El presente exige velocidad y consumo fugaz, por la atención fragmentada y el flujo constante de información que circula en las distintas plataformas. Pero Nicolás Guerschberg elige, en cambio, la pausa, el reencuentro y la profundidad.

El pianista propone un recorrido libre por obras que conmueven e interpelan. Interpretadas con la entrega y pasión de quienes se conocen más allá del sonido.

El presente exige velocidad y consumo fugaz, por la atención fragmentada y el flujo constante de información que circula en las distintas plataformas. Pero Nicolás Guerschberg elige, en cambio, la pausa, el reencuentro y la profundidad.
El pianista, integrante histórico de Escalandrum, referente en la escena del jazz, acaba de publicar "En un lugar", un registro honesto de una amistad musical que lleva más de 20 años.

Acompañado por Daniel "Pipi" Piazzolla en batería y Mariano Sívori en contrabajo, Guerschberg se corre de los formatos rígidos y se entrega a un repertorio que viaja entre géneros.
Hay composiciones propias, versiones de clásicos como "Lacrimosa" de Mozart, "Danza de la moza donosa" de Ginastera y hasta una lectura jazzera de "Laura va" de Spinetta, con la impronta de un trío que elude ataduras.
Grabado en una única sesión en vivo en un estudio que alberga uno de los pocos pianos Fazioli de gran cola del país, "En un lugar" ya está disponible en plataformas. "Este disco nace de las ganas de celebrar el camino recorrido, de registrar esa conexión tan particular que se da cuando tocamos juntos", explica Guerschberg.

-El título del disco da idea de una búsqueda introspectiva o de un espacio compartido. ¿Qué significa ese "lugar" para vos, tanto en lo musical como en lo emocional?
-El título del álbum alude a un lugar no físico, sino con otro tipo de lugar que para mí es fundamental y que tiene que ver con la amistad, el encuentro, la cofradía musical que tenemos con Pipi y con Mariano hace tantos años.
Un lugar se refiere también a un espacio personal, íntimo, donde el piano es el vehículo para expresarme, para contar, trasladar ideas, emociones y compartirlas desde el trío, donde se genera un diálogo que logra expresarse de manera espontánea, fresca, natural.

-El repertorio del álbum va del tango a la música clásica, pasando por el jazz y hasta Spinetta y Stevie Wonder. ¿Cómo se decide qué piezas representan incluir cuando el criterio es, como decís, el "placer de abordar obras que nos"?
-El proceso de selección de la obra se dio con muchísima libertad, tocamos obras que nos inspiran más allá de los géneros, tratamos de que el género no sea una traba sino que el tema nos guste, nos conmueva.
También siempre intento incluir obras propias, pero también incorporar obras que pueden provenir de la clásica, el jazz, la canción, el rock o el pop.
No hacemos distinciones en la música porque el trío toma el tema y lo tamiza de manera personal, lo recrea, y a veces algunas melodías que son reconocibles generan un guiño con el oyente, guiño que nos interesa porque siempre tratamos de que haya un ida y vuelta con aquel que escucha.

-Grabaron el álbum en una sola sesión, sin separaciones ni sobregrabaciones, y con un piano Fazioli único en el país. ¿Qué cambia cuando se graba así, con esa cercanía entre los músicos? ¿Se siente más riesgo o más libertad?
-La forma de grabar fue prácticamente como si estuviéramos tocando en vivo, con la diferencia de que no hay público. No nos detenemos demasiado a escuchar, a volver a grabar, tratamos de transitar la dinámica del vivo que nos da adrenalina, y también riesgo.
La libertad está siempre presente. No hay premisas en el trío: creo que nunca nos dijimos al otro que algo lo toque de otra manera. Cada uno toca de la forma que lo siente, y creo que eso potencia al trío. Cada uno toca lo que siente, lo que para mí es muy valioso.

-Tenés una trayectoria diversa que incluye desde composiciones para cine hasta proyectos sinfónicos y jazzísticos. ¿Qué te sigue motivando a la hora de sentarte al piano?
-La verdad que sí, tengo la suerte de ser bastante amplio en mis trabajos y proyectos, pero conservo ese amor especial por el piano, que es mi instrumento desde muy chico y creo que me va a seguir acompañando toda la vida.
Tengo una relación simbiótica con el piano, es casi una extensión de mi cuerpo. Sigo practicándolo, explorándolo, es algo que no se termina nunca y me sigue inspirando para componer, para todo tipo de trabajo, siempre estoy sentado al piano.
No puedo pensar la vida sin el piano, es mi amor incondicional, como instrumento, para mí, es único.
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