El secretario deportivo (o “colaborador deportivo” como le gusta que le digan) avaló al entrenador después de dos partidos en los que la dirigencia quería desplazarlo: Huracán e Independiente. Y ahí apareció la figura del ex técnico para poner paños frios. La palabra de un hombre al que Vignatti buscó porque lo respeta como a muy pocos.