El 1º de junio de 1974, El Litoral incluyó en sus páginas la reproducción de una charla con un personaje singular de la cultura argentina: Miguel Bebán.

El actor habló con este medio en el mes de junio de ese año. Su lectura de Gógol, la atemporalidad del teatro de denuncia y la alusión a un proyecto quijotesco.

El 1º de junio de 1974, El Litoral incluyó en sus páginas la reproducción de una charla con un personaje singular de la cultura argentina: Miguel Bebán.
Era actor, director, autor, padre del recordado Rodolfo Bebán (también actor) y, sobre todo, alguien comprometido con una idea del arte como espacio de cuestionamiento.
Aquella entrevista, recuperada a más de medio siglo de su publicación, permite revisitar su carrera. Y también trazar una línea que une sus lúcidas expresiones con el presente.

Miguel Bebán llegaba ese junio a Santa Fe con "Diario de un loco", versión escénica de la célebre nouvelle de Nikolái Gógol, adaptada por él mismo. La obra, muy introspectiva, se volvía en sus manos una pieza de alta densidad emocional y política.
"Tiene una vigencia arrolladora. Fue escrita en 1834, pero es de una actualidad crítica implacable", advertía Bebán a El Litoral, señalando los mecanismos de alienación y opresión que se perpetúan, bajo otros formatos, en cada época.
"Me fascinó ese estilo satírico que hoy llamaríamos teatro de denuncia. Gógol señalaba defectos del ser humano, y puntualizaba sus contradicciones. A mi modo de ver, era un absurdista infernal".

El montaje se presentaba en el Teatro Municipal, y el actor, consciente del valor de sus decisiones estéticas, hablaba también de la belleza formal de la pieza. “La traducción es de un joven escritor y actor argentino: Andrés Zubov. La pieza contiene hallazgos literarios de gran belleza poética”.
Miguel Bebán, nacido como Domingo Miguel Tilli en 1918, no fue un actor ocasional. Tampoco alguien que halló su vocación en forma tardía. Desde sus inicios en los radioteatros y su irrupción televisiva en los 50, trabajó con una idea clara de construcción cultural.
En la entrevista de 1974, recuerda con precisión su vínculo con la ciudad: "En 1947 vine a Santa Fe con Nedda Franzy, con una pieza de Jean-Jacques Bernard titulada ‘El fuego mal avivado’. Y en otra recalada, creo que en 1955, con Aída Alberti".

Esa mención a su esposa, también actriz, se relaciona con una dimensión más íntima de su vida teatral, donde lo personal y lo profesional se unían. Su paso por Nueva York y España, lo menciona apenas, como estaciones de una búsqueda mayor.
La conversación con El Litoral es también un inventario del trabajo de Bebán: desde su interpretación del monólogo "Las manos de Eurídice", hasta su participación en la televisión con "Malevo" y adaptaciones "Cumbres borrascosas" y "La barca sin pescador".
Pero el actor quedaba en la recapitulación; hablaba también del porvenir."El futuro me desafía con un proyecto muy ambicioso: El Quijote. Sí, estoy trabajando una versión mía, en forma de monodrama", decía.

Pensar El Quijote como un monólogo en 1974 era toda una apuesta por la fe en la palabra. Miguel Bebán murió en agosto de 2006. Fue un trabajador del arte, que asumió la actuación como un territorio de estudio, de duda y de tensiones.
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