El Unión del Vasco empieza a mostrar si hay para entusiasmarse

Pasaron 228 días desde el partido con Arsenal. En ese largo tiempo, cambiaron muchas cosas. Para la humanidad entera, si hablamos de lo más importante; y para el fútbol, si hablamos de lo menos importante. Unión ya se había quedado sin entrenador cuando jugó aquél último partido en el 15 de Abril. En todo el trayecto, se produjo la llegada de Juan Manuel Azconzábal, un entrenador formado en Estudiantes, ya con una experiencia importante a pesar de su corta edad y con un plantel que debió conocer más la llegada de algunos refuerzos que, en realidad, fueron los que se pudieron traer y no, posiblemente, todo lo que el técnico quiso.

De aquél equipo que clasificó para la segunda fase de la Sudamericana, a éste, hay apenas tres sobrevivientes. Si tomamos como referencia el partido en el Independencia de Belo Horizonte, sólo se mantienen Moyano, Blasi, Cabrera y Corvalán. Bottinelli, Elías, Méndez, Milo y Bou ya no están. Y Carabajal podría ir al banco y Franco Calderón está afuera del equipo por Covid positivo, pero tampoco es tenido en cuenta como titular por el Vasco. Conclusión: técnico nuevo y equipo casi nuevo.

¿Qué plantea esto?, una gran incógnita. Los tres amistosos no son muy demostrativos, hay que tomarlos en cuenta pero sólo para tener algunas referencias. Sirvieron para que algunos jugadores se metan en el equipo titular, caso Cañete, cobijado en la confianza que supo ganarse en el técnico; y también algunos movimientos que ha provocado Azconzábal, como por ejemplo el de correr a Blasi de la punta derecha a la zaga, posición que no desconoce porque allí apareció desde el mismo arranque de su carrera profesional, aunque luego -quizás aprovechando que es rápido- terminó jugando -y cumpliendo- como marcador lateral derecho.

La gran respuesta se verá a partir de hoy, porque también será el momento de comenzar a evaluar qué tipo de táctica y estrategia usa Azconzábal. El Vasco reconoció que no es de atarse a esquemas definidos, marcando con ello una primera diferencia con su antecesor, el exitoso Madelón. Con Leo, Unión era 4-4-2, rígido y definido. Apenas se salió del molde en un par de ocasiones, haciendo algún pequeño retoque cuando sumó un volante o retrasó algún delantero (Gamba fue el elegido) para armar un 4-2-3-1. Con el Vasco, el esquema va a ser variable. Pero de arranque -y si se repite lo que se vio en los amistosos- la idea es partir de un 4-3-3 con la opción de ir modificándolo con la subida o el retroceso de los jugadores que juegan por afuera.

Escalar en la Sudamericana es el gran objetivo de Unión, sin descuidar la competencia interna. Pero en un torneo que no va a tener promedios (la Copa de la Liga Profesional), no hay urgencia de perder terreno en esa posición afianzada que Unión consiguió desde su vuelta a Primera para mantenerse en la categoría.

La incógnita es saber hasta dónde puede llegar este equipo, cuál es su nivel real. No es una pregunta que implique alguna duda, sino un cuestionamiento que nace de la falta de certeza que se tiene. Lo primero que uno debe pensar es en que hay que tener paciencia, como primera medida. Ocurre que el arranque es con la Sudamericana y son sólo dos partidos los que determinan si sigue en carrera o queda eliminado; y en la Copa de la Liga Profesional -que es el objetivo secundario de Unión, al menos hoy- en seis partidos se define si se pelea por algo importante o no.

Emelec, hoy, parece ser más "chapa" e historia que presente. Uno mira las estadísticas y se encuentran con varios títulos ganados a nivel nacional y 28 participaciones en Libertadores. Claudio Dykstra fue muy claro en su apreciación: "Acostumbrado a jugar la Libertadores, disputar la Sudamericana es un premio consuelo para Emelec". Pero hay otra realidad: la mala actuación en la liga local. Por eso, me quedo con el título del sitio web del diario Expreso de Guayaquil: "El 'bombillo' apela a su tabla de salvación". Para Emelec es así, la Sudamericana es su tabla de salvación. Ni más ni menos. Y para Unión, seguir en la Sudamericana sería lo mejor que le puede pasar para que el arranque de este nuevo ciclo tenga color y se pueda trabajar con mayor y mejor motivación.

Almuerzo, siesta, merienda, charla y al estadio

Algunos jugadores concentraron y el resto se trasladó al mediodía a Casasol donde almorzaron, hubo una pequeña siesta, merienda y la charla previa del Vasco antes de la partida al 15 de Abril, para jugar el partido de las 19.15.

Habrá que ver si este mismo operativo se repite el domingo, porque el partido con Arsenal será a las 14. En este caso, es posible que se junten con tiempo para un fuerte desayuno a media mañana o para un almuerzo que debería ser bien temprano para luego ir al estadio, si es que no concentran el sábado.

El viaje a Guayaquil para jugar la revancha está previsto para el miércoles en horas de la siesta. Teniendo en cuenta la diferencia horaria (dos horas más en Argentina), el plantel arribará a la tardecita (5 horas y media de vuelo aproximadamente), no habrá entrenamiento y se esperará el partido del día siguiente a las 17.15 (19.15 de Argentina), tras lo cuál cenarán y volverán a Santa Fe.

Con Racing, domingo a la tardecita

No empezó el torneo y ya están provocando cambios en la programación. Se había anunciado de qué manera se iba a jugar la segunda fecha y el partido de Unión con Racing, en Santa Fe, estaba previsto para el lunes, pero ahora fue cambiado para el domingo 8 de noviembre a las 18.45.

Este cambio no favorece a Unión, pues estará jugando el jueves en Ecuador y regresando a la madrugada del viernes a nuestra ciudad. De todos modos, habrá que ver cuál es la planificación de Azconzábal al respecto, pues casi con seguridad que producirá varios cambios en el equipo que jugará la Copa de la Liga Profesional mientras dure la participación en la Sudamericana.

En caso de seguir en carrera, Unión tendrá dos semanas de inactividad internacional y recién volverá a jugar en la última semana de noviembre, enfrentando al vencedor del choque Bahía de Brasil-Melgar de Perú.