Bibliotecas populares: entre la contención cultural en medio de la crisis y los intentos de recorte de Nación
A 155 años de la ley que dio origen a las bibliotecas populares, las instituciones rosarinas celebran en medio de la crisis y luego del freno de un decreto del gobierno nacional que buscaba recortar su autonomía. Espacios culturales y comunitarios siguen siendo refugio y contención para los barrios.
Existen 28 bibliotecas populares que sobreviven con aportes solidarios y estatales.
En mayo el gobierno de Javier Milei emitió el decreto 345, que proponía eliminar la red federal de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip), junto con su autonomía institucional y financiera, subordinándola a la Secretaría de Cultura. Era otra de las estructuras estatales que debían “ajustarse”.
La iniciativa generó fuertes críticas desde bibliotecas, organizaciones culturales y legisladores, hasta que semanas atrás la Cámara de Diputados en el Congreso nacional rechazó el decreto, llevando calma a quienes trabajan desde la cultura para acompañar los vecinos y vecinas.
“Las bibliotecas populares mantenemos una lucha constante por abrir cada día las puertas para brindar los mejores servicios a los vecinos y las vecinas y ser un referente de la cultura, que muchas veces encuentra límites en la realidad económica de las familias”, señala María Luisa Carletti, presidenta de la Asociación de Bibliotecas Populares de Rosario, en un nuevo aniversario de ley nacional creada por Sarmiento para proteger estos espacios y la razón por la que cada 23 de septiembre se celebra el Día de las Bibliotecas Populares en Argentina.
Cada 23 de septiembre se celebra el Día de las Bibliotecas Populares en Argentina.
Libros, cercanía y comunidad ante la crisis
Según el registro de Conabip, en Rosario existen 28 bibliotecas populares gestionadas por vecinos y vecinas en distintos barrios que sobreviven con aportes solidarios y estatales, incluida la Municipalidad de Rosario. Son espacios de préstamo de libros, talleres culturales, clases de apoyo y actividades recreativas.
“Las bibliotecas populares suelen estar en los barrios y pertenecer a los barrios. Entonces, cuando al barrio y a las personas les empieza a ir mal en lo económico, la biblioteca funciona como un espacio de contención y acceso a actividades, libros e incluso internet”, dice Carletti.
Las bibliotecas populares son el contrapunto de las bibliotecas de instituciones públicas y privadas que están en el centro de la ciudad, donde -según explica Carletti- las personas del barrio no suelen ir porque están lejos y el bolsillo está cada vez más liviano.
“En el último tiempo y a cuenta de la crisis, escuchamos cada vez más a socios que vienen a buscar libros porque no van a gastar lo que hoy sale un libro nuevo (entre 25 y 50 mil pesos)”, dice Carletti, quien trabaja en la Biblioteca Popular La Florida en el norte de la ciudad y agrega: “Incluso hay quienes piden dejar de pagar la cuota o colaborar cuando las cuotas están en promedio cerca de 2.500 pesos”.
Luchas simbólicas en terrenos de la palabra
“La provincia garantiza la existencia, promoción y sostenimiento de las Bibliotecas Populares, para el acceso democrático a la información, cultura y educación. Reconoce su carácter autónomo y comunitario. La ley reglamenta los mecanismos de apoyo y financiamiento estatal que aseguren su funcionamiento continuo y su integración en la vida cultural de cada localidad”. Ese fue el texto que las asociaciones de bibliotecas populares sometieron a la asamblea constituyente que recientemente renovó la Constitución de Santa Fe.
Existen 28 bibliotecas populares que sobreviven con aportes solidarios y estatales.
Según Carletti, si bien la redacción no alcanzó sus expectativas, sí quedó en la nueva Carta Magna dentro del artículo 22 que las reconoce como instituciones de valor para la provincia de Santa Fe.
Festejos en los barrios
En el marco del Día de las Bibliotecas Populares, este 28 de septiembre será la última parada de la Kermesse Peyotera, el proyecto que la banda rosarina Mamita Peyote armó para llevar su nuevo disco “Territorio Peyote” a los barrios de Rosario.
La cita es en la Biblioteca Popular Casa Luxemburgo, en Bella Vista Oeste, y promete ser una fiesta que mezcla música, libros y encuentro comunitario. Desde junio, la banda viene recorriendo distintas bibliotecas populares con esta propuesta que une cultura popular y celebración colectiva.
En cada edición, una canción nueva del disco se estrenó en un barrio distinto y estuvo acompañada por un mural, diseñado junto a artistas visuales de la ciudad, que luego se convirtió en la tapa digital del tema. A eso se sumaron ferias, buffet popular, músicos invitados y la banda cerrando la jornada con su show en vivo. Una forma de sacar la música de los escenarios tradicionales y ponerla en diálogo con los territorios y sus vecinos.
La kermesse también dejó su huella solidaria: las bibliotecas recaudaron fondos con el buffet, se organizaron colectas de libros, útiles y alimentos, y los emprendedores barriales tuvieron su espacio como feriantes. Todo acompañado de un trabajo de convocatoria cara a cara: volanteo en plazas, charlas con vecinos, participación activa en el armado. La despedida del 28 será, así, mucho más que un recital: será la síntesis de un proyecto que apostó a la cultura como derecho y a la música como motor de comunidad.
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