Tiene razón Silvio Azoge. Hace 23 años, cuando Colón hizo su bautismo internacional y a él le tocó debutar, ni más ni menos que en el mítico estadio Nacional de Santiago de Chile, muchos jugadores que luego se consagraron eran, por aquél entonces, famosos en Santa Fe pero no tanto de tierra afuera. Y enfrente había un grande como Universidad de Chile, con buena parte de la selección chilena y el "9" de la paraguaya en sus filas. El partido se perdió, pero la imagen que dejaron fue buena. Y así prepararon una revancha colmada de emotividad en el Centenario ante una multitud. Pero no vayamos tan rápido y vamos a detenernos en aquél bautismo histórico y con las vivencias de Silvio Azoge, que además cuenta, en La Primera de Sol, de qué manera casi increíble para los tiempos actuales, se preparó para jugar en la primera de Colón.
-¿Qué recordás de esa noche?
-Subí una foto a mi instagram que me pasó Jorgito Drago de la noche previa al partido. Y de ese día me acuerdo de todo... Me levanté bien temprano porque soy de levantarme temprano. Pero te confieso que no supe que iba a jugar hasta que llegamos al estadio... Hay una foto en la que yo estoy saliendo de la cancha junto al Negro Ibarra, Castagno Suárez, Leo Díaz y el Ale Olivera... ¡Nos estamos riendo y habíamos perdido!... Pero eso tiene una explicación.
-Y... Era todo nuevo para nosotros. Ibarra no era Ibarra, ninguno era lo que después fue... El único era Saralegui con experiencia internacional. Y todos los demás explotaron a partir de Colón. El desafío era hacer un buen partido, estar a la altura... Y la verdad es que hicimos un gran partido, erramos un penal y teníamos el convencimiento de que lo dejábamos afuera en la revancha... ¿Te acordás las peripecias para concentrar?
-Llegaron tarde al hotel...
-¡Nos pudimos alojar recién como a la 1 de la mañana!... La organización fue buena, jugamos el domingo en Rosario, contra Central, creo que perdimos 3 a 0, estuve en el banco, concentramos, nos dieron el lunes a la noche libre y viajamos el martes a Buenos Aires y de ahí a Santiago.
-Aparte, era un grande de Chile, con historia y con jugadores bárbaros...
-¿Te acordás que después vino el Huevito Valencia a Colón y yo lo tuve de compañero?... El se acordaba del partido y me decía que el 80 por ciento era la selección chilena.
-Y te tocó marcar a Richard Báez...
-¡Que era el 9 de la selección paraguaya!... El miércoles lo llamé a Samanta Rodríguez Peña y recordábamos ese día porque yo no sabía que iba a jugar, lo intuía, pero no sabía porque Jorge Olguín no me dijo nada...
-¡No me dijo nada!... Recién dio el equipo en el vestuario, cuando llegamos a la cancha. Ni siquiera en el hotel... A mí no me sorprendió porque Olguín tenía mucha confianza en mí, en "Tapita" Segalla, el Ale Olivera "Pechu" Suárez, "Seba" Godoy... Me dijo que haga lo mismo que venía haciendo en reserva.
-Vos te das cuenta cuando un entrenador te tiene en cuenta, porque se acerca y te corrige aún jugando para el equipo de los suplentes y eso es lo que hacía Olguín conmigo. "Estás en primera por lo que hiciste en reserva", fue lo que me dijo. Y el profe me dijo algo que me quedó grabado. Antes de entrar a la cancha me dijo que "cualquiera no está en condiciones de jugar en primera, salga como salga el partido, disfrutálo porque va a ser un momento histórico para vos"... Fue un sueño lo de ese día.
-Y había que cuidarle las espaldas al Negro Ibarra que se iba... (Risas)
-¡El Negro siempre jugó para 8 o 9 puntos y algunos para 10!... Cuando vino a Colón era volante, Chabay lo puso de 4 cuando se lesionó Jorge González y no salió más... Esa defensa se recitaba de memoria... Leo Díaz, Ibarra, Rodríguez Peña y Unali era de memoria... Y el otro era el Negro Medero generalmente y ahí entré yo... Fijáte el caso de Dante Unali, jugó 15 años en primera y nunca lo ví jugar mal, regularidad tremenda. Ahora jugás dos o tres partidos más o menos y te venden. El equipo se recitaba de memoria, iban metiendo un pibe y era más fácil desarrollarse pero más difícil afianzarse porque jugaban bien todos. Era el precio a pagar por tener un plantel tan competitivo.
