Juguetería Pizzico, la historia de un negocio familiar que se convirtió en un ícono de Santa Fe
En el marco de las cinco décadas de la distinción que otorga la Asociación Dirigentes de Empresas (ADE), El Litoral entrevistó a los hermanos que hoy llevan adelante el negocio familiar. Gustavo y Alejandro compartieron un relato de perseverancia, adaptación y la importancia de los valores familiares en el mundo empresarial.
Juguetería Pizzico, una de las emblemáticas empresas con legado la ciudad de Santa Fe. Archivo EL
La historia de la Juguetería Pizzico, un emblema de la ciudad de Santa Fe, es una historia de perseverancia, adaptación y valores familiares. Fundada por su padre, Daniel Pizzico, como un pequeño quiosco, el negocio se expandió para convertirse en un referente del rubro en la región.
Hoy la juguetería continúa vigente y en desarrollo, con el sacrificio y la visión de sus fundadores y sus hijos, Gustavo y Alejandro. En el marco de los 50 años de los premios El Brigadier, los hermanos Pizzico reflexionaron sobre su trayectoria y el valor del reconocimiento que otorga la gente.
Un sueño de barrio que se hizo realidad en Aristóbulo del Valle
El negocio familiar, que hoy se conoce como Juguetería Pizzico, empezó en 1976 como un pequeño quiosco llamado "Kiosco Dani". El local, ubicado en avenida Aristóbulo del Valle, era propiedad de la abuela de Gustavo y Alejandro, Teresa, que también tenía un kiosco. Impulsado por la necesidad y las ganas de progresar, el padre de los hermanos, Daniel, comenzó a vender caramelos y cigarrillos.
Con el tiempo, el negocio familiar se expandió y creció, al punto de que una Navidad, se vieron obligados a trasladar la mercadería de un local a otro para tener más espacio. Ese "capricho del destino" fue el que consolidó la Juguetería Pizzico, dejando el bazar enfrente y la juguetería de este lado de la avenida.
Juguetería Pizzico, año 1999. Archivo El Litoral.
Valores de crianza que forman a un empresario
Para Alejandro y Gustavo, el negocio es más que un trabajo, es parte de su vida y de su identidad. "Nosotros nacimos acá", dice Alejandro, recordando que de chicos comían en la parte de atrás del local y se iban de ahí a la escuela.
Para ambos, las enseñanzas y los valores inculcados por sus padres han sido fundamentales para el desarrollo de la empresa. "Nos dejaron grandes enseñanzas: siempre saber que se puede, que los objetivos por más que sean grandes, si uno se los propone y los va construyendo paso a paso y se van logrando", afirma Alejandro.
Alejandro y Gustavo, los hermanos quienes hoy llevan adelante Juguetería Pizzico.
En un país con una economía "muy difícil y cambiante", los hermanos Pizzico comprendieron que hay que empezar desde abajo para aprender todas las funciones de la empresa, lo que los ayudó a construir una base sólida para el negocio.
El Brigadier, un premio al prestigio y la popularidad
La noche de gala de los premios El Brigadier es un evento emblemático en la ciudad. Para la familia Pizzico, el galardón tiene un valor especial porque es un premio que "lo eligen los santafesinos por una encuesta, la gente que nos compra todos los días".
Alejandro subraya la importancia de este reconocimiento: “El Brigadier premia al empresariado santafesino por ‘prestigio y popularidad’, nosotros éramos una juguetería muy popular y dimos el brochazo con el tema del prestigio".
"Éramos una juguetería muy popular y sumamos prestigio al recibir el Brigadier", dice Alejandro.
El premio no solo les da un valor simbólico, sino que también les brinda la oportunidad de evaluar el desempeño de la empresa y hacer autocrítica. "Las encuestas nos nutren a nosotros para saber si vamos por el camino correcto o no", asegura.
La historia de la Juguetería Pizzico es un ejemplo de cómo la pasión, el esfuerzo y la resiliencia pueden convertir un pequeño quiosco familiar en un emblema de la ciudad de Santa Fe.
Los hermanos Pizzico, que crecieron entre juguetes y artículos de bazar, defendieron la importancia de la adaptación a los nuevos tiempos, pero sin perder de vista los valores que les inculcaron sus padres, los cimientos de una empresa que sigue adelante.