La noche que El Litoral fue testigo del "vuelo" de Maia Plisétskaya en el Colón
El periodista Rafael Carlos Quesada describió, desde Buenos Aires, la ovación más larga que hubo en el teatro porteño en décadas. Cincuenta años después, su crónica es un documento que habla de la memoria artística argentina.
Hace justo 50 años, en octubre de 1975, el Teatro Colón de Buenos Aires fue escenario de una de esas experiencias artísticas que no se olvidan. La bailarina rusa Maia Plisétskaya, figura mayor del Ballet Bolshói, conmovió a la audiencia al interpretar a Odette en "El lago de los cisnes".
Cabe una breve digresión para recordar al personaje. Odette es la princesa hechizada por el brujo Rothbart, condenada a ser cisne. Su liberación (como en todo cuento de hadas) depende del amor de un príncipe. Desde lo simbólico, Odette remite a la pureza, al bien.
Archivo
De vuelta a 1975. La cobertura de El Litoral, a través de la agencia porteña, a cargo del periodista Rafael Carlos Quesada, fue contundente. "Hacía mucho que no se escuchaba una ovación parecida en nuestro máximo coliseo", escribió en la crónica del 26 de octubre de ese año.
Virtuosismo y libertad artística
Plisétskaya fue parte de una tradición de amor por la danza. Sobrina de los reconocidos Asaf y Sulamith Messerer, y formada por Yelizaveta Gerdt y Agrippina Vaganova, quien desarrolló una técnica propia de enseñanza, fue capaz por sus propios méritos de hacer carrera en el Bolshói.
Su repertorio abarcó desde Zarema en "La Fuente de la Bahchisaraja", ballet inspirado en Pushkin, hasta la compleja dualidad de Odette y Odile (el cisne negro que se disfraza de Odette), que conmovió al público porteño en 1975.
Para Plisétskaya, la danza era un acto de libertad. Como contó en su autobiografía, la persecución de su padre durante el régimen de Stalin y el exilio de su madre marcaron su vida, mientras ella buscaba preservar su autonomía artística dentro de un sistema restrictivo.
Archivo
Su voz en la prensa porteña reflejó esa convicción. "Bailo únicamente para el público. Si percibo que la sala siente lo que estoy transmitiendo, no necesito ninguna otra cosa", afirmó.
La noche del Colón y la emoción del público
El 26 de octubre de 1975, Quesada registró los detalles de la intensa velada. "Fina y nerviosa, con la emoción incontenida que no podía controlar, agradecía una y otra vez la cálida demostración", mencionó en la crónica de El Litoral.
Archivo El Litoral
Plisétskaya, acompañada por Valery Kovtun, ofreció una interpretación rigurosa, de enorme valor artístico. Después, en su encuentro con la prensa, comparó la recepción porteña con la de La Scala de Milán, subrayando la calidez argentina.
En el intercambio con los periodistas, Plisetskala cambió su traje de bailarina por un jersey colorado y gris. Habló (en ruso) y no bailó. Pero -según El Litoral- contestó a todas las preguntas que se le hicieron, con soltura e inteligencia.
Archivo
Dijo que lamentaba que se la imitara en todas partes del mundo. Negó que su estilo de bailarina haya creado escuela en su patria. "He influido en el ballet de mi país" dijo. "Muchos bailes creados en Rusia después de 'Carmen' registran mi influencia. Pero no pienso que eso sea una escuela".
"-¿Por qué dice que en todas partes la imitan y que lo lamenta?" -le preguntó Quesada a través del intérprete. "-Porque tengo, o podré tener, una personalidad. Pero cada uno debe tener o manifestar la propia. Sólo así se enriquece un arte", contestó.
Aparece Nureyev
En el intercambio con la prensa, alguien le preguntó sobre Rudolf Nureyev, el bailarín y coreógrafo soviético, que desertó en 1961. "-¿Que qué pienso de él? -dijo Maia-. Que es el mejor bailarín del mundo. ¿Que por qué vive fuera de mi país? Puede vivir donde quiera".
Finalmente manifestó, confirmando la comunicación que se había establecido entre ella y el público la noche del estreno: "Bailo únicamente para el público. Si percibo que la sala siente lo que estoy transmitiendo, no necesito ninguna otra cosa".
Quesada destacó también el compromiso del público, dispuesto a soportar horas de espera a la intemperie para rendir homenaje a la artista. Algo movilizador en medio de las dificultades económicas y sociales de 1975.
Archivo
Plisétskaya y las bailarinas argentinas
El estilo virtuoso y expresivo de la rusa tiene eco en figuras argentinas como Olga Ferri y Marianela Núñez. En particular en esta última, cuya trayectoria internacional refleja una línea de continuidad en la danza argentina.
Ferri, primera figura del Colón durante décadas, y Núñez, destacada en los escenarios europeos, comparten con Plisétskaya la capacidad de integrar técnica y dramatismo. En Buenos Aires, aquella noche de 1975 quedó inscrita en la memoria colectiva como un ejemplo de cómo la danza puede conmover incluso en contextos muy difíciles.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.