El bandoneonista y compositor Franco Bruschini se posicionó, pese a su juventud, como una de las figuras emergentes de la escena del tango contemporáneo.

Compositor y arreglador, el joven músico encabeza un cuarteto que rompe moldes a través de una formación atípica. Su primer disco se encuentra en camino.

El bandoneonista y compositor Franco Bruschini se posicionó, pese a su juventud, como una de las figuras emergentes de la escena del tango contemporáneo.
Junto a su cuarteto, está a punto de presentar un adelanto de lo que será su primer disco, en el que conviven tangos clásicos versionados con composiciones propias. Con una estética que integra tango, jazz y música contemporánea.
La agrupación, formada en 2023, comenzó con una formación típica de cuarteto de tango. Pero luego adoptó una identidad sonora particular al reemplazar el violín por la guitarra eléctrica.

Esa vuelta de tuerca les permitió ampliar el espectro tímbrico y ofrecer un sonido que se balancea entre lo acústico y lo eléctrico, manteniendo viva la esencia de la música porteña.
Juntos, logran un diálogo entre la tradición del tango y una mirada renovadora, sensible a los lenguajes musicales actuales.
-En tus composiciones, Buenos Aires no suena solo a tango: también respira jazz, vibra en lo eléctrico y late en lo contemporáneo. ¿Qué rincón de la ciudad, qué escena cotidiana, te susurra melodías al oído?
-Para mí Buenos Aires hace mucho tiempo dejó de sonar a tango, digamos que el tango es una música que representó en algún momento a la ciudad y mostró la sociedad de ese entonces.

En mi música busco el resultado de lo que veo hoy en la ciudad, la convergencia de un montón de músicas y culturas y la convivencia de las mismas. A la hora de escribir trato de basarme en estas sensaciones que me genera hoy mi ciudad.
-El bandoneón, que muchos asocian con nostalgias de otra época, en tu caso parece abrir ventanas al futuro. ¿Qué conversación se da entre ese sonido de raíz y las texturas modernas con las que dialoga?
-El bandoneón es un instrumento que siempre estuvo arraigado al tango, mi propósito justamente es sacarlo de ese lugar, ya que es un instrumento muy versátil para tocar cualquier tipo de música, ya sea rock, jazz.

En mi manera de tocar, trato de quedarme con aquello que me resulta representativo para mí de lo que fue el bandoneón en el tango, e incorporar otros recursos de músicas como el jazz, como por ejemplo, improvisación, diferentes toques y efectos propios de esa música.
-El Cuarteto nace con alma de tango, pero reemplaza el violín por guitarra eléctrica. ¿Qué buscás con ese gesto? ¿Es una declaración estética, un experimento tímbrico o una forma de sacudirle el polvo a lo tradicional?
-Nace como cuarteto de tango, porque originalmente la idea era hacer un grupo más relacionado a la tradición del género con una mirada nueva, pero esto cuando empecé a escribir cambió.
Con el violín buscaba darle una nueva sonoridad a un grupo que viene de la tradición del tango, y luego decidí dar un paso más allá para buscar la sonoridad que estoy buscando, y eso el violín no me lo daba y sí me lo daba la guitarra eléctrica.

Este cambio se debe a una necesaria e interminable búsqueda sonora, que he empezado hace un par de años y espero que nunca termine.
-Formás parte de una generación que no le tiene miedo al mestizaje ni a la ruptura. ¿Qué lugar creés que ocupa hoy el tango en la escena joven? ¿Se resiste a morir o está empezando a hablar un nuevo idioma?
-Voy a ser cruel con lo que voy a decir, pero es la verdad. El tango es un nicho hoy en día, está más cerca de morirse que de renacer, esto se debe a la corriente que hoy está de moda que es el retorno de las milongas, y esto genera un total estancamiento en el género.
De todas maneras, desde hace mucho tiempo el tango dejó de ser música popular, ya que no es una música que identifique a la juventud de Buenos Aires.

Por eso yo insisto siempre cuando hablo en decir que hay que buscar, tomando las raíces del tango y el rock nacional (que a mi parecer fue la continuación del tango como música popular) hacer una nueva música que pueda pintar el paisaje de lo que hoy es la juventud y lo que hoy es Buenos Aires.
Eso es lo que intento hacer yo con mi música, plasmar el Buenos Aires de hoy, no el de los años '40.
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