiva: es un huracán, un torbellino humano; y en esa energía tiene gran generosidad. El primer día no toqué, pero fui a acompañar amigos: estuvimos todo el día con Vicentico y Valeria Bertuccelli en el camarín de ellos como centro de operaciones, como cuartel general. Y desde ahí íbamos a ver diferentes cosas, disfrutamos de Gorillaz, del show de Vicentico.
Y después el domingo, Día del Trabajador (1° de Mayo) fue una montaña rusa: empezamos a las diez de la mañana en la prueba de sonido de Catupecu y terminamos a la una y media de la mañana en el show de Catupecu; en el medio toque con Massacre, que fue un éxito, fue espectacular; después toque con Sr. Flavio: siempre me subo en una canción que grabamos juntos que se llama “Las olas”, del disco “Nueva ola”. En el medio me dormí una siesta en el camarín: me apagaron todas las luces y me dormí, porque no daba más de cansado, de los viajes y todo.
Hice un montón de notas porque se armó una movida de prensa divina, y después estuvimos chusmeando en todos los camarines: con Trueno, cenamos con Nathy Peluso, y después el reencuentro con los viejos lobos de mar de siempre: Germán (Daffunchio) de Las Pelotas, Ricardo (Mollo) y Diego (Arnedo) de Divididos. Los amigos de siempre.
Proyección
-No podés decir que no has recuperado el tiempo perdido de una manera intensa.
-La verdad que sí. La vuelta de los festivales después de dos años era necesaria: tanto para los músicos, que necesitamos el aplauso, como para el público, que necesitamos aplaudir también, y participar y poguear.
-No hace tanto salió una versión de “Deléctrico” de Babasónicos. ¿Cómo salió esa idea?
-Esa canción está rotando en este momento en las radios de México donde hasta ahora nosotros mucho no se nos conocía: somos un fenómeno más local. Ahora con el Vive Latino y con lo de Soda Stereo está rotando el “Deléctrico” versión Massacre: es una alegría ir por la calle y escucharte.
Es así: Se cumplen 20 años de la edición de “Jessico” y entonces nos convocaron a una serie de artistas a recrear ese disco con diferentes versiones. Nosotros agarramos “Deléctrico” e hicimos una especie de mash up: mezclamos un tema de una banda de San Francisco, The Brian Jonestown Massacre, medio psicodélica; y subimos arriba “Deléctrico”.
-Aparte muy densa, las voces trabajadas de una manera particular.
-La otra es como más cowboy, country-folk, más vaquerita. Esta la hicimos más lenta, más psicodélica, y el video es un delirio de psicodelia moderna, no vintage: digital. A los Babasónicos les encantó, a la gente también, y en México gusta mucho y está sonando en las radios.
-Allá ellos tienen una proyección, los une a ustedes con el público mexicano.
-Claro nosotros en México no se nos conoce. Allá los Cadillacs son Gardel, los Decadentes, Los Pericos, los Baba. Pero si pregunto por Sumo no los conocen, los Redondos o La Renga tampoco. Massacre ni Massacre Palestina tampoco conocen. Somos como fenómenos locales; a través de los Baba (que sí son Gardel allá) este tema gustó mucho.
-Grabaron en Texas y en Los Ángeles mezclaron cosas que ya habían trabajado con Gustavo. ¿Cuánto de un nuevo disco está hecho? ¿Hay idea de ir sacando singles antes?
-Nosotros queremos hacer un disco entero; vamos a ir sacando singles a la cancha como se sacan ahora, que suenan en las plataformas. Pero obviamente vamos a sacar un disco físico, seguramente en formato CD y también vinilo. Estamos trabajando sobre tres trilogías: tres canciones con Santaolalla, tres con Héctor Castillo, y ahora nos metemos a trabajar en una tercera trilogía. Después esos nueve temas van a ser un vinilo, que tendrá cinco y cuatro por lado.
-Son como tres ciclos pero de todos modos va haber una unidad de todo eso.
-Si va haber una unidad, va a ser mismo un disco. Pero una parte está grabada en Buenos Aires, en Romaphonic, y después nos fuimos a mezclarla a Los Ángeles; la otra está grabada en Texas, pero el estudio de Héctor Castillo está en Nueva York. Es un disco bastante universal, así que la tercera parte va a tener que ser porteña, sí o sí argentina, rioplatense, uruguaya, no sé (risas).
Equilibrios
-Hablabas de las amistades de la ruta compartir con otros artistas; y ahora vienen a Santa Fe con La Cara de los Últimos, que es una banda con la que usted tienen buena onda, siempre hubo un apoyo; los han acompañado en otros shows. ¿Cómo se fue dando ese vínculo con ellos?
-Tocamos varias veces con ellos. Tenemos acá un par de lugares que son nuestra segunda casa, como La Trastienda, el Club Tucumán, donde el ritual de Massacre en vivo es espontáneo: ni siquiera hacemos flyers ni promoción; una vez por mes tocamos ahí. Después pertenecemos al circuito de boliches como Niceto, Groove y el Teatro Vorterix.
Siempre invitamos a bandas amigas y La Cara es una de ellas. La verdad es que están buenísimos: tocan cada vez mejor, graban cada vez mejor. Cuando tocamos por fuera de festivales (con colegas de hace 25.000 años como los que te mencioné hace un rato), cuando hacemos fechas propias, compartimos el escenario con bandas emergentes; con amigos de la fauna que tiene que ver con nosotros.
-Recién contabas sobre el estar girando con el proyecto de Soda. ¿Cómo se compatibilizan los tiempos para poder estar a pleno y cumplir con eso y seguir metiéndole tanta energía a Massacre?
-En Soda ya casi soy un miembro vitalicio, con lo cual el show ya lo tengo recontra manyado y recontra atado; a pesar de que según la ciudad donde toque hay diferentes costumbres: lo vi en Los Ángeles, en México y demás; hay diferentes tipos de público. Los shows de Soda que vienen ahora son acá en la Argentina: con lo cual la responsabilidad es mucho más grande: porque hay más gente, más público, y aparte acá conocemos a Gustavo al detalle.
Subir a ocupar ese lugar es una responsabilidad, es un honor, es una emoción: en uno de los shows (creo que era en Monterrey) me emocioné mucho: no podía salir a tocar de la emoción cuando vi las imágenes de Gustavo. Ya había tocado antes, ya había visto el show, pero hubo algo que me pegó cuando vi los videos en la pantalla.
-La pregunta era más que nada por eso que contabas: por ahí tenés que salir de gira 20 días y decirle a los compañeros “nos vemos en Texas”.
-Pasó eso: los Masacre llegaron a Sonic Ranch dos días antes: empezaron a armar todo, grabar las bases; y yo llegué dos días después con la manager, porque estaba con Soda Stereo.
Activos
-¿Qué se puede contar de lo que queda del año para la banda?
-A mí me da la sensación de que el año recién empieza (risas).
-Parece eso, pero ya vamos por mayo.
-Es cierto, ya casi estamos promediando. A mí me parece que recién empieza, a pesar de que hice 85.000 cosas. Tenemos esta gira nacional: nosotros nos vamos a ver en Santa Fe, pero también vamos a hacer Rosario y Córdoba. Después vamos a volver a Buenos Aires para hacer La Trastienda: en este caso vamos a hacer Trastiendas diferenciadas por 15 días, re poquito entre una y otra. Y también vamos a tocar como siempre en aperturas de pistas de skate o eventos que tengan que ver con el skate.
Y tenemos por suerte muchos videos para hacer y muchos singles para sacar: tenemos material para hacer dos discos con todo lo que compusimos durante la pandemia; si lo publicáramos serían dos discos o un disco doble. Entonces tenemos que ir viendo cómo administramos todo eso.
-Lo que trabajaron con Santaolalla podrían ir saliendo, y seguramente lo que hicieron con Castillo también.
-El único que salió hasta ahora es “Mariposa” como single y videoclip, y ahora va a salir un segundo qué es lo de los que estuvimos mezclando ahora en Los Ángeles. “Mariposa” es más psicodélico y más tranquilo, ahora va a salir uno que es un poco más bomba atómica. Y después lo que grabamos con Castillo, que está la impresionante: me vuelvo loco por escuchar las últimas mezclas.