Ver el "clasiquito" en el Di Stéfano, cerca de Florentino Pérez y sin sacarse el barbijo
Más allá de las entrevistas con Franco Soldano, Jorge Valdano y Angel Cappa que en breve publicaremos, la estadía en Madrid sirvió para ver un Real-Barcelona con el presidente de la “Casa Blanca” en el estadio que sirve de homenaje a un argentino.
El Litoral A la izquierda, Enrique Cruz, enviado de El Litoral, frente a la estatua de Alfredo Di Stéfano. A la derecha, Emiliano Armenteros, campeón del mundo con Messi en Holanda, y actual coaching del Rayo Vallecano.
Ver un clásico entre Real Madrid y Barcelona en lo que sería la tercera categoría del fútbol español también depara sorpresas. Por ejemplo, una de las presencias en el “Alfredo Di Stefano” (impecable estadio con plateas laterales y sin tribunas detrás de los arcos, donde el Real Madrid supo jugar partidos oficiales en tiempos de ausencia de público en los estadios y con el Bernabeu en reparaciones) fue la de Florentino Pérez. Y lo que llama la atención es el grado de popularidad: todos querían su foto con el hombre que desde la presidencia del Real Madrid, anuncia con convertirse en la gran vedette del próximo mercado, apuntando a lo grande con la llegada de jugadores que van a quedar libres por expirar sus contratos, caso Mbappé.
“Pues hombre, Florentino es el mejor presidente de la historia de Real Madrid, no debiera sorprenderte que la gente lo quiera como lo quiere”, comentó el plateista a este periodista de El Litoral, seguramente al observar de qué manera el presidente, más allá de tratarse de un partido de jugadores juveniles, más relajados todos y sin una multitud en el estadio, bajaba por la grada para mezclarse entre los hinchas y prestarse a la selfie.
El Real Madrid (con el nombre de Real Madrid Castilla) y el Barcelona (con la letra B que lo identifica como el equipo de “reserva” de la gran institución catalana), jugaron un clásico desteñido que terminó 0 a 0 en los 90 minutos. Buena técnica, dos figuras importantes en cada equipo (Aranda en Barcelona y Peter en Real) y otra gran sorpresa, la segunda: no son los mejores de la categoría. Y a El Litoral se lo explican Emiliano Armenteros (aquél que fue campeón del mundo con Messi en Holanda en 2005 con Pancho Ferraro de entrenador) y Matías Di Gregorio, el hijo del recordado Tano, aquél volante central que jugó en Colón allá por el 86 en un muy buen equipo que dirigía el Conejo Tarabini. “¿Sabés qué pasa?, esta categoría es como si fuese la B Metropolitana en la Argentina, pero estos equipos son muy juveniles. Juegan bien, pero se encuentran con equipos más experimentados. Juegan 4-4-2, se cierran atrás y es imposible hacerles un gol”. Y la tabla muestra la realidad: a pesar de que están a un paso de jugar en la primera de los dos equipos más grandes de España, la tabla de lo que se llama “Primera RFEF”, Villareal lidera, Barcelona B está décimo y Real Madrid Castilla está décimocuarto. Pero Florentino Pérez no falta.
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A propósito de Armenteros, su actual función es la de coaching del Rayo Vallecano. “Soy ojeador, veo jugadores como posibles fichajes para el primer equipo. De momento, veo presencialmente jugadores de acá, pero por TV miro jugadores de Argentina y de otras partes del mundo”, cuenta Emiliano.
-¿Se apuntan cada vez más a jugadores jóvenes?
-Sí, pero no se descarta al jugador con experiencia. En Argentina estoy mirando, sobre todo a los que tienen la doble nacionalidad y a aquéllos que son competitivos, porque en España sabemos lo que significa el jugador sudamericano.
-¿Estás viendo algo del fútbol de Santa Fe?
-No te puedo decir quién, pero hay uno que estoy siguiendo, pido referencias de gente amiga que tengo en Argentina.
-Tiro una moneda al aire. ¿Es Facundo Farías?
-No… No es exactamente de la ciudad de Santa Fe, sino de la zona… Pero lo dejamos ahí… Mirá, lo que pasó con Belardi, el jugador de Boca, es algo que puede darse ahora y que antes no se daba. Hoy se vé muchísimo fútbol de afuera. Nosotros no tenemos mucho presupuesto para ir a ver jugadores en directo, pero hay equipos de la Liga Española que tienen 15 personas viendo fútbol y mirando por el mundo entero.
-¿Le cuesta al fútbol argentino darse cuenta de que hay que profesionalizar los estamentos del fútbol?
-Cada vez se está dando más… Para mí, es clave y veo que en Argentina se están dando cuenta.
-¿Qué recuerdos tenés de aquél Mundial juvenil que ganaron en Holanda?
-Un orgullo… No sólo por lo que significó jugar al lado de Messi, sino por todos los otros muchachos que en su mayoría llegaron a ser consagrados. Poder contarle a mis hijos lo que viví es algo impagable.
-¿Te sorprendió la manera en que se fue Messi de Barcelona?
-Por supuesto… Todos queríamos que siguiera… Fijate que en mi caso, que ascendimos este año, era un orgullo saber que íbamos a enfrentarlo con Rayo Vallecano… Es una pérdida inmensa para el fútbol español.
-¿Y lo de Scaloni en la selección?
-La verdad que no… Tengo un amigo que me hablaba tan bien de él, que esperaba que formara lo que formó… Se está armando un ambiente muy bonito, como el que hubo cuando el técnico fue Sabella.
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“Señor, siempre con barbijo” es la regla. Por más que sea un estadio de fútbol y, obviamente, al aire libre, la prohibición existe. Y los madrileños viven el partido a su manera. Son capaces de pagar un abono de 1200 o 1300 euros al año para ver al equipo, de enojarse con el árbitro pero sólo manifestarlo de manera demasiado pacífica, demasiado tranquila para esa locura a la que nos hemos acostumbrado, lamentablemente, en nuestro país.
El estadio es muy coqueto, limpio, impecable. Las tribunas están pegadas al campo de juego, pero nadie se levantará de su platea para insultar al árbitro o al rival. Aplaudirán un poquito, cantarán mucho menos y se irán a su casa. No en vano cuentan, los madrileños, que el día de la final entre Boca y River en el Bernabeu, observaron un espectáculo que, para ellos, fue increíble en las tribunas y no en el campo de juego. “Oye, yo fui al estadio ese día. Miraba para una tribuna y miraba para la otra. El partido no nos importó”.