-Ufff... ¿Te acordás el golazo que nos mete Richard Báez?... La enganchó para adentro ante Samanta, entrando por derecha y la clavó... Luis Medero había jugado en el 96-97 y vuelve a Boca, estaba haciendo la pretemporada y lo mandan de vuelta para acá, llega esa semana y Jorge me pone a mí. Pero en la revancha vuelve él y a los 15 minutos se desgarra y entro yo. Lo damos vuelta con goles de Castillo y Gorostidi. Y después fuimos a los penales... ¡Tremendo partido!
-Hace unos meses, tu hermano Eduardo declaró que le quedó una materia pendiente en el fútbol: jugar con vos...
-A mí también....Cuando yo era chico, quería ser mi hermano... El me lleva 9 años y antes no era como ahora que los padres quieren que los hijos ganen plata para cumplir el sueño o para cubrir algo que está faltando en la casa... Antes no, antes era pasión... Yo quería ser Eduardo, lo admiraba. Y él me decía que hiciera todo al revés de lo que hizo él (risas)... Hablando en serio, nosotros nunca fumamos, ni tomamos alcohol, nos cuidamos. Yo siempre digo que cuando uno tiene limitaciones técnicas, tiene que estar al ciento por ciento. Siempre apostamos a eso: fortaleza física, ser buena persona, no pelearse con nadie, humildad. Eso te lleva a las mismas condiciones que el que es talentoso pero vago... Pero Eduardo fue más que un hermano...
-Porque en un momento de la vida, nos bancó. El esfuerzo de mi viejo siempre estuvo, nosotros somos muy humildes, yo me iba caminando de Unión a Colón porque ahí me dejaba el colectivo que me traía de Recreo y no tenía para el urbano, a veces me iba a dedo... ¡Hasta en bicicleta!... Entonces, cuando mi viejo se quedó sin laburo, él me compraba botines y apuntalaba con todo... A mí también me hubiese encantado jugar en Colón con mi hermano, porque somos muy sabaleros... Todos somos sabaleros en la familia, salvo mi hermana que es de Unión.
-¿Así que "a pata" desde Unión hasta Colón?
-¡Pará...! No terminaba ahí, porque nos íbamos con los chicos a dedo hasta Santo Tomé, cruzando el puente y de ahí a los cuarteles... ¿Y César Bustamante que cruzaba la laguna en un bote?... No teníamos predio, la reserva de Afa no tenía ropa y entrenábamos en la olla, camino a Santo Tomé... ¡Preguntále a Quito Chávez, que fue el preparador físico del ascenso en el 95, a Malisani, a Segalla, al Pechu...!
-Esas historias que hoy sorprenden, ¿no?
-Es que Colón es grande en los últimos 20 años, pero antes no era así. Cuando mi hermano jugaba ni la primera tenía ropa, el túnel se inundaba y había que poner una bomba centrífuga par sacar el aire... ¡En el túnel había un cañito que sobresalía por la pared, si no estaba atento, te pegabas un frentazo y te cortabas!
-El túnel que se inundaba y el famoso tema de las napas. Hoy la cancha está "levantada", pero antes el agua fluía de abajo. ¿Te acordás?
-¡Cómo no ...! Cuando yo jugaba nadie quería hacerlo por derecha cuando las napas estaban altas... Me acuerdo un día contra Independiente, jugaba Forlán... ¡Ese h... de p... andaba en una moto!... Nosotros le decíamos el pantano a ese costado... Era recontra difícil jugar por ahí, te frenabas, era una sensación rara, pisabas y te hundías... Ahora, la cancha es una locura.
-Vos sabés que cuando llovía era distinto. A mí me encantaba, porque los que somos medio "maleta", con barro equiparamos (risas)... Al delantero lo chocás y listo... Me acuerdo el clásico del 2 a 2, vibrante, emotivo... Ellos con Silvera y Tilger, mucho laburo esa tarde.
-¿Llegaste bien preparado a Primera?
-Mirá, a mí me hacen contrato en el 95-96, habíamos salido campeones de la Liga después de 18 años... El último partido jugamos contra Atenas o Sportivo Guadalupe, no me acuerdo bien, y el domingo estaba jugando en cancha de Estudiantes el primer partido en reserva y a los dos meses en el Monumental. Pasamos de Liga a Primera, no había inferiores de Afa en ese momento.
-¿Jugaste mucho en reserva?
-Habré jugado 150 partidos en reserva y nunca jugué en otra cancha que no sea en la de primera de Colón. ¡Y en los segundos tiempo con 30.000 personas en el 97!, porque antes, la reserva se jugaba previo a la primera. Yo les cuento a los chicos y no lo pueden creer. Se lo dije a un dirigente y a Pancho Ferraro, de la importancia de jugar la reserva antes que la primera. ¿Sabés por qué no se juega?, porque sale caro abrir el estadio antes.
-Una pena, inclusive para el espectador que paga la entrada...
-Es una inversión y contextualiza la formación de inferiores... Mirá, cuando me tocó debutar en Chile, había menos gentes que los partidos de reserva de Colón. ¡Si yo terminaba el partido jugando con 30.000 personas! El miedo escénico se te va, sí o sí... ¿Te conté lo que fue mi primer partido en reserva en cancha de Colón?
-A Colón le toca jugar contra Huracán... Me acuerdo que el primer gol lo hace Bonaveri, fue un sábado a la noche... Ese mismo día jugué 90 minutos en cancha de Ciclón por Liga Santafesina contra Gimnasia de Ciudadela. Estábamos peleando el campeonato. Perdimos 4 a 3 y nos echaron dos jugadores así que tuve que correr de lo lindo. Termina el partido y viene Orlando y dice: "éste se viene conmigo". Eran las 5 o 5 y media de la tarde. Entonces me lleva a la cancha de Colón en ese Duna negro que tenía Orlando. Mientras tanto me iba hablando, como hablaba él, en tono paternal. "Ahora, báñese y espere", me dice cuando llegamos al club. ¡Y me puso los 90 minutos de reserva contra Huracán!... ¡Jugué dos partidos en el mismo día, estoy para el Guinnes!...
-Al otro día no te podías mover...
-Al otro día tenía fiebre, de todo (risas)... Teníamos una gran fortaleza física, ¡eramos unos indios!... Pero eso no te puede pasar, es falta de planificación. Durante 8 meses, Segalla, Román, Suárez, Romani, jugábamos liga a la tarde del sábado, nos metíamos en un colectivo a la noche y viajábamos para jugar en reserva al otro día... Un día le ganamos a River en el Monumental habiendo jugado en Liga el día anterior... Si me escucha algún profe me asesina... Ahora se hace hincapié en la recuperación... ¡Mirá si le digo que se puede jugar dos partidos en un día o en dos días!
-¿Orlando Medina fue el que mejor recuerdo te dejó de ese tiempo?
-Orlando fue como un padre... Pero en realidad, fue Ramón... Ramón Mántaras... Siempre se lo digo, lo ví el año pasado en Esperanza, lo abracé y le agradecí por todo lo que me ayudó, con él jugué 15 de los 19 de titular cuando dirigió aquél torneo en el que anduvimos bien, fue el que más confianza me dio, recién con Ramón pude demostrar que podía ser un jugador consolidado de Primera... Por la cantidad de jugadores y jerarquía que había en ese momento, se me hacía difícil... ¡A mí me subieron a Primera y el 2 era Ameli... Qué iba a jugar!... Después estaban Samanta Rodríguez Peña, Medero, el Flaco Morant, el Negro Ibarra de 4... Yo era el capitán de la reserva, sabía lo que podía dar, pero la gran confianza me la dio Mántaras y le agradezco... Es una gran persona Ramón.
"Cuando yo jugaba en reserva, era el preliminar de la primera. Los segundos tiempos los jugábamos con 30.000 personas. Entonces, llegabas a primera y no había miedo escénico", dice Azoge.