Cuando Gardel frenó inesperadamente en Coronda: la anécdota que el pueblo jamás olvidó
Más allá de su biografía universal y el mito que lo rodea, Carlos Gardel dejó una huella inesperada en Santa Fe. En 1933, camino a una de sus giras más recordadas, un desperfecto mecánico hizo que se detuviera en Coronda. Allí fue asistido por la familia Boggino, que recién después descubrió que habían auxiliado al “Zorzal Criollo”. Una historia mínima que perdura como una joya local.
La casa de los Boggino, donde el Zorzal Criollo hizo su inesperada parada en 1933. Foto: Fernando Nicola
Charles Romualdo Gardés nació el 11 de diciembre de 1887 en Toulouse, a orillas del Garona. Pasó allí sus primeros años antes de convertirse en el símbolo mayor del tango argentino. Pero su historia también guarda episodios desconocidos, como el que lo unió para siempre a Coronda.
El antiguo camino real de Coronda, escenario del inesperado encuentro con Gardel. Foto: Fernando Nicola
Su figura despegó definitivamente en 1933, año en que regresó al país tras catorce meses en Europa y fue ovacionado en teatros y radios. Grabó una serie innovadora acompañado de un nuevo cuarteto de guitarras y protagonizó una agenda intensa hasta su partida final en noviembre rumbo a Barcelona.
A fines de ese mismo año iniciaría su larguísima gira internacional por Barcelona, París, Nueva York, el Caribe y Latinoamérica. Un viaje que se interrumpiría trágicamente el 24 de junio de 1935, en el accidente aéreo de Medellín que terminó con su vida a los 44 años.
La familia Boggino auxilió al Zorzal Criollo sin saber quién era. Foto: Fernando Nicola
El episodio que marcó a Coronda
En medio de aquel 1933 frenético, un hecho inesperado lo llevó a hacer una parada en Coronda. Alfredo Miguel Ceballos, locutor y periodista local, reconstruye el episodio con precisión: “Estamos en el antiguo camino real. En agosto de 1933, un vehículo de época se detuvo por desperfectos mecánicos. Y quien desciende es nadie menos que Carlos Gardel”.
El auto viajaba desde Buenos Aires hacia Santa Fe. La avería ocurrió justo frente a la casa de la familia Boggino, que sin saber a quién asistían salió inmediatamente a ayudar. “Mis padres colaboraron en solucionar el desperfecto. Él agradeció con una caja de manzanas, porque dinero no les dio”, recuerda Lucy Boggino, hija de Domingo.
La anécdota de 1933 permanece viva en la memoria del pueblo corondino. Foto: Fernando Nicola
Hasta ese momento, el gesto no era más que un acto de hospitalidad. Pero la sorpresa llegó más tarde, cuando en la casa abrieron el afiche donde venían envueltas las manzanas. “Mi papá ve la foto y reconoce al señor que había estado en el vehículo. Era Gardel”, cuenta Lucy.
La emoción de un recuerdo que quedó en la memoria colectiva
A partir de ese día, la anécdota se convirtió en parte del patrimonio oral de Coronda. La familia Boggino la relató por generaciones, y el episodio pasó a integrar la identidad local. “Para mi viejo fue algo muy emotivo. Siempre lo contaba, siempre lo recordó”, agrega Lucy.
Lucy Boggino recuerda la emoción de su padre al descubrir que había asistido a Carlos Gardel.