Pacho y Lxs Limones lanzó “Todas las lenguas en una”, grabado como un set audiovisual registrado en vivo, en el estudio Sonorámica de Traslasierra. En diálogo con El Litoral, el tecladista, cantante y compositor Hernán “Pacho” Geller relató el viaje que llevó a esa noche serrana, y cómo se redondeó esta propuesta sensorial.
Captura de pantalla Pacho Geller, en pantalla partida con Mariano Donal, en la edición dinámica del video.
Pacho y Lxs Limones, el proyecto encabezado por Hernán “Pacho” Geller, presentó su nuevo álbum “Todas las lenguas en una”, un set audiovisual registrado en vivo el 14 de diciembre de 2020 en el estudio Sonorámica de Traslasierra (Córdoba), a tres cámaras (Justo Lassaga, Sofía Basconcel y Juan Ignacio Pedroni) y con escenografía móvil (a cargo del estudio Hecho en Maipú). El mismo se propone ser “la fusión de diferentes lenguajes con un mismo propósito: desarrollar el concepto de crecimiento/liberación”.
Para conocer más sobre este viaje musical, El Litoral dialogó con Pacho, tecladista compositor y cantante de una formación que se completa con Diego “Mona” Vichar (batería), Mariano Donal (guitarra y voz), Gervasio Arroyo (bajo) y Juan Martín Salva (percusión).
Autogestión
-¿Cómo salió la posibilidad de ir a Sonorámica a registrar esta sesión?
-Se fue dando de a poco, pero era la zanahoria a seguir: teníamos el planazo casi desde arranque, fue el disparador. Nos comimos la pandemia, porque no podíamos salir a tocar y hacer lo que más nos gusta. Toda esa parte estaba cancelada, así que dijimos: “Bueno, nos metemos a armar algo nuevo y a grabar”. Siempre con la búsqueda de hacer algo nuevo para nosotros también, que no hayamos hecho antes. Y veníamos pispeando el estudio, lo tenía en redes desde que salió, le tenía ganas hace rato.
Como veníamos haciendo últimamente videos y vivos, la idea era buscar la mejor forma de mostrar lo que no estábamos pudiendo hacer, que es tocar en vivo, a través del video. Tratar de tirar un set de corrido allá: solamente porque está en el lugar donde está, y es un súper estudio. Sacamos unos números y vimos que tanta posibilidad había de hacerlo: nos dieron por todos lados los números.
Calculo que fue una sumatoria de cosas: esto de la pandemia y que el estudio estaba con poco movimiento. Sacamos el turno en septiembre-octubre para ir a grabar en diciembre, sin siquiera saber si se iba a poder. El dueño con unas ganas bárbaras, nos dijo: “Estoy queriendo abrir, y me encantaría que vengan; no sabemos qué va a pasar de acá a diciembre pero podemos arreglar por este número”.
Armamos el equipo, llegamos al número de tope en Sonorámica de lo que había de hospedaje: había lugar para 15 y fuimos 16, tirando colchones en el piso; pero de todos modos súper cómodos, el lugar está más que bien.
-Tuvieron mucha preproducción para meter la sesión en una noche.
-Sí, recontra. El disparador fue la idea, habrá sido abril, mayo capaz, del año pasado. Arrancamos a armar los temas y mientras tanto fuimos convocando a las partes, a ver quién se copaba con ir a filmar. En el sonido de arranque Aitor (Arramberry) nos dijo que sí, con él venimos laburando desde el disco anterior y los vivos. Los autos para viajar, quién podía, las posibilidades, cómo juntamos la plata. Porque teníamos una parte que era solamente de estudio, y la otra de hospedaje: esa no la íbamos a poder bancar nosotros para nada. Así que fue una cosa súper colectiva a y autogestiva.
-En el principio mismo del video se destaca que no se hubiera podido hacer sin la buena onda de amigos. Es esa buena onda lo que permite a artistas independientes “empatar” la calidad de otros que tienen mucho más presupuesto.
-Totalmente: eso es “lo todo”. La buena onda, las ganas de hacerlo, y las posibilidades técnicas. Porque la verdad es mucha suerte tener parte del equipo, que sean amigos, que tengan ganas de ir y hacerlo; gente que al margen de eso está bien equipada y es buena en lo que hace. Fue una mixtura de cosas que se dan y que ayuda a que se pueda hacer.
De ahí mismo viene lo del nombre: lo de “todas las lenguas” es por el combinar los lenguajes. Una tarde estábamos ahí en la cocina del estudio con uno de los chicos y estábamos hablando de qué loco cómo podemos unir los lenguajes que tiene cada colectivo dentro de una sola cosa. Y la energía realmente era esa: que estábamos todos metidísimos en lo que íbamos a hacer, en la misión que era llegar al domingo y tirar una toma de corrido: creo que esa es la parte “en una”.
Unidad expresiva
-Habían hecho experiencias de vivos, y querían hacer una sesión de corrido. ¿La idea es mostrar que el concepto de Pacho y Lxs Limones es una apuesta estética más allá de las canciones en sí?
-Sí, de una: es exactamente eso (risas). También es el recorrido hasta acá. Cuando arrancamos, al principio de todo, antes del primer disco, yo quería que ese material fuera grabado y filmado a la vez. Y lo intentamos, lo grabamos y nunca salió (risas). En realidad fue una cuestión técnica de audio, más que nada, entonces a ese primer disco (“La libertad es cualquier cosa”) lo grabamos de la forma más clásica de todas.
En el segundo (“Frenar para seguir”) ya experimentamos un poco más; después metimos algo parecido a esto pero en un recital, que es el disco en vivo (“Otra vez cualquier cosa”) en el Ananader Festival, allá en el Leyes. Eso también fue una sola toma, en vivo, tiramos dos cámaras a improvisar un poco en el escenario: más o menos se iba encarando un poco la idea de hacer algunas cosas así. Esta vez salió con temas inéditos, originales y preparados para esto.
-En la forma en que se enganchan y se expanden las canciones, las intros, hay algo de trip sonoro o creación de climas. Lo mismo en el cruce de la base de la banda con el recitado de Gonzalo (Geller). Es muy sensorial todo.
-Sí, la idea era que sea un set; venía escuchando sets en YouTube, o de listas de Spotify, tirones de media hora, una hora, 40 minutos. Me gusta mucho escuchar discos, y me gusta lo conceptual. Acá hay una cosa conceptual de contar una historia a través de la música y del video. La elección de los timbres, que son cinco instrumentos, pero bien definidos. Por ahí en un disco de estudio grabás un tema con una guitarra, otro tema con otra, te excedés un poco en la elección de timbres, en las teclas también suele pasar un montón. Acá te tenés que mandar derecho, tiene que ser una elección desde antes y para todos los temas.
Entonces esos cinco o seis timbres, al aparecer un sonidito en un lugar, después vuelve al cuarto o quinto tema; lo mismo con las letras, que se repiten; la intro también vuelve a aparecer en el medio del set, que es cuando aparece el audio de Gonza. Estaba todo súper pensado, que tenga un concepto total.
Narrativa visual
-¿Cómo surgió la idea escenográfica de los espejos que se van moviendo, deformando la imagen e interactuando con las cámaras?
-Hermoso quedó eso. Lo idearon entre los chicos de Hecho en Maipú y Justo Lassaga, que fue uno de los cámaras, el primer en sumarse al grupo. Con él ya veníamos trabajando, es quien sacó la foto de tapa de “La libertad es cualquier cosa”. Coordinamos algunas reuniones, los chicos de Maipú ya tenían en la cabeza de usar algún material que se espeje, o que refleje. Pensábamos mucho en la ventana que iba a haber en el estudio en la montaña; después lo terminamos haciendo de noche.
-“A las 23.12”.
-A las 23.12 (risas). Empezó por ahí. Hicimos algunas pruebas, compraron el material tipo espejo, mylar se llama, es lo que se usa para hacer los indoors (de cultivo). Hicimos algunas pruebas de cámara: iban tirando ideas, nos juntábamos a probarlas, y estaban todas buenas. Todo iba dándose de una: por ahí decís “probamos”, pero no le tenés mucha fe.
Funcionaba. Sobre la marcha fuimos corrigiendo y eligiendo un poco la forma. Ellos armaron una especie de coreografía o circuito por dónde se iban a ir moviendo, dependiente de la parte del set que estaba sonando; y coordinamos con las cámaras: Justo se iba para donde estaban los espejos, y las otras dos cámaras tenían otro panorama libre para ir completando. La unión escenográfica la tenía Justo.
-Después esa cuestión estética se completó con la edición del video, que tiene yuxtaposiciones y superposiciones, franjas: es muy dinámica.
-Sí, también está pensado cómo contar la historia. Yo edito video, esto lo hicimos con la Mona sobre todo. Sea como sea el video, cortito, largo, una película, siempre va a contar una historia. Y capaz que la historia son franjitas, o pelotitas que aparecen cada tanto; cosas muy sencillas, pocos recursos, pero que le da dinámica y suma un montón.
Después de ver el multicámara, había muchos momentos en que las tres cámaras estaban buenas a la vez, y era muy difícil elegir la toma. Así que en algún punto de la edición había que elegir cómo se iban a mostrar esas tres cámaras, y la Mona tuvo la idea de las franjas, también le dio un tamaño en relación a la pantalla muy lindo: estéticamente queda muy bien.
-¿Cómo se articularon con Aitor en la mezcla de sonido y Matías Parisi que hizo el mastering? Porque hay que sincronizar.
-Hay cosas que tener que ir y volver. Aitor es tan capo, además de lo lindo que labura para nosotros (venimos hace un tiempo con él porque creo que le encontró un sonido a la banda) lo hace rápido. Entonces nosotros estábamos arrancando con la sumatoria de cámara y él ya tenía una primera mezcla a los diez días. En ese sentido fue muy fácil: editábamos un poco con el audio de las cámaras, un poco con las mezclas que nos iba mandando y veíamos la sumatoria; si había alguna toma que por ahí no se escuchaba tanto lo que se estaba viendo, avisábamos y volvíamos atrás. Aitor cambiaba, y con ese ida y vuelta lo fuimos laburando re piola.
Respuestas
-Ahora el material está en la calle, más específicamente en las redes...
-En las redes. Ya no hay más calles (risas).
-¿Qué devoluciones estás teniendo?
-Re bien, re loco, un par de cosas muy lindas, muy mágicas. Se me viene a la cabeza una: en el set no tienen nombre los temas, si bien se puede oír que hay separaciones entre ellos no les pusimos nombre porque queríamos que fuera un set que se llame “Todas las lenguas en una”, y todos los temas se llaman “Todas las lenguas en una”. Pero nosotros internamente para diferenciarlos les fuimos poniendo nombres; a uno le pusimos “La cura del Covid”, para hacernos referencia a qué tema era. Publicamos el video, y uno de los primeros comentarios en YouTube fue: “Che, qué bueno, el segundo tema es la vacuna contra el Covid”. Así, de la nada; alguien que no sabía, un amigo que vive en la otra punta, no nos vimos nunca en todo este proceso.
Y después acertadas para el lado al que más o menos le apuntamos. Para nosotros es un video y un set para estar re tranqueta, fumarse uno tirado en el sillón, y flashear. Y mucha gente respondiendo: “Che, qué flash, está reloco el video, tiene unas parte de un viaje total”, esto que decías de los momentos instrumentales. Creo que va para ese lado y parece que se entiende